Los vínculos de parentesco entre las transfeminidades y travestis
por Cristian Alejandro Darouiche
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,
Universidad Nacional de Mar del Plata
https://orcid.org/0000-0002-1502-5759
El siguiente artículo presenta un análisis sobre las nociones de familia y los procesos de emparentamiento de madre-hija, entre las mujeres trans y travestis de la ciudad de Mar del Plata, producto de sus formas de sociabilidad y sus condiciones de vida materiales. Esta investigación utiliza la metodología cualitativa, considerando que esta es la forma más eficaz para entender y describir la forma en la que el mundo es comprendido, experimentado y producido por las actrices. Dentro de las posibilidades que ofrece el enfoque cualitativo, se eligió el trabajo de campo etnográfico, ya que el mismo busca comprender las formas en las que las nativas interactúan, se presentan y establecen relaciones. En suma, esta investigación pretende inscribirse principalmente en los debates sobre parentesco y relaciones familiares, mostrando las formas en que las mujeres trans intentan tejer –no sin conflictos– vínculos afectivos de cuidado y solidaridad duradera entre sí, en el contexto particular de sus condiciones de vida. Se apuesta a discutir que no existe una única forma de familia, sino que por el contrario, esta es una ficción cultural y política que sirve para el ordenamiento de las relaciones sociales y la construcción de la realidad social.
Palabras claves: trans, travestis, parentesco, sociabilidad.
Trans mother and daughter.
Kinship ties between transfemininities and transvestites
Abstract
This article presents an analysis of the notions of family and relatedness of mother-daughter relationship trans and transvestite women in the city of Mar del Plata, as a result of their forms of sociability and their material living conditions. This research is based on qualitative methodology, considering that this is the most effective way to understand and describe the way in which the world is understood, experienced and produced by the actresses. Within the possibilities offered by the qualitative approach, ethnographic fieldwork was chosen, since it seeks to understand the ways in which native women interact, present themselves and establish relationships. In short, this research aims to register mainly in the debates on kinship and family relationships, showing the ways in which trans women try to weave -not without conflicts- affective bonds of care and lasting solidarity among themselves, in the particular context of their living conditions. There is not a single form of family, but on the contrary, this is a cultural and political fiction that serves to order social relations and the construction of social reality.
Key words: trans, travesties, kinship, migration, sociability.
RECIBIDO: 31 de mayo de 2023
ACEPTADO: 20 de noviembre de 2023
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: Darouiche, C. (2024). Madre e hija trans. Los vínculos de parentesco entre las transfeminidades y travestis. Etnografías Contemporáneas, 10(19), 62-77.
El siguiente artículo presenta un análisis sobre las nociones de familia y los procesos de emparentamiento (Carsten, 2007, p. 515) entre las mujeres trans y travestis1 de la ciudad de Mar del Plata, a partir del entendimiento de sus formas de sociabilidad y sus condiciones de vida materiales.2 Esta arista ha sido la menos explorada dentro del campo de los estudios trans,*3 por lo tanto, este trabajo es un intento de aportar nuevas dimensiones de análisis y conceptualizaciones, tanto al campo de los estudios de parentesco como en los estudios de las identidades trans* y travestis latinoamericanas, analizando el vínculo de madre-hija trans. Sin embargo, para la descripción y explicación de esta dimensión, se retoman las conclusiones de investigaciones previas que analizaron la sociabilidad, describiendo las diferentes relaciones sociales que las personas trans* y travestis crean bajo determinadas condiciones de vida materiales.
Las configuraciones familiares y los nuevos modelos familiares son fenómenos que han llamado la atención tanto de la antropología como de la sociología. Giddens (1991, p. 189) en su famoso libro Sociología afirma que la diversidad de familias y formas de agregados familiares es una característica distintiva de nuestra época actual (divorcios, monogamia, familia monoparental, familias extensas, familias recompuestas, entre otras). A su vez la perspectiva socio-histórica permite entender que la familia es susceptible de variar extraordinariamente de acuerdo a diferentes condiciones políticas, económicas, ideológicas y jurídicas correspondiente a cada sociedad (Torrado, 2003).
Pero un punto de vital importancia para discutir los vínculos familiares es el lugar del parentesco. Desde sus inicios las ciencias sociales examinaron y repensaron las relaciones entre parentesco y la ideología familiar. En el campo de la sociología, el primero en problematizar la ideología de la familia fue Durkheim (citado en Segalen, 2013, p. 28). Este autor, sin dejar de lado el parentesco, compara en sus formas de residencia y consumo los grupos domésticos que le son contemporáneos, otros de sociedades exóticas y los de las sociedades antiguas. En esa comparación intenta dar cuenta de las transformaciones culturales, sociales y jurídicas que operaron, y cómo fueron cambiando las formas de residencia y lo que se entiende por familia u hogar (Citado en Segalen, 2013, p. 32)
Por su parte, la antropología se interesó en la familia y el grupo doméstico, pero al centrarse en el sistema de parentesco, lo reconoció como uno de los principios de la organización social. Los antropólogos ven al parentesco como un sistema de referencia social y analizan las formas de alianzas y filiación, distinguiendo sistemas de filiación unilineal, bilineal y complementaria, filiación indiferenciada o cognaticia (Segalen, 2013). Los antropólogos entendían que las relaciones de parentesco en las sociedades no occidentales ofrecían la pertenencia a clanes o linajes como a su vez el acceso a bienes, derechos y obligaciones.
Luego de los análisis de Durkheim, la sociología dejó de lado su interés por el parentesco y se centró solamente en la familia como una de las principales instituciones de las sociedades modernas, entendiéndola como la fuente de socializaciones y la transmisión de valores y normas. Por otro lado, en la antropología el parentesco siguió ligado al estudio en las sociedades exóticas, de las formas de alianza y filiación (biológica), para demostrar la simplificación que existía en occidente. Recién durante la segunda mitad del siglo XX, tanto en el campo de la antropología como en el de la sociología, se producen algunas renovaciones de enfoque.
Un ejemplo claro de esas renovaciones o nuevas propuestas es la que realizan los estudios feministas y de género. Sintéticamente, evidencian y reflexionan sobre las desiguales posiciones estructurales y simbólicas entre hombres y mujeres en distintos sistemas de parentesco, además de criticar fuertemente la asociación esencialista entre parentesco y biología (Stone, 2007, p. 416). Numerosas investigaciones sostienen que los sistemas de parentesco concebidos sobre las bases de relaciones consanguíneas y heteroconyugales son producto de determinados contextos políticos y culturales de los cuales se derivan concepciones políticas sobre lo que representa una familia (Schneider, [1979] 2007; Pichardo, 2009; Vespucci, 2017). En tal sentido, Butler ( [2004] 2007, p. 21) afirma que la sociología ha mostrado que existe y persiste una considerable cantidad de relaciones de parentesco que no se ajustan al modelo familiar nuclear que depende de las relaciones biológicas sanguíneas. En última instancia, lo que se intentará explicar es que las relaciones de parentesco y familiares no están determinadas por la biología sino que son construcciones políticas, sociales y culturales e históricas particulares. Por tal razón, no pueden hacerse análisis de esas relaciones sin tener en cuenta los contextos sociales y sin recuperar lo que los sujetos entienden por vivir en familia y en lazos de reciprocidad afectiva y de cuidado.
En buena medida como resultantes de los acalorados debates y avances sobre nuevas legalidades en diversos países, han proliferado investigaciones sobre nuevas familias y nuevas parentalidades gays, lésbicas y trans (Grossi, 2003; Pichardo, 2009; Cardozo, 2010; Vespucci; 2017) que dejan al descubierto las tensiones entre los dominios de lo biológico y lo social para concebir y agenciar las relaciones de parentesco. Estas investigaciones han erosionando la concepción de lo biológico como único fundamento para el parentesco. La pionera en este tipo de investigaciones es Kate Weston (2005), quien estudió la sociabilidad en gays y lesbianas que sufrían discriminación por parte de sus familias biológicas y recreaban vínculos familiares con sus pares.
Hay dos conceptos de suma importancia en el acervo teórico-metodológico de esta investigación. El primero es el concepto de solidaridad duradera difusa de Schneider ([1979] 2007, p. 438) que fue generalmente traducido como amor, cuidado, solidaridad y, en términos nativos, estar ahí para cuidar y ser cuidado. Esta solidaridad duradera difusa se espera que se dé fuertemente en los llamados parientes de sangre o consanguíneos: por ejemplo entre padres-hijos, hermanos, primos, etc., incluyendo a la pareja, aunque algunas veces esta solidaridad puede no ser tan duradera. Este parentesco deviene y reproduce un modelo de familia y parentesco norteamericano (extensible en principio a occidente) que conecta la pareja afectiva-cópula (hetero)sexual-descendencia-consanguinidad. José Ignacio Pichardo (2009), en su investigación sobre familias homoparentales, retoma el concepto como problema para ver cómo se da en personas gays y lésbicas que no tienen hijos y que incluso están enemistados con sus parientes debido al rechazo y la expulsión sufrida por su orientación sexual. Se pregunta Pichardo quién ejerce aquí esos cuidados o solidaridades afectivas. En este trabajo vamos a retomar este concepto pensando en la población de mujeres trans y travestis. Nos preguntamos cómo es que por fuera de sus vínculos de parentesco biológicos, ellas establecen formas de sociabilidad y relaciones de cuidado que permiten ciertas redefiniciones de lo que es una familia.
El segundo concepto importante del acervo teórico, proveniente del ámbito de la antropología y posterior al concepto de Scheneider, es el concepto de emparentamiento creado por Janet Cartsen (2007). Esta autora introduce el concepto como un intento de superar la discusión sobre la relación entre naturaleza y cultura, para presentar al parentesco como un proceso que se materializa entre las personas por medio de diferentes acciones como compartir comida, hogar y cuidados mutuos. En esta investigación, entonces, se concibe que el parentesco puede analizarse como una organización social que puede conformar una unidad doméstica (o no) dentro de la cual se establecen relaciones sociales ligadas a la movilización de recursos para el cuidado mutuo, el apoyo emocional, la reproducción y el mantenimiento de la vida. En este sentido queremos leer los vínculos que se desarrollan entre mujeres trans y travestis en la ciudad de Mar del Plata.
En suma, esta investigación pretende inscribirse principalmente en los debates sobre parentesco y relaciones familiares, y muestra las formas en que las mujeres trans y travestis intentan tejer –no sin conflictos– vínculos afectivos de cuidado y solidaridad duradera entre sí, en el contexto particular de sus condiciones de vida. Se apuesta a discutir que no existe una única forma de familia, sino que por el contrario, esta es una ficción cultural y política que sirve para el ordenamiento de las relaciones sociales y la construcción de la realidad social.
Para sustentar estas afirmaciones, esta investigación analiza las dinámicas de sociabilidad y las nociones de familia que tienen las mujeres trans y travestis de la ciudad de Mar del Plata que ejercen la actividad de sexo comercial callejero.4 Una de las particularidades que presenta la ciudad es que la mayoría de las sujetas son personas migrantes de países limítrofes (Perú, Paraguay, Ecuador). Esta característica añade el cruce entre la migración y la posibilidad de establecer vínculos familiares electivos, y cómo esos vínculos estructuran condiciones materiales de existencia.
En el próximo apartado se harán algunas descripciones metodológicas, para luego pasar a las discusiones y los resultados obtenidos en relación a los vínculos de parentesco de las mujeres trans y travestis de la ciudad de Mar del Plata.
Esta investigación utilizó la metodología cualitativa, considerando que esta es la forma más eficaz para entender y describir la forma en la que el mundo es comprendido, experimentado y producido por las actrices. Dentro de las posibilidades que ofrece el enfoque cualitativo, se eligió el trabajo de campo etnográfico, ya que el mismo busca comprender las formas en las que las nativas interactúan, se presentan y establecen relaciones. A su vez, la etnografía también permite una comprensión sobre cómo las actrices sociales se conciben a sí mismas y a sus otros. El trabajo de campo etnográfico, definido como el estar ahí (Guber, 2012, p. 45), permitió participar en la vida cotidiana de las personas, en espacios y lugares, donde llevan a cabo la mayoría de sus actividades, y captar además lo que ellas hacen, cómo hablan, y cómo negocian el sentido de su vida. El trabajo de campo fue realizado durante el período 2018-2019 en la ciudad de Mar del Plata.
Respecto de las herramientas metodológicas, la investigación hizo uso de la observación participante y las entrevistas cualitativas en profundidad. La observación participante se realizó en diferentes ámbitos de sociabilidad de las mujeres trans y travestis (espacios de militancia, celebraciones de cumpleaños, velorios, espacios urbanos de sexo comercial, entre otros) y en diferentes ámbitos domésticos y de la intimidad. Con la aplicación de dicha técnica se pudo acceder a un conocimiento sobre los comportamientos de la población de estudio en las situaciones naturales de su ambiente y de su vida cotidiana.
Las observaciones participantes estaban orientadas principalmente a capturar las dinámicas de sociabilidad entre las sujetas. Se prestaba mucha atención a los intercambios, a los comportamientos y a su vez en las acciones que ellas desplegaban para crear vínculos –o romperlos– y cómo eso impactaba en las nociones de familia. Los eventos más extremos (en términos sociales) que se presenció –una enfermedad y un velorio– fueron parte de entender cómo ellas actuaban en relación a las categorías de amistad, de familia, y sobre todo en relación a la comunidad ante esas situaciones. A su vez, estos eventos, también se analizaron inscribiéndose en las condiciones de vida particulares “en relación con la ciudad” y estructurales “en relación con su comunidad”.
Las entrevistas cualitativas en profundidad fueron una herramienta metodológica de profundización sobre el análisis y expansión explicativas de categorías recogidas en las observaciones participantes. Es decir, en esa instancia, se intentó reponer algunas cuestiones socio demográficas, cuestiones de sociabilidad, y, sobre todo, explicación y descripción de las relaciones sociales y las relaciones de parentesco, en particular el vínculo de madre/hija trans.
El guión de la entrevista sobre las nociones de familia estuvo creado con categorías del propio campo. Es decir, cuando se preguntaba sobre el vínculo de parentesco madre-hija trans, todas entendían, o conocían, o tenían esas relaciones, por lo que da cuenta de una forma de familia creada y reproducida a durante varios años por las personas trans* y travestis. En una entrevista, una mujer trans de oriunda de Perú se mostró alegre al saber que había personas intentando investigar esta temática. Ella aseguraba que este gesto académico, se inscribía en una acción de justicia o reconocimiento, ya que era darles voz a personas que, a lo largo de su vida, crearon relaciones sociales de cuidado, contención y ayuda mutua en contextos de vulnerabilidad social.
En el contexto de visibilización de los movimientos LGTB (Lesbianas, Gays, Trans,* Bisexuales), uno de los principales discursos que circulaba por las organizaciones, más allá del reclamo de sus derechos, era la discriminación familiar que existía en sus vidas. Esa discriminación era transversal a muchas personas, sin importar la clase, y la misma se manifestaba en la pérdida y/o distanciamiento de sus parientes biológicos; expulsión de sus hogares, y en acciones como la quita del apellido, o la herencia, entre otras. La discriminación familiar fue uno de los ejes centrales de la discusión sobre la aceptación y el respeto de las vidas de las personas LGTB.
En el campo de los estudios académicos, una de las primeras investigadoras que analiza cómo la expulsión familiar reorganiza los vínculos de parentesco fue Kate Weston (2003). La autora se centra solo en el caso en las comunidades gays y lésbicas de San Francisco de los años ochenta, y describe cómo las personas concebían como vínculos familiares a sus amistades, amantes, y ex amantes, producto de la pérdida de sus parientes biológicos tras la salida del armario. Esta es una investigación referente en el marco de los estudios de parentesco, solo que Weston se ocupó de las personas gays y lesbianas, pero no abordó el caso de personas trans.*
Un antecedente significativo dentro de los estudios familiares, que principalmente se centra en el caso de las personas transfemeninas,5 es el documental del año 1998, Paris is burning, dónde la directora Jennie Livingston intenta capturar los espacios de sociabilidad de las personas negras y pobres de Nueva York. En ese documental se observa que tras la expulsión familiar, las personas transfemeninas se organizan y agrupan en relación a una casa y una madre –autoridad de la casa–, y que además de ayudar a competir en los ballroom (bailes), contiene, acompaña, y es un sostén económico y afectivo.
Para el caso latinoamericano de las sociabilidades y las redes de cuidado podemos retomar los primeros análisis de Kornblit, Pecheny y Vujosevich (1998) en donde lxs autores investigan sobre la vida y la formación de la identidad de las personas gays y lesbianas, y cómo ellas re-organizan sus vidas en función de la discriminación social. Pero centrándonos en los estudios trans* y travestis, podemos citar a lxs primerxs antropologxs como Josefina Fernández (2004); Helio Silva, (1993) y Don Kulick (1997) quienes dan cuenta de muchas de las aristas de la vida de las travestis, pero que principalmente han sido lxs primerxs en ocuparse sobre las condiciones de vida de las personas travestis y cuáles eran las dinámicas de sus sociabilidades.
Observamos que en sus descripciones de la sociabilidad –donde se articula la prostitución y migración interna– aparecen algunas figuras como las madrinas: personas más grandes que se hacen cargo de las chicas más jóvenes, las invitan a vivir a sus casas y algunas veces les cobran dinero por ese lugar (Fernández, 2004; Hélio Silva, 1993; Kulick, 1997).
De la misma manera, y con los mismos significados aparece la figura de la madrinhas en otras investigaciones realizadas en otras latitudes latinoamericanas. Un ejemplo de estas investigaciones es la de la antropóloga brasileña Larissa Pelúcio (2005, p. 230). En esta investigación Pelúcio se refiere a las madrinhas como un vínculo de vital importancia para la entrada a la sociabilidad y los ambientes, también para el aprendizaje y los códigos de la calle o para la iniciación de la transición. Al igual que Pelúcio, las investigaciones posteriores, que han centrado sus análisis en otros factores, como por ejemplo la migración (Perez Rippossio, 2021; Vartabedian, 2014; entre otros), han reproducido e insistido en la figura de madrina o transfiolas, entre otras categorías, sin mencionar la figura de las madres.
Si bien esta investigación respeta ese tipo de nominación a esos vínculos, también pretende realizar algunas críticas conceptuales y epistemológicas. La primera de esas críticas es señalar que esas investigaciones han tenido un sesgo completamente economista sobre esos vínculos. Por ejemplo, se han centrado en la ayuda económica para migrar; el aprovechamiento económico, o el intercambio de dinero por ofrecer un lugar para vivir. Consideramos que al centrarse en ese sesgo no han podido capturar la heterogeneidad de los vínculos entre las personas trans* y travestis, ni han podido dar cuenta de que existen otros tipos vínculos anclados más a lo familiar.
A su vez también consideramos que estas investigaciones siguen reproduciendo un ideal de sociabilidad (tanto social como familiar) donde no existen relaciones de poder, ni distinciones de capital, y diferentes posiciones dentro de la estructura social, ni de los grupos y las comunidades. Esas limitaciones han impedido profundizar en una distinción entre madres y madrinas, solapando las primeras a las últimas, y generando una demonización sobre el primer vínculo.
En esta investigación intentamos complejizar el análisis, primero con el entendimiento del escenario cultural, político y social en el que surgen esas relaciones, y segundo, con el análisis de sus desprendimientos. Se considera un aporte al campo de los estudios de parentesco, ya que aseguramos que las relaciones sociales entre las mujeres trans y travestis, en primer lugar, son vividas como relaciones de familia por ellas mismas, como también observamos que implican un tipo de organización social emplazada alrededor de significados relacionados con el cuidado, el cariño y la reproducción de la vida.
Es importante hacer énfasis sobre esto último: el parentesco funciona de manera social, política y económica. Funciona, también, bajos determinados escenarios y el desafío es poder mostrar las diferentes formas de organización y no solapar relaciones sociales producto del capitalismo, o las condiciones de precariedad, a las relaciones de familia.
En consonancia a una realidad que demuestran varias investigaciones (Fernández, 2004; Berkins y Fernández 2005; Wayar, 2007), los relatos de las entrevistadas afirman que el asumir una identidad trans* es un proceso que ocurre desde muy temprana edad6 y al cual la mayoría de sus familias de origen (madres/padres, hermanos/hermanas) se oponen o no aceptan. En el caso particular de las entrevistadas de esta investigación, las familias se oponían, pero además ejercían violencias de diferentes tipos: física (cortes de pelo y golpes), psicológica (insultos o malos tratos), correctiva (haciéndolas realizar trabajo que implican desgaste físico o trabajos relacionados con el rol masculino). El hecho de no ser respetada y sufrir discriminación familiar, sumado al clima de violencia que algunas relatan debido a problemas familiares, lleva a que las personas huyan de sus hogares a muy temprana edad. Desde ese momento comienzan una nueva vida lejos de sus parientes biológicos y en algunos casos en nuevas ciudades o países.
Según lo relatado por las informantes y lo recogido en las observaciones, la madre trans es una persona que te ayuda, que desinteresadamente se preocupa por vos y te da una mano cuando la estás pasando mal. La relación de madre e hija trans es una relación que surge de la amistad de dos personas, una de una edad mayor y otra menor. Siempre se conocen en el boliche, por gente en común o en la calle, cuando la mujer trans y/o travesti es expulsada de sus hogares y la madre la recibe, le comparte el hogar y el alimento (Cartsen, 2007; Wayar, 2007). Es importante remarcar que la elección de la madre, mayormente aparece en ese momento de quiebre con los familiares biológicos y la pérdida del hogar.
–E: ¿Qué es una madre?
–P: Bueno creo que la familia que una elige, para mi, bueno yo tengo mi mamá mi papá mi familia, pero yo siempre tuve aparte de eso una amiga, que le tengo mucho estima y respeto, que fue quien me ayudó, y me pudo ayudar cuando la estaba pasando mal familiarmente y además cuando estaba en la calle, yo le tengo mucho respeto y gratitud. Madre es quien te ayuda, te guía, te enseña las cosas de la vida, porque no todas tenemos la oportunidad de que nuestros padres y nuestras madres nos acepten.
–E: ¿Es alguien mayor siempre?
–P: Sí, con más experiencia vivida.
–E: ¿Y te ayuda con modificaciones corporales?
–P: Y, depende, no te dice qué, pero te va dando pautas ella para que tu misma vayas construyendo tu imagen sola. Si te ayuda económicamente, te enseña. Es un vínculo muy lindo, porque vos elegís de acuerdo a las personas trans más grandes a las que le tenés respeto, a la que te da una mano.
–E: ¿Y cómo es la convivencia?
–P: Al principio vivís con ella, pero después ella te ayuda a que te puedas independizar a hacer tu vida, pero lo que pasa es que muchas después se olvidan de las madres. (Fragmento de una entrevista a una mujer trans oriunda de Perú, año 2019)
La selección de la madre suele ser una filiación voluntaria entre ambas personas y comienza con el nombramiento de una como hija y de la otra como madre. Surge del compartir cosas juntas, como la casa, las comidas, las noches, la construcción identitaria, los romances, entre otras actividades. Una mujer trans puede conocer a muchas personas más grandes, pero elige solo a una como madre, por admiración, o por diferentes cualidades físicas y acumulación de capital social, económico y simbólico.
Otra característica específica del vínculo de madre es que ella suele ser la primera persona que ayuda en el proceso de transición de su hija: le enseña técnicas de maquillaje, le presta sus primeras ropas, pelucas y tacos, le da consejos sobre depilación, ingesta de hormonas y otras cuestiones estéticas. Es importante esta enseñanza debido a que muchas de las transfeminidades no pueden acceder a esos saberes dentro del hogar de sus vínculos biológico. La madre trans aparece como una persona que ayuda a escapar de las imposiciones sexo-genéricas porque enseña las estrategias para subvertirlas y construir una persona y un cuerpo acorde a su autopercepción. A su vez, la madre muchas veces brinda su hogar a la hija para que ella pueda vivir más libre, aunque bajo ciertas condiciones y normas domésticas, hasta que ella pueda juntar su dinero.
Otro de los rasgos generales de las madres trans es que se preocupan y brindan cuidado y atenciones en temas referidos a la salud, problemas económicos y problemas de orden legal. También es una persona a quien pedirle consejos, en quien buscar ayuda y con quien poder confiar, ya que se trata de establecer un máximo nivel de confianza. Respecto de esta cuestión, es interesante hacer saber que en el campo, muchas de las personas cuando atravesaban alguna dificultad de orden más de salud, siempre era su madre la que se ocupaba, le insistía a que fuera al hospital, hablaba con los médicos, entre otras prácticas. Siempre estaba el control sobre el cuidado, sobre hacer bien las cosas, ya que la madre sentía la responsabilidad de tener que cuidar a su hija.
Las hijas, por su parte, son personas que deben cuidar a su madre, tener una conducta de atención y de respeto hacia ellas. Hacer las cosas bien como no caer en adicciones o tener malas compañías; se trata de tener una vida acorde a las buenas conductas para enorgullecer a su madre dentro del ambiente o la comunidad. Que las hijas no respeten a su madre o se comporten mal con otras chicas suelen ser motivos de discusión y oportunidad para responsabilizar a la madre trans por la conducta de su hija.
Esta características suelen ser repetidas en varios de los grupos sociales de personas trans y travestis a los que se accedió por medio del trabajo de campo etnográfico. Se puede observar que gran parte de las personas transfemeninas crean vínculos en los que se despliega una solidaridad duradera y difusa basado principalmente en una copia (no fiel) de los vínculos familiares biológicos. Muchas veces, cuándo aparece la recomposición familiar entre las transfeminidades y los vínculos biológicos, las madres e hijas trans no se olvidan de ese vínculo. Aparece una ampliación de la red familiar, de los vínculos de cuidado. La madre biológica y la madre trans conviven en las acciones y subjetividad de varias personas.
Cuando se afirma que este vínculo aparece en varios grupos de mujeres trans y travestis, nos referimos a que es un vínculo que se da mayormente entre personas nativas, personas que ejercen o no la actividad de sexo comercial. Pero para este trabajo se realizará un recorte más específico y se centrará en el grupo de personas trans migrantes que realizan la actividad de sexo comercial callejero en la ciudad de Mar del Plata, para dar cuenta además cómo la formación de relaciones sociales familiares electivas se cruza con un eje bastante inexplorado como la migración.
En la comunidad trans antes mencionada, la relación de madre e hija es una relación de emparentamiento y de creación de familia. En primer lugar, la madre es quien ayuda a migrar a su hija a la ciudad, es quien le presta el dinero y la recibe en su casa brindándole el calor del hogar, comida y algo de dinero para poder sobrevivir los primeros días. El dinero del pasaje siempre es devuelto por la hija al cabo de un tiempo. Sobre esta práctica me contaron que algunas veces existe un aprovechamiento por parte de algunas personas que prestan el dinero queriendo cobrar el doble, pero cuando eso ocurre siempre es reprobado por sus compañeras.
Hoy nos juntamos con Priscila y con Mari,7 estuvimos charlando mucho sobre el vínculo de madre e hija y la relación entre la migración. Lo primero que hablamos fue la idea reproducida de que la madre si es importante para las primeras cosas, y que muchas veces ella te va a ayudar a migrar, te va a presentar a alguien, te va a prestar el dinero, pero si vive ahí te va a recibir. Otra cosa son las madrinas, que esas algunas veces si se quieren aprovechar de las chicas. Las madres en la migración es una pieza clave, sobre todo si la madre vive en otro país. Ella te va a orientar y además te va a recibir, porque sabe que algunas veces podés estar mejor. También puede pasar que ella se vuelva al país de origen, pero sigue siendo tu madre.
Otro factor es las que se aprovechan ahora, que esas son las madres de migración, o las madrinas, que bueno podés conocer gente buena o gente mala, es un poco y un poco, pero la figura de madre es una figura de familia, respetable, es una figura importante, decían ellas. No hay que confundir y tampoco hay que demonizar porque es una forma en la cual muchas chicas consiguen mejores oportunidades de vida y consiguen entablar vínculos de cuidado, de ayuda, entre otras. (Diario de campo, 22 de septiembre de 2018).
La madre y su hija viven muy poco tiempo juntas, en realidad pocos días; la hija prefiere irse para no molestar la vida –algunas veces matrimonial– de la madre. La madre ayuda a su hija a conseguir un lugar, ya sea con otras chicas o en hoteles y pensiones que ella ya frecuentó durante su llegada a la ciudad. Como la migración sucede siempre en cadenas, muchas veces la hija viene con la madre que ya estuvo, conoce o vive aquí. Aunque no comparten la vivienda por mucho tiempo, ellas pasan buena cantidad de tiempo juntas cocinando, en la calle, durante las tardes, en reuniones, haciendo trámites, atenciones médicas, etc.
La madre tiene un rol importante en la presentación de la hija en la zona de trabajo ya que facilita las disputas por el territorio y la parada con otras personas. Ella es quien le indica dónde va a trabajar, en qué esquina y con quién establecer relaciones y con quién no. También es quien le va a dar indicaciones en relación con la policía para que se maneje con cautela, además de alfabetizarla sobre las leyes del nuevo país, las formas de trato con los clientes, etc. Según lo narrado por las propias entrevistadas, nadie le cobra dinero por estar paradas ni la madre tiene el interés de explotarlas sexualmente. Las hijas son libres de trabajar el tiempo que ellas quieran, cuando quieran, pero en las esquinas asignadas y respetando a las demás compañeras de la zona.
Las madres, a su vez, cumplen un rol profundo de cuidado y asistencia a la vida de las mujeres trans: cuidados relacionados con situaciones de enfermedad como acompañarlas al hospital y ayudarlas en situaciones de adicciones, pero también conversar sobre el estado de salud y transmitir saberes referidos al cuidado del cuerpo, etc. Realizan prácticas de asistencia cuando las hijas tienen problemas legales con la policía y están detenidas o presas, como así también cuando tienen problemas económicos o de necesidades básicas insatisfechas. Es un pacto de reciprocidad que incluye la ayuda en situaciones extremas. Por su parte, las hijas también tienen deberes y obligaciones de cuidado y asistencia con sus madres.
Es importante hacer un pequeño debate en relación a una investigación que trabaja sobre una misma población pero en otro lugar geográfico. El autor Perez Ripossio (2022) trabajó sobre las migraciones trans sudamericanas hacia Argentina. En esta investigación el autor analiza las formas de migrar y cómo son las receptividades, las sociabilidades y las dificultades que viven las chicas en el AMBA. Sin embargo el autor, en su investigación, sigue realizando la misma categorización de estos vínculos como vínculos de madrinas y sobre los que se destaca el aprovechamiento, y las relaciones de poder, aunque –para ser justos– también nombra algunas ventajas y oportunidades del vínculo.
Sin embargo el autor no aclara cuáles pueden ser las diferencias entre vínculos de madrinazgos y los vínculos de madre, ya que muchas veces ese vínculo puede ser una misma persona, o ese vínculo puede ser disociado, y la madrina puede ser una persona que ayuda solo en la migración y la madre es aquella persona que no está en el país y compartió algún momento de su vida con esa persona trans. Pero el autor no matiza, y directamente, en un borramiento epistemológico, no menciona a las madres, la función y la importancia que tiene el vínculo sobre la identidad transfemeninas.
Sabrá el autor, y quienes hacen trabajo de campo, que la figura de madre, aparece en los chistes, en el resaltamiento de las cualidades de una persona, en la figura de algunas trans y travestis mayores, y hasta en las prácticas discursivas diarias de muchas personas trans y travestis de una generación etaria bastante homogénea, pero de diferentes características sociodemográficas como las migrantes y/o las nativas. Es irónico que la renovación de los estudios trans* y de diversidad no hayan podido resaltar esta dimensión de las relaciones sociales, e intentar contribuir más al conocimiento de las formas y estrategias que diferentes grupos crean resistencias de cuidado, ayuda mutua, en situaciones precarias y de vulnerabilidad.
Insistimos en la posibilidad de analizar las relaciones de parentesco que se crean en la comunidad trans y travestis, por fuera de los vínculos biológicos, analizando las condiciones de vida, los tipos de sociabilidad y las formas en las que las personas elaboran estrategias para la reproducción de la vida, la elaboración de cuidados y ayuda mutua, como también las estrategias de vivienda doméstica.8 El análisis no debe solaparse por las visiones ideales de los investigadores sobre lo qué es una familia y sobre las dinámicas de poder que se establecen en determinados grupos sociales. Sobre todo es importante contribuir al análisis de las diferentes maneras en las que las personas y las comunidades se fugan de los modelos tradicionales de familia.
Las relaciones entre madre e hija suele ser una relación entre dos personas individuales, aunque algunas veces esa noción de familia se extiende hacia otras chicas que se reconocen como hermanas, hijas de una misma madre. Entre ellas puede existir una buena relación o no y la madre algunas veces suele interceder para componer las relaciones entre hermanas. Las relaciones entre hermanas de una misma madre también están basadas en situaciones de cuidado entre ellas, pero algunas no tienen la misma potencia que tiene la relación entre madre e hija. Lo llamativo de las relaciones entre hermanas es que ambas pueden elaborar estrategias de cuidado y de contención hacia una madre trans.
Al momento de hacer trabajo de campo, una mujer trans migrante de avanzada edad, atravesó una situación delicada de salud. En ese momento varias de sus hijas, que habían llegado al país por medio de ellas, organizaron rondas de cuidado para asistir al hospital. También ante la falta de oportunidades económicas que tenía esa madre, ellas como hijas, tuvieron que realizar y programar diferentes actividades para recolectar dinero. Además lo llamativo de esa situación fue que varias de ellas, por más de considerarse hijas de una misma madre, entre ellas no se hablaban o habían tenido alguna que otra discusión. Pero ante el evento extremo de salud ellas actuaron como una familia.
¿Por qué esta investigación considera que las relaciones entre madre e hija trans son una relación de emparentamiento y una relación de familia? Si bien aseguramos que es una relación que nace de la amistad, estas relaciones cuadran con las propias del ámbito familiar por, en primer lugar, tener fuertes significados asociados con el cuidado y la atención mutua, es decir, debido a la solidaridad duradera y difusa. Ellas mismas dicen que la madre es una persona considerada familia, alguien importante en sus vidas, ellas son las que te ayudan, las que te forman y sobre todo son aquellas con las que es posible “contar”. En segundo lugar, porque es un vínculo que perdura en el tiempo y, a pesar del distanciamiento, ellas siempre continúan en contacto y reconociéndose como familia. En tercer lugar, porque ellas dicen que al estar solas en un país en el que no conocen a nadie, la madre brinda cuidado, atenciones y las ayudas necesarias. La madre trans convive dentro del universo de los vínculos que pueden considerarse como familia de una persona trans.
Al apostar a esta forma de analizar las formas de familia electivas entre mujeres trans y travestis abre la posibilidad de pensar, y preguntar, ¿cómo se relacionan las personas trans y las personas gays en términos familiares?; ¿qué ocurre dentro de la comunidad LGTB y sus relaciones sociales, es posible mostrar una reorganización familiar y una vinculación electiva?
Se vuelve de vital interés además mostrar las formas de vida que tienen los miembros de la comunidad LGTB -y sobre todo las personas trans y travestis-, ya que su invisibilización acarrea falta de argumentos ante algunas dificultades legales. Al presenciar eventos extremos como velorios y/o enfermedades, se encontró que muchas de las madres trans no podían tomar decisiones y/o acompañar a sus hijas por no ser parientes directo -algo entendible-, pero los agentes estatales tampoco entendían que esas personas habían sido expulsadas y/o discriminadas por sus familias y lo único que tenían era a esa madre trans.
En este trabajo se buscó analizar los procesos de emparentamiento y las nociones de familia que construyen las transfeminidades y travestis de la ciudad de Mar del Plata. A través del trabajo de campo se presentó el vínculo de madre-hija, entendiendo esta relación como un vínculo familiar electivo, en el cual se despliegan y aparecen solidaridades duraderas y difusas, traducidas en amor, cuidado, compartir el hogar y el alimento. Entendemos este proceso de emparentamiento producto, en primer lugar, de las exclusiones que viven (vivieron) las personas transfemeninas en sus vínculos familiares biológicos al asumir una nueva identidad de género. En segundo lugar, también propio de las condiciones sociales, políticas y culturales de la ciudad, entre ellas la migración, la falta de oportunidades laborales, el ejercicio del sexo comercial, etc. Este trabajo es una apuesta a la incorporación de los vínculos de parentesco y al estudio de las nuevas formas familiares producidas por fuera de los parientes biológicos y en condiciones de vida particulares.
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1. En el siguiente trabajo se hace referencia a las identidades autopercibidas por las propias sujetas de esta investigación.
2. El presente artículo se desprende de una tesis de Licenciatura en Sociología defendida en el año 2019 en la Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata. A su vez la investigación fue financiada por el Consejo Interuniversitario Nacional dentro de la categoría de Becas a la Estimulación Científica año 2018.
3. Cuando se utiliza el concepto trans* se hace referencia tanto a las transmasculinidades y transfeminidades. Vale recordar que este es un concepto paraguas creado tanto por el activismo como por los estudios académicos.
4. En el siguiente trabajo se hablara de sexo comercial y no de prostitución o trabajo sexual. Esta opción es un intento de matizar las múltiples posiciones que se encontraron en el campo. Es de público conocimiento que el 70% de la población de mujeres trans y travestis tiene como único ingreso económico la prostitución y/o el trabajo sexual, por no tener oportunidades reales de trabajo, y eso las coloca en una situación de vulnerabilidad y no elección. Pero también es sabido que hay muchas personas travestis y trans que se autoidentifican como trabajadoras sexuales. En el campo se encontraron ambas posturas, algunas se identificaban como trabajadoras sexuales y otras estaban en la calle porque no tenían otra oportunidad laboral formal. Es por eso que trabajo decide hablar de sexo comercial entendiendo las implicancias políticas y epistemológicas de utilizar el término tanto de en situación de prostitución como de trabajadoras sexuales.
5. Se utiliza el término transfemeninas para hablar de aquellas personas que se autoidentifican como travestis, transgéneros, transexuales, mujeres trans. Es decir todas aquellas identidades trans que se identifican con características del género femenino.
6. Si bien varias investigaciones académicas y el activismo afirman esta realidad, también se sabe que el proceso de asunción de la identidad de género también puede ocurrir en la adultez.
7. Todos los nombres de las sujetas de esta investigación son ficticios tal como lo sugieren los protocolos de investigación en Ciencias Sociales.
8. Este punto es de vital importancia, ya al día de la fecha, a pesar de todas las políticas públicas, las personas trans y travestis todavía son el grupo al que le cuesta acceder a las viviendas debido al prejuicio y la discriminación (Darouiche, 2019, entre otros).