Vol. 5 Núm. 9: Etnografías de lo digital: reflexiones y experiencias de campo multisituadas y (des) situadas

Introducción al dossier

por Di Prospero, Carolina1, y Daniel Daza Prado2

Di Prospero, Carolina, y Daniel Daza Prado (2019). “Etnografía (de lo) digital - Introducción al dossier”, Etnografías Contemporáneas, año 5, N° 9, pp. 66-72.

 

Si tuviéramos que definir el campo de la Etnografía (de lo) digital en una oración, podríamos decir que se trata de una metodología interesada en indagar y reflexionar tanto al mundo contemporáneo como a la relación con nuestros sujetos de estudio mediatizados digitalmente.

Por un lado, en cuanto al mundo digitalmente mediatizado, el abordaje se orientaría a objetos de estudio atravesados por lo digital, intentando ir más allá de aquello que se ve en la superficie: dispositivos digitales de todo el mundo relacionándose de manera dinámica y continua, nuevas prácticas de interacción y formas de ser y estar.

Por otro lado. también podemos afirmar que, en la actualidad, cualquier objeto de estudio de las ciencias sociales está de algún u otro modo alcanzado por Internet y que son muy pocos los campos de estudio que escapan a la red, ya que esta permea prácticamente todos los ámbitos de la vida social, personal y colectiva (Gómez Cruz y Ardèvol, 2013: 194). En este sentido, hacer etnografías de lo digital es etnografiar el mundo contemporáneo.

 

En cuanto a nuevas formas de construir el campo metodológico a partir de técnicas que incorporan lo digital, estamos trabajando dentro de lo que llamamos “etnografía de lo digital”. Esto implica que solemos contactarnos con los sujetos de investigación a través de comunicaciones mediadas digitalmente: podemos estar mirando y trackeando digitalmente lo que ellos hacen, podemos preguntar si nos aceptan en sus redes sociales, escuchar puede implicar leer o percibir y comunicar de otras formas, podemos observar y ser observados al mismo tiempo, la toma de notas etnográficas puede ser reemplazada por videos, audios, fotografía o blogs (Ekdale, 2013; Pink, 2016). En este sentido, se trata de explorar las consecuencias de la presencia de las comunicaciones mediadas dando forma a nuevas técnicas a través de las cuales practicamos la etnografía. El campo de acción etnográfica se amplía y requiere de nuestra atención para poder discernir la manera más adecuada de construirlo, en base a los objetivos de investigación claro, pero también en términos de desarrollar las formas de conexión que los nuevos entornos ofrecen, y por supuesto requiere también de preguntarnos por las cuestiones éticas involucradas (uso de imágenes, audios, etc.) que deben ser acordadas con los mismos sujetos. Así la conectividad misma implica repensar nuestras interacciones (y la de los actores con quienes trabajamos en el campo) con los dispositivos digitales que muchas veces posicionamos en lugares simétricos (aunque no iguales) con múltiples y controvertidos agenciamientos y actuaciones (Latour, 2012).

Lo que llamamos etnografía de lo digital ha venido desarrollándose ampliamente en distintos centros de investigación europeas/os como Christine Hine, Daniel Miller, Don Slater, Sarah Pink, Heather Horst, John Postill, Elisenda Ardévol, Anne Beaulieu) y norteamericanas/os: Sherry Turkle, Annette Markham, Gabriella Coleman, George Marcus, solo por mencionar algunos exponentes del campo. Sin embargo, lentamente comienzan a incorporarse al campo trabajos latinoamericanos que ponen en juego la situacionalidad de una mirada, las brechas digitales y los usos contrahegemónicos que distintos actores sociales hacen de las nuevas tecnologías más allá de la información y la comunicación. Este dossier pretende ser un pequeño aporte a la construcción de una etnografía de lo digital hecha con una mirada particular, situada desde el sur del mundo.

Track. De etnografías y etnográfas/os.

En los primeros estudios antropológicos sobre Internet se lo consideraba un mundo aparte, se pensaba en un yo en la pantalla distinto y sin contacto con el de la realidad física (Turkle 1997). Don Slater (2002: 534) señalaba cuatro propiedades de las tecnologías y su capacidad para crear espacios sociales: virtualidad, espacialidad,desintegración y descorporización. Por esta oposición al mundo físico/real fuero pocos los antropólogos y sociólogos que se interesaron por aquel ciberespacio. Ahora bien, si en Internet había comunidades virtuales y las personas generaban allí una identidad propia y diferenciada, parecía evidente la necesidad de estudiar dichas comunidades etnográficamente (Gómez Cruz y Ardèvol, 2013: 191).

En un segundo momento el crecimiento en la participación de diversos grupos y sociedades en la red con la integración de Internet en las actividades más cotidianas, coincide con lo que se ha denominado la web 2.0 (Wellman y Haythornthwaite, 2002; Bakardjieva, 2008). Habíamos pasado de un mundo de magos de Internet a un mundo de gente común que utiliza internet en forma rutinaria (Wellman, 2004125). Actualmente, han cambiado las preocupaciones y los objetos de estudio. Por ejemplo, de centrarse en preguntas sobre los juegos de identidad en el ciberespacio del primer momento, el interés pasa a estar en cuestiones como la privacidad en Internet, la producción de contenidos o la sociabilización mediada. Hemos pasado de la inmersión en Internet al emerger de Internet en la vida cotidiana. Los temas se extienden y la mediación tecnológica se utiliza para intentar comprender fenómenos más amplios de la cultura y su relación con las prácticas digitales. Con este panorama de temas y objetos de estudio más diversificados, se habla menos de etnografía virtual o de ciberetnografía para pasar a hablar, por ejemplo, de “etnografía conectiva” (Hine, 2007) ya que lo que delimita el campo de estudio son las distintas conexiones que los sujetos trazan fuera y dentro de la red. Y también se comienza a hablar de “etnografía digital”, para referirse a la especificidad de la metodología etnográfica cuando esta se realiza en la red, aunque no termine ni se agote allí.

En este sentido todo abordaje de la red de redes, Internet, casi siempre se ve interpelado por las múltiples líneas de fuga que llevan a problematizar sus materialidades cotidianas como por ejemplo el desarrollo del “Internet de las Cosas”. Objetos cotidianos, como una heladera o un auto, se transforman en “inteligentes” a partir del desarrollo de algoritmos y la conexión interactiva a una Internet cada vez más compleja e imprevisible, en la que el Big Data intenta controlar y predecir comportamientos y consumos.

Actualmente, Internet ha dejado de ser un objeto de estudio propiamente dicho, bien demarcado y delimitado, ha salido de las pantallas para digitalizar la vida cotidiana y constituirse en una parte de los objetos de estudio de cualquier investigador de las sociedades contemporáneas (Gómez Cruz y Ardèvol, 2013).

Files. Sobre los trabajos incluidos en el dossier.

Una de las investigaciones pioneras en pensar y trabajar desde una etnografía digital / conectiva en Latinoamérica es la que aquí presentamos de Oscar Grillo. A partir de una lectura profunda del trabajo de George Marcus sobre etnografía multisituada el texto busca analizar un trabajo de campo realizado por Grillo entre 2003 y 2008 para comprender las modalidades de hacer política de activistas mapuches, en Argentina y Chile. De este modo el artículo muestra cómo, sin demasiadas referencias previas en su área de estudio, se llevó adelante una etnografía que implicó seguir a los actores, a sus metáforas y conflictos en sus múltiples prácticas tanto “dentro” como “fuera” de la red, vista como “parte del mundo”. El texto incluye interesantes planteamientos sobre las definiciones de “campo” que se fueron reconfigurando a partir interpelar los sentidos asignados por entonces a lo on line/off line y los virtual. En esta trama el activismo mapuche aparece constituido por los escenarios transnacionales que incorporan en sus senderos digitales.

Lo multisituado y sus implicancias para el campo etnográfico atravesado por lo digital también es abordado por Jorge Alberto Meneses Cárdenas para el análisis de la relación entre jóvenes universitarias/os indígenas de Colombia, sus contextos, los artefactos digitales en sus interacciones con Internet. El autor utiliza a la plataforma Facebook para rastrear las “huellas digitales” utilizando herramientas etnográficas y también técnicas de minería de datos que le permiten analizar las temporalidades y culturas digitales de esas/os jóvenes indígenas que experimentan “el estar siendo universitarias/os junto al “estar siendo internautas”. Lo móvil de los teléfonos inteligentes y sus aplicaciones de mensajería son utilizadas por el autor para explorar las experiencias atravesadas por antiguas y nuevas precariedades sociales. Finalmente el texto menciona algunos comentarios en relación a la reflexividad etnográfica atravesada por los nuevos desafíos que trae lo digital para las y los etnógrafos.

Por otro lado, caminando por la vereda de la Antropología Visual plenamente inserta en los desafíos del siglo XXI, pero totalmente consciente de su herencia histórica con la formas analógicas de registro y reflexividad, el trabajo de las brasileñas Cornelia Eckert y Ana Luisa Carvalho da Rocha propone un interesante diálogo entre las narrativas etnográficas de investigación y las del entretenimiento propias del campo del desarrollo y experimentación lúdica de los videojuegos. Desde lo que las autoras denominan una "etnografía de la duración" reflexionan sobre las implicancias que tiene para la investigación social conocer las historias fundacionales de la sociedad "gaucha" brasileña organizadas de forma novedosa dentro un juego hipermedial en el que cada participante sigue sus propios caminos, tal como ocurriría en el trabajo de campo etnográfico. Las experiencias de diseñar el videojuego en base a criterios de mecánica, dinámica y estética, lleva a las autoras a un análisis desde adentro mismo de la experimentación etnográfica con lenguajes generalmente excluidos del trabajo antropológico pero necesarios para pensar nuevas formas de construir y comunicar los conocimientos.

Creemos que una de las riquezas del presente dossier es que podremos tomar contacto tanto con reflexiones etnográficas como con etnografías cuyos objetos de estudio son total o parcialmente digitales. Así, el trabajo de Raira Boher dos Santos muestra el esfuerzo de los actores sociales por construir un mundo aparte en entornos digitales. La autora aborda las relaciones que involucran prácticas de BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) en el Mundo Virtual Digital 3D Second Life, con el fin de comprender las comunidades generadas en torno a las actividades fetichistas, así como los desdoblamientos afectivos y amorosos que resultan de lazos complejos entre practicantes de esas sexualidades. Para sus sujetos de investigación, la posibilidad de cambio identitario es frecuente, no sólo por la posibilidad de transformaciones en el avatar o usos de otros avatares alternativos, sino también porque los residentes a veces transitan entre gustos y prácticas y por lo tanto grupos, comunidades y ambientes. “Second Life, como ambiente en línea, tiene gran complejidad en términos de imaginación, organización social, sociabilidades, sexualidades y relaciones amorosas, con potencial para elaborar transformaciones en los sujetos”, explica la autora.

Finalmente el dossier presenta una serie de textos que abordan directamente la dimensión política en diferentes aspectos de sus objetos de estudio. Uno de ellos es el de Jair de Souza Ramos, quien analiza el desarrollo de las conexiones en red a través de la circulación de mensajes y la producción de acción colectiva por medio de eventos críticos en las estrategias que opusieron en Internet grupos religiosos y movimientos feministas y LGBT. La investigación que generó su artículo tuvo dos objetivos simultáneos: el primero consistió en examinar cómo se da la relación de circularidad y retroalimentación entre prácticas sociales desarrolladas en espacios sociales dentro y fuera de la red. El segundo objetivo consistió en examinar la movilización política, las tomas de posición y las representaciones acerca de los derechos sexuales y reproductivos que se ponen en juego en las acciones y en la circulación de mensajes producidos en la disputa política en torno a decisiones judiciales, producción legislativa y orientación de políticas públicas. El trabajo del autor evidencia la articulación entre diferentes medios y las continuidades entre on y offline.

Por su parte, Elisenda Ardèvol e Isabel Travancas proponen una incursión en el concepto de materialidad digital explorando la producción de sentido como acción política, en el flujo de relaciones, conexiones y sensorialidades a partir del trabajo de campo realizado en torno a las campañas activistas de escribir cartas a “presos políticos” en Brasil y Catalunya. El objeto de su análisis se centra en la carta y su circulación como eje de las campañas, ampliando el concepto de etnografía digital para abarcar un trabajo de campo que transita entre las redes sociales y las plazas, y que descentra lo digital y su impacto social como núcleo de la indagación sobre el papel de las redes sociales en la acción política. En este trabajo se busca comprender las transformaciones, continuidades y discontinuidades de los movimientos sociales a raíz de la introducción de las tecnologías digitales o la incidencia de las redes sociales en la práctica política.

Para finalizar nos encontramos con las nuevas prácticas políticas cotidianas vecinales en torno a las problemáticas de seguridad en el espacio urbano, indagadas por Joaquín Vélez en su artículo Ciudades, tecnologías e (in)seguridades: la imbricación de redes sociales y servicios de mensajería en la (auto)gestión securitaria del espacio urbano. El autor describe y trabaja con emergentes del campo que evidencian usos y prácticas de gestión, control y comunicación por parte de habitantes de la ciudad argentina de La Plata, de forma tal que se producen ensambles entre los soportes digitales y el espacio urbano que despliegan lo que el autor denomina formas de autoconstrucción securitaria. “La pregnancia de la esfera pública virtual se torna un eje central tanto en la delimitación del campo como en la posterior identificación de personas y colectivos relevantes”, explica. A su vez, reflexiona sobre las formas en que los dispositivos y las redes con soportes en internet modulan, regulan y gestionan el espacio urbano, focalizando en personas y colectivos vecinales que abordan problemas de (in)seguridad ciudadana y en los pliegues que se producen entre la ciudad “material” y los usos de plataformas de interacción digital, como Facebook y WhatsApp.

Off. A modo de conclusión.

Como se observa, mayor parte de los trabajos presentan abordajes descriptivos y exploratorios de sus objetos de estudio, esto guarda relación con el enfoque cualitativo de la metodología etnográfica, pero sobre todo con la novedad de sus propuestas, a partir de la irrupción de prácticas y técnicas digitales y los caminos que éstas abren. En este sentido, podemos señalar algunas coincidencias y divergencias de los artículos aquí presentados. Oscar Grillo abre el camino al incorporar el abordaje de la virtualidad como parte del mundo activista mapuche, lo que lo lleva a redefinir su trabajo de campo etnográfico para estudiar dicho activismo. De alguna forma Elisenda Ardèvol e Isabel Travancas con su planteamiento sobre la “materialidad digital” siguen una línea de continuidad con estas formas de pensar a los objetos de estudio atravesados por lo digital. Las autoras incorporan también el análisis de las redes sociales, un punto que también preocupa a Jorge Alberto Meneses Cárdenas en su trabajo sobre un grupo de jóvenes universitarios indígenas en México. Al igual que Grillo este autor destaca lo multisituado en su trabajo y desde allí aborda las interacciones con los dispositivos digitales y las redes sociales que utilizan los sujetos de su investigación.

Otra coincidencia entre estos autores es la reflexión sobre las características del hacer etnográfico en lo digital. Por su parte Jair de Souza Ramos suma, a la línea investigativa que se interesa por lo político de los objetos de estudio, la circulación y producción de mensajes junto con la articulación de diferentes medios digitales de agrupaciones y movimientos sociales. De cierto modo Joaquín Vélez dialoga con este abordaje a partir del estudio de lo que él denomina “formas de autoconstrucción securitaria” utilizadas en redes sociales por vecinos de una ciudad argentina, preocupados por el control tecnológico. Por su parte, Cornelia Eckert y Ana Luisa Carvalho da Rocha añaden una dimensión novedosa a las etnografías de lo digital al proponer otro formato para el texto final de su trabajo sobre la memoria y desarrollar un videojuego hipertextual que permite al navegante hacer sus propios recorridos de conocimiento. En esta línea y a diferencia de los que plantean etnografía lo on line en su continuidad con el mundo material, Raira Boher dos Santos se propuso hacer su investigación etnográfica íntegramente en ese medio para explorar las identidades y relaciones amorosas en una novedosa plataforma on line. Esta autora plantea interesantes diálogos con investigaciones clásicas que también abordan temáticas vinculadas con las identidades y la relaciones amorosas.

Como vimos, la ciencia y la tecnología se desarrollan con lógicas e intereses propios y ajenos que impactan tanto en la aparición de nuevas herramientas (materiales y virtuales) como es sus usos (visibles e invisibles) que interpelan las metodologías de investigación. Esperamos que este conjunto de artículos, con sus particulares abordajes, permita abrir nuevos caminos de exploración etnográfica, tan necesaria en épocas de constante y veloz desarrollo sociotécnico.

Bibliografía

Bakardjieva, Maria (2008). How can Researchers make sense of the issues involved in Collecting and Interpreting Online and Offline data? A response to Shani Orgad. En: Markham, A. y Baym, N. (eds.), p. 54-60. Internet Inquiry. Thousand Oaks, Sage.

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Gómez Cruz, Edgar y Ardévol, Elisenda (2013). “Ethnography and the Field in Media(ted) Studies: a Practice Theory Approach”, Media Ethnography: The Challenges of Breaking Disciplinary Boundaries, Vol. 9, Issue 3, p. 27-46, Dec. 2013.

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1. CONICET, IDAES-UNSAM

2. Observatorio Interuniversitario de Sociedad Tecnología y Educación (UNIPE-UNSAM-UNPAZ).