Introducción

China y las transformaciones del capitalismo contemporáneo

por Máximo Badaró11. IDAES-UNSAM, C (…)

Este dossier especial intenta realizar una contribución al todavía escaso campo de estudios sobre la China contemporánea en la antropología latinoamericana. En la actualidad, no es ninguna novedad señalar que China ocupa un lugar protagónico en el capitalismo global. Después de tres décadas de reformas orientadas a una mayor apertura y liberalización económica, la austeridad y las restricciones materiales que la habían caracterizado durante la etapa maoísta dieron lugar a un proceso acelerado de industrialización, urbanización y crecimiento de la riqueza. Este proceso también ha contribuido a la construcción de nuevas subjetividades y nuevas relaciones sociales así como a la creación de nuevas formas de la desigualdad y al reforzamiento de otras ya existentes (Davis, 2000; Goodman, 2008; Ngai, 2003; Zhang, 2010; Zhang y Ong, 2008).

El acelerado crecimiento económico de China y su producción masiva de mercaderías también ha modificado drásticamente el escenario económico global.22. Como es sabido (…) La demanda china de materias primas y la rápida expansión de inversiones de empresas estatales y privadas chinas constituyen uno de los principales motores del crecimiento económico de la mayoría de los países de América Latina (Cesarin y Moneta, 2005; Hearn y Manriquez, 2011; Moneta y Cesarín, 2012)33. Ver también lo (…) y África (Brautigam, 2010). En el caso de Argentina, su vínculo comercial con China se ha intensificado en los últimos diez años, y en la actualidad el país asiático ocupa el segundo lugar de destino de las exportaciones argentinas, principalmente bienes primarios y recursos naturales. Y también ha aumentado considerablemente la importación de bienes provenientes de China, en su mayoría productos manufacturados.

Si bien la drástica transformación de China está reconfigurando el capitalismo contemporáneo, este proceso histórico posee escasa presencia en la agenda de investigación de la antropología y las ciencias sociales latinoamericanas. En la Argentina, por ejemplo, el reducido campo de estudios académicos sobre China contemporánea se concentra en investigaciones que estudian desde la economía política y las relaciones internacionales el rol de China como actor político global y sus relaciones comerciales y políticas con América Latina (Bolinaga, 2015; Cesarin, 2006; Moneta, 2011; Malena, 2010; Oviedo, 2006; Slipak, 2014). A su vez, existen algunas investigaciones en curso sobre prácticas y procesos identitarios de inmigrantes chinos y taiwaneses (para uno de los pocos resultados publicados de estas investigaciones, ver el artículo de Luciana Denardi en este dossier y Denardi, 2015).44. Para estudios (…)

Al mismo tiempo, vale la pena señalar que prácticamente no existen investigaciones de campo en China realizadas por investigadores argentinos o latinoamericanos que analicen con una perspectiva sociológica o antropológica las transformaciones actuales de este país asiático y sus implicancias a nivel global (una excepción es el trabajo de la antropóloga brasilera Pinheiro Machado, 2011). De todos modos, en los últimos años, algunos investigadores se han “encontrado con China” en los diferentes ámbitos donde desarrollan sus investigaciones en América Latina –minería, migrantes, empresas estatales chinas, turismo, etc.–, por lo cual es de esperar que en el corto plazo esta irrupción de China en la vida económica y social de América Latina se vea reflejada con mayor fuerza en la agenda de investigación académica de la región.

De hecho, en la actualidad es difícil estudiar cualquier temática clave del capitalismo contemporáneo sin encontrarse con el carácter expansivo del crecimiento económico chino y su protagonismo político a nivel global. Este fenómeno ha recibido diferentes interpretaciones. Para Harvey (2005), por ejemplo, el crecimiento económico de China responde al avance de las políticas neoliberales en diferentes países del mundo a partir de la década de los setenta. Este proceso revela que la economía de mercado y la privatización no necesitan de un estado liberal-democrático para expandirse, sino que pueden articularse con un fuerte control estatal de la economía y la sociedad. Para Arrighi (2007), en cambio, la explicación no debe buscarse únicamente en factores externos a China, sino en las particularidades históricas, los legados políticos y las innovaciones institucionales del Estado chino, que sentaron las bases para el despegue económico de este país. Por ejemplo, las políticas estatales de incorporación masiva de poblaciones y regiones rurales a procesos de industrialización y urbanización.

A diferencia de estas explicaciones generalistas, la mayoría de las interpretaciones antropológicas del capitalismo chino, al menos las del campo académico estadounidense, privilegian el análisis de los sentidos que el Estado y el mercado adquieren en prácticas e ideas concretas y cotidianas. Sin ignorar las dinámicas globales en las que se inscribe el crecimiento de China, los estudios antropológicos exploran las transformaciones de las relaciones sociales, las subjetividades, la sexualidad, las emociones, la familia, los gustos estéticos, el trabajo, las relaciones de género, la educación, la vida urbana, entre otros ámbitos de la vida social (Chen, 2001; Hoffman, 2010; Ong, 2006; Ong y Zhang, 2008; Osburg, 2013; Rofel, 2007; Zhang, 2010).

Estos estudios muestran que el funcionamiento del capitalismo y la economía de mercado en China está fuertemente anclado en redes de parentesco, étnicas, territoriales, políticas e institucionales, donde circulan bienes, favores, intereses, prestigio, obligaciones y sentimientos personales orientados a la consumación de diferentes objetivos. En estas redes, las fronteras entre gobierno y sociedad, Estado y mercado, público y privado, local, nacional y global, entre otras categorías, son lábiles y están en constante redefinición.

Los estudios antropológicos también ponen de relieve la preeminencia en estas redes de algunas categorías culturales como guanxi (relaciones personales), renqin (sentimientos humanos) y mianzi (rostro o prestigio personal), cuyo análisis ha dado lugar a una extensa literatura (a modo de ejemplo, ver la compilación Gold, Guthri y Wank, 2002, y los artículos de Osburg, Steinmüller y Denardi en este dossier). Si bien estas nociones suelen adquirir un lugar protagónico en las explicaciones culturalistas más clásicas del funcionamiento del mercado y las relaciones sociales en China, la mayoría de los estudios antropológicos más recientes muestran que se trata de categorías que remiten a significados y prácticas diversas que en la actualidad atraviesan procesos de acelerada transformación y redefinición.

Los artículos del dossier

Los artículos que integran este dossier han sido escritos por antropólogos que viven y trabajan en China (Horacio Ortiz, Shao Jing y Yinong Zhang), Estados Unidos (John Osburg), Inglaterra (Hans Steinmüller) y Argentina (Luciana Denardi). Los artículos abarcan una multiplicidad de temáticas y problemas relacionados con las transformaciones actuales de China: las prácticas y los circuitos financieros, el consumo y las transformaciones del estatus de las elites, las interacción entre funcionarios estatales y ciudadanos en el ámbito rural, la relación entre mercado, políticas de salud y VIH-SIDA, la revitalización étnica y religiosa, y las redes comerciales de migrantes chinos y taiwaneses en Buenos Aires.

El artículo de Horacio Ortiz explora la producción de imaginarios sobre la finanza global a través de un análisis de las instituciones y prácticas profesionales involucradas en la inversión extranjera en China y la inversión china en el extranjero. Su artículo muestra cómo los analistas financieros que trabajan en este sector movilizan categorías como “Estado”, “mercado”, “inversor”, “China”, “Occidente” y lo “global”, entre otras, para construir el “valor financiero” de las operaciones en las que intervienen y para dar legitimidad a sus prácticas profesionales.

El artículo de John Osburg analiza las transformaciones de los significados y las prácticas del consumo de lujo de las elites chinas. El artículo muestra que estos grupos viven su riqueza y su estatus social como una posición sumamente vulnerable que se encuentra constantemente amenazada por la posible ruptura de los vínculos políticos y sociales que la sostienen, la creciente condena política y moral de la sociedad y el gobierno chino a la ostentación de la riqueza, las visiones nacionalistas del consumo y la rápida transformación de los criterios de distinción social en este país.

El artículo de Shao Jing pone en evidencia una de las facetas más oscuras y trágicas del crecimiento económico chino. Su trabajo muestra cómo el entrelazamiento de políticas gubernamentales de salud, la avidez de rédito económico de la industria de medicamentos, las transformaciones económicas del mundo rural y las políticas estatales orientadas al libre mercado fueron determinantes en la expansión de una epidemia de VIH-SIDA en China. En este contexto, el plasma sanguíneo humano se transformó en un recurso económico para las poblaciones rurales y en un factor determinante de su vulnerabilidad epidemiológica y social.

El artículo de Hans Steinmüller explora dos ámbitos de interacción directa entre funcionarios de gobierno y campesinos en un pueblo de la China rural: un programa gubernamental de mejora de las fachadas de las viviendas y el funeral de un familiar de un cuadro político local. Su análisis pone en escena los conflictos, las tensiones y las contradicciones de la reproducción cotidiana del Estado en China, donde se expresan moralidades, símbolos y cosmologías relacionados con diferentes momentos de la historia de este país.

El artículo de Yinong Zhang muestra cómo la revitalización étnica y religiosa en dos comunidades del oeste de China está íntimamente relacionada con las políticas estatales hacia las minorías étnicas y la adopción de una economía de mercado posteriores a la década de los ochenta, que derivaron en la redefinición de la posición económica y las relaciones de poder entre las mayorías tibetanas y las minorías musulmanas en esta región.

Finalmente, el artículo de Luciana Denardi explora las redes comerciales en las que intervienen personas que se identifican como chinos, taiwaneses y argentinos en Buenos Aires. El estudio revela las heterogeneidades y disputas que existen entre los integrantes de una supuesta “comunidad migrante”, que remiten a las diferentes experiencias migratorias, los conflictos nacionalistas, y los vínculos políticos y económicos nacionales y transnacionales de estos grupos.

El mercado, el Estado y la historia

A pesar de la diversidad de temas que abarcan, estos artículos convergen en la problematización y el análisis de, al menos, tres ejes centrales para la comprensión de las transformaciones de China y su rol en el capitalismo contemporáneo: el mercado, el Estado y la historia.

Por un lado, la mayoría de los artículos muestran cómo la incorporación de políticas orientadas al mercado, la disponibilidad de nuevos bienes de consumo y la acelerada creación y exhibición de la riqueza intervienen en la reconfiguración de las prácticas y las relaciones sociales de grupos que hasta hace pocas décadas atrás vivían en la completa austeridad material y bajo el absoluto control estatal de la economía.

En los artículos, vemos que ámbitos y prácticas tan diversos como la distinción simbólica y moral de las personas, los rituales funerarios y la construcción del poder político local, las jerarquías étnicas y religiosas, las actividades de las diásporas chinas y taiwanesas, las prácticas profesionales y las prácticas sanitarias de la población están fuertemente marcadas por las lógicas del mercado y de la acumulación de riqueza económica, así como por la redefinición de los sentidos morales que despiertan las transformaciones actuales de China.

Los artículos también muestran que el frenético avance de la economía de mercado y la acumulación de riqueza se desarrollan bajo la promoción y la regulación estricta de Estado chino. Lo que queda claro en estos trabajos es que en China, como en otros lugares del mundo, el mercado no es una entidad homogénea y unívoca, sino que posee significados y modalidades de acción y localización diversas (Zhang y Ong, 2008). A su vez, la construcción y reproducción del Estado y la autoridad política en el nivel local no está exenta de ambigüedades, contradicciones y tensiones más o menos explícitas en la relación con los ciudadanos.

Por otra parte, la mayoría de los artículos convergen en mostrar cómo las múltiples capas de la historia de China se expresan en su vida económica, política y social actual. En el intercambio mercantil y la producción de riqueza, así como en el ejercicio del poder político, intervienen y se yuxtaponen temporalidades, repertorios morales e intereses múltiples y muchas veces contradictorios: austeridad e igualitarismo maoísta, ostentación y consumo conspicuo, valores confucionistas, tradiciones religiosas y culturales, imaginarios nacionalistas, pragmatismo mercantil y cosmopolitismo.

Más allá de los orientalismos

Por último, cabe señalar que los artículos de este dossier desarrollan un enfoque analítico que intenta alejarse de las perspectivas que presuponen una diferencia radical entre Oriente y Occidente, tal como sostiene el enfoque orientalista que ha marcado las miradas sobre China durante décadas. En la actualidad, este orientalismo clásico no solo continua vigente en muchos enfoque académicos, políticos y periodísticos sobre este país, sino que también constituye un recurso al que apelan diferentes sectores de las elites chinas para legitimar sus prácticas políticas y económicas. Según algunos autores, el “orientalismo de los orientales” (Dirlik, 1996) utiliza a la cultura y la historia como discursos de legitimación de las políticas neoliberales, así como también para controlar la sociedad y promover sentimientos nacionalistas, atraer capital global y establecer negocios o monopolizar posiciones en redes comerciales (Ong, 1999).

Paradójicamente, mientras el “auto-orientalismo” adquiere mayor fuerza en China, algunos autores, como Vukovich (2012), sostienen que en diferentes ámbitos académicos anglosajones se ha desarrollado una nueva forma de orientalismo sinológico que ha pasado de la lógica de la “diferencia esencial” a la lógica de la “similitud” o la equivalencia entre China y Occidente. Según esta perspectiva, el drástico crecimiento de las ciudades en China, su pujante desarrollo económico y su rol protagónico en el capitalismo global serían indicadores de que este país se está transformando en uno de “nosotros”, es decir, en un actor muy similar a Occidente. Se trata, sostiene este autor, de un orientalismo de la similitud que consagra a la modernidad liberal y a la economía de mercado como las visiones triunfantes del mundo actual.

Más allá de los viejos y nuevos orientalismos, los artículos que integran este dossier muestran el carácter problemático de las categorías analíticas en las que se basan muchos de los estudios sobre China: Oriente, Occidente, China, chinos, minoría étnica, tradición, cultura china, confucianismo, guanxi, etc. El dossier pone en evidencia que estas categorías y oposiciones siempre remiten a preguntas abiertas cuyas respuestas están sujetas al contexto y la historia, antes que a objetos de conocimiento, lugares, prácticas o culturas estables y permanentes. Sus fronteras y significados son móviles, borrosos y altamente contextuales.

Por este motivo, ya no se trata de transformar a China en un objeto de estudio exótico y claramente identificable, sino de explorar las múltiples prácticas, ideas, escenarios y actores que intervienen en la construcción de la China actual, así como su rol en la configuración del capitalismo contemporáneo. Esperamos que los artículos de este dossier realicen un aporte en esta dirección.

Bibliografía

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Zhang, Li, y Ong, Aihwa (eds.) (2008). Privatizing China: Socialism from Afar. Ithaca, Cornell University Press.

1.

IDAES-UNSAM, CONICET.

2.

Como es sabido, China tuvo en otros períodos de su historia un fuerte desarrollo económico y comercial, y un rol central en la economía mundial (Pomeranz, 2000).

3.

Ver también los artículos del número especial “El desembarco chino en América Latina” publicado por la revista Nueva Sociedad, N° 259, 2015.

4.

Para estudios de inmigrantes coreanos en Argentina, ver Mera (1998) y Courtis (2000). Para un análisis de la migración china en Colombia, ver Fleischer (2012).