Reseña

Dolores, experiencias, salidas

Un reporte de las juventudes durante la pandemia en el amba

Autor: Fernando “Chino” Navarro y Pablo Semán (orgs.)
Buenos Aires, RGC Libros, 2022, 190 pp.

Victoria Irisarri1

El libro Dolores, experiencias, salidas. Un reporte de las juventudes durante la pandemia en el AMBA es una investigación sobre jóvenes durante la pandemia de la COVID-19 que asume el riesgo de la urgencia. La pandemia afectó, como señalan los autores, de manera profunda las diversas capas de la estructura social argentina, produciendo cambios que en general son difíciles de analizar en el corto plazo, pero que a su vez exigen un trabajo tan necesario como desafiante para comenzar a recoger las transformaciones y continuidades de la vida social. Así, este libro abre una agenda de investigación a largo plazo sobre juventudes que, con el transcurso del tiempo, permitirá comprender las sedimentaciones de este proceso.

La apuesta del libro es contra el sentido común de los análisis mediáticos y algunos académicos sobre las experiencias vividas en pandemia, en particular entre los jóvenes. Al igual que el resto de la población, durante meses de los años 2020 y 2021, este grupo social vivió el aislamiento social obligatorio conocido en Argentina como ASPO. El libro resalta las representaciones mediáticas acusatorias sobre este grupo etario que le endilgaron una actitud de resistencia al aislamiento obligatorio y un comportamiento irresponsable frente al cuidado común que exigía el nuevo virus. El libro avanza contra estos análisis para dar cuenta de un entramado complejo, donde se expresan al mismo tiempo sufrimientos y nuevas oportunidades, en especial laborales y educativas, que emergieron durante la pandemia que fueron poco abordadas. Entonces, ¿qué experiencias y dolores vivieron estos jóvenes? ¿Cuáles son las salidas posibles?

Para responder estas preguntas, el libro organizado en ocho capítulos, además de la introducción y conclusión, abarca una variedad de tipos de jóvenes que a través de las diversas tecnologías digitales producen e imaginan formas de estudiar y trabajar que, si bien no son nuevas, se aceleraron fuertemente durante este periodo. Así, el libro incluye trabajadores de reparto de plataformas, programadores y estudiantes de distintos niveles educativos que comenzaron o continuaron su formación de forma totalmente digitalizada. En conjunto, estos capítulos dan cuenta de la transformación de la relación entre el adentro y afuera de los hogares, pero también dentro de las propias casas en donde las habitaciones se volvieron espacios protagónicos, por momentos asfixiantes y en otros salvoconductos virtuales al exterior.

Este libro es producto de una investigación colectiva coordinada por Pablo Semán con un equipo integrado por Paula Cuestas, Antonella Jaime, Sofía Pérez Martirena, Violeta Muñoz, Romina Rajoy, Andrés Santos Sharpe y Nicolás Welschinger Lascano. A su vez, esta investigación surge de un diálogo con el referente político y funcionario del gobierno nacional Fernando “Chino” Navarro: un encuentro entre problemas públicos con investigación y reflexión académica. Como parte de ese diálogo, una estrategia del libro es la no explicitación de discusiones teóricas con el fin de alcanzar un público amplio. Sin embargo, la posición teórico-metodológica desde la que se produce esta investigación busca dar cuenta de los ensamblajes heterogéneos entre humanos y objetos, entendiendo la importancia de describir los modos de vínculo específicos entre ellos. Esta posición pragmática descentra y complejiza las actividades de las personas y objetos en conjunto para comprender las transformaciones durante la pandemia. Para abordar temas vinculados a las experiencias vividas en pandemia, los investigadores realizaron diversas técnicas para la producción de datos: entrevistas en profundidad con jóvenes de entre 17 y 24 años de sectores populares y medios, observaciones etnográficas y relevamiento de las interpretaciones elaboradas en los medios de comunicación sobre los jóvenes y en redes sociales.

El recorrido del libro comienza con el capítulo 1, a cargo de Romina Rajoy y Pablo Semán, que se enfoca en las vivencias de jóvenes de diversos estratos sociales y culturales para comprender “la configuración en la se produjeron distintas formas de desestabilización de la vida de la juventud” (2022: 20). El momento de desequilibrio combina el miedo al contagio de miembros de la familia, el deber de asumir las tareas de cuidado dentro del hogar con el tiempo de reflexión y práctica para deseos postergados en donde echaron mano a recursos digitales para formarse como programadores u otros oficios vinculados con la digitalización. El capítulo 2, desarrollado por Pablo Semán, aborda la relación de los jóvenes con el Estado visto como “un agente ambiguo capaz de operar al mismo tiempo el daño y el cuidado” (2022: 36). El capítulo 3, autoría de Antonella Jaime y Pablo Semán, se enfoca en un sector de los jóvenes de sectores populares –sin asumir esa porción como totalidad– que tuvieron mayores dificultades para sostener sus trayectorias educativas. A través de historias particulares, los autores dan cuenta de los mecanismos por los cuales algunos jóvenes se distanciaron de la escuela o universidad y también, en algunos casos, lograron aproximarse nuevamente.

Sofía Pérez Martirena, autora del capítulo 4, presenta las experiencias de trabajadores de plataformas que tuvieron un rol protagónico, especialmente durante el tiempo de aislamiento o confinamiento social. El tema es abordado desde un tipo de trabajador que se encuadra en el trabajo precario, informal e inestable, problemática que, como bien señala la autora, no es novedosa en América Latina. Pero la innovación al abordaje de este problema está dada por un tipo de trabajo que combina el uso de plataformas digitales con la presencialidad de los cuerpos para el reparto de pedidos en la ciudad de La Plata. Los jóvenes que durante la pandemia trabajaron en las plataformas de PedidosYa y Rappi narran sus experiencias sociolaborales que permiten comprender la transformación de las subjetividades juveniles en estos nuevos contextos. Una de las características que señala la autora es una “estricta conducta de autocontrol”. Si las aplicaciones de trabajo exigen una autorregulación permanente para la subsistencia, durante la pandemia a estos jóvenes se les sumó otra exigencia más: la del cuidado de sí y de las personas cercanas, una demanda sin resolución posible, salir a trabajar, pero no contagiar.

También dentro de las posibilidades de trabajo, el capítulo 5, elaborado por Sofía Pérez Martinera, Pablo Semán y Nicolás Welschinger, aborda a un grupo de jóvenes que en un primer análisis parecen ser quienes encontraron una salida durante la pandemia: la programación. Luego, el capítulo 6 del libro, escrito por Nicolás Welschinger aborda uno de los temas que mediáticamente y en la opinión pública aparecieron como más sensibles y controvertidos durante el confinamiento: las experiencias educativas de los sectores populares. Welschinger destaca a lo largo del capítulo las desigualdades acumuladas durante la pandemia, que abarcan desde el equipamiento tecnológico, el acceso a la conectividad, el acompañamiento pedagógico por parte de los docentes y familiares, como también los espacios dentro del hogar para realizar las actividades escolares.

El capítulo 7, elaborado por Andrés Santos Sharpe, se adentra en la vida universitaria de los jóvenes durante la pandemia para comprender la generación de nuevas estrategias y tácticas para la elección y sostenimiento de las carreras universitarias. El autor da cuenta de las dificultades que tuvieron los estudiantes para interiorizar la lógica de las instituciones al no poder asistir de manera presencial a las universidades y desarrollar una sociabilidad interestudiantil, función clave para la inserción académica. A su vez, el autor muestra cierto desplazamiento de la universidad como fuente principal para la adquisición de conocimiento. En ese contexto emergen otros tipos de formaciones (cursos cortos y específicos) para acceder al mercado de trabajo. Por último, en el capítulo 8, Paula Cuestas aborda a jóvenes prosumidores que a través de redes sociales como TikTok transformaron una actividad que era una afición en una profesión: influencers de libros.

Uno de los ejes principales que estructura el libro son las tecnologías digitales que fueron protagonistas durante el periodo de aislamiento en donde la relación de intimidad con ellas cambió. Las tecnologías aparecen específicamente como forma de relación para la producción de sociabilidades, trabajo y acceso a espacios educativos. Cada capítulo presenta particularidades sobre estos modos, pero resultan sumamente interesantes algunos abordajes que dan cuenta de las múltiples actividades producidas en torno a las tecnologías: personas que se “desengancharon” de sus vínculos educativos cuando las clases se virtualizaron, pero también otras que, aún con dificultades, encontraron modos de vincularse y desarrollar algún tipo de educación formal frente al corte abrupto de la rutina escolar y continuaron de manera fragmentada, por ejemplo, por WhatsApp; otros que con la expansión de las plataformas generaron empleos (más o menos estables y rentables), que hasta el momento de la pandemia alcanzaban a un grupo muy pequeño de la población, identificado como “población oculta” por su baja o nula representatividad en las estadísticas, como es el caso de los programadores o los productores de contenidos para redes sociales. En conjunto, todas estas investigaciones dan cuenta de las posibilidades que trajeron las tecnologías digitales, pero también de las desigualdades, en particular las educativas.

La pregunta en abierto que recorre el libro es la del futuro después de la pandemia. Estos trabajos dejan algunos indicios de cómo serán los desafíos para la gobernanza y también para las dinámicas de trabajo privado, sobre todo el de plataformas. Por un lado, recogen la erosión con la representación política bastante establecida en los últimos años y acentuada en la pandemia; el cuestionamiento creciente al Estado; la preocupación por la familia y sus desbordes económicos y emocionales; y también, la intensidad con la que se vive el tiempo y las oportunidades laborales que parecen brindar rendimientos inmediatos, aunque sean a corto plazo. El libro da cuenta de las capas geológicas fracturadas de la sociedad en la que se insertan los jóvenes en donde además de las incertidumbres previas a la pandemia centradas especialmente en el acceso al mercado laboral, suman nuevos miedos en torno a la noción de cuidado hacia sus padres, familiares y amigos, los desgastes físicos y emocionales y una relación ambivalente con la tecnología: es a la vez una posibilidad de conexión y contención, pero también de vivir en estado de alerta. Las oportunidades de trabajo que surgieron durante la pandemia están fuertemente atadas al proceso de digitalización en donde el Estado aparece más débil y los ideales de autorregulación y autonomía ganan fuerza. Los trabajos en plataformas que actualmente son asumidos por los jóvenes como temporales y ocasionales, abren interrogantes sobre un tipo de empleo que no solo abarca un primer momento de inserción laboral en medio de una crisis económica y sanitaria para pasar a ser un modo de vida que parece sedimentarse cada vez con más fuerza.


1 Becaria postdoctoral CONICET en Escuela IDAES/UNSAM y docente en FSOC/UBA.