Tecnopolíticas digitales y gobierno de los públicos en el siglo XXI

Un camino de investigación desde la Escuela IDAES

Flavia Costa1
Julián Mónaco
2

Resumen

La pandemia provocada por el virus covid-19 colocó en primer plano un conjunto de tendencias que, si bien no nacieron con ella, sí se aceleraron e intensificaron. Desde las dificultades que enfrentan los Estados para construir soberanía tecnológica en un contexto de plataformización hasta el uso que diferentes actores hacen de los datos masivos (los así llamados big data) como parte de distintas acciones de presión sobre la opinión pública, pasando por la cajanegrización de las tecnologías y la necesidad, muchas veces vivida como obligación, de construir y gestionar las propias audiencias en las redes sociales en busca de un like. ¿Cómo abordar el acontecimiento tecnopolítico contemporáneo desafiando las narrativas que este ofrece sobre sí mismo –que obstaculizan ver las contrapartidas del “progreso tecnológico” e imaginar otros códigos técnicos posibles–? El objetivo de este artículo es presentar la vía de investigación para abordar este acontecimiento tecnopolítico y tecnopoético contemporáneo que desarrollamos en el marco de la Escuela IDAES (UNSAM). Se nutre de dos hipótesis que, al confluir, constituyen una clave de lectura de nuestro tiempo: la Modernidad que habitamos se caracteriza por un doble proceso tendencial de tecnificación y politización de la vida.

Palabras clave: biopolítica, gubernamentalidad, big data, tecnología, arte

Abstract

The pandemic caused by the Covid-19 virus brought to the fore a set of trends that, it is true, were not born with it, but they did accelerate and intensify. From the difficulties that National States face to build technological sovereignty in a context of platformization to the use that different actors make of big data as part of different actions to pressure public opinion, through the blackboxing of technologies and the need (many times experienced as an obligation) to build and manage our own audiences on social networks in search of a like. How to approach the contemporary technopolitical event, challenging the narratives that it offers about itself (which often obstruct the counterparts of “technological progress”, as well as prevent imagining other possible technical codes)? The objective of this article is to present a unique research path to address this type of phenomena that we develop within the Escuela IDAES (UNSAM) and that is nourished by two hypotheses that propose two possible reading keys of Modernity: that of the technification of life and the politicization of life.

Keywords: biopolitics, governmentality, big data, technology, art

Introducción

Desde las dificultades que enfrentan los Estados nación para construir soberanía tecnológica en un contexto de plataformización hasta el uso que diferentes actores hacen de los datos masivos (los así llamados big data) como parte de distintas acciones de presión sobre la opinión pública, pasando por la cajanegrización de las tecnologías y la necesidad (muchas veces vivida como una obligación) de construir y gestionar nuestras propias audiencias en las redes sociales en busca de un like: la pandemia provocada por el virus covid-19 colocó en primer plano un conjunto de tendencias que, si bien no nacieron con ella, sí se aceleraron e intensificaron con el shock de virtualización impulsado por el aislamiento. Bajo estas condiciones, ¿cómo abordar el acontecimiento tecnopolítico contemporáneo desafiando las narrativas que este ofrece sobre sí mismo (y que muchas veces obturan las contrapartidas del “progreso tecnológico”, así como impiden imaginar otros códigos técnicos posibles)?

El objetivo de este artículo es presentar una vía de investigación singular para abordar este tipo de fenómenos que desarrollamos en el marco de la Escuela IDAES y que se nutre de dos hipótesis que proponen dos claves de lectura posibles de la Modernidad: la de la tecnificación de la vida y la de la politización de la vida. En la primera sección del texto, reconstruimos estas hipótesis y los campos de estudios que se constituyeron en torno a ellas, en los que abrevan buena parte de nuestras indagaciones: la filosofía de la técnica de las humanidades y los estudios sobre gubernamentalidad. En la segunda, presentamos, de forma sucinta, tres de las principales líneas de trabajo que hemos venido desplegando en el último tiempo. En la tercera, finalmente, nos detenemos en una cuarta línea de indagación, vinculada a la exploración de la inteligencia artificial, que ocupará el centro de nuestras preocupaciones en los próximos años.

Investigar en un cruce de caminos

Nuestra perspectiva (Costa, 2021, pp. 21-28) se nutre de dos hipótesis principales, dos claves de lectura complementarias acerca de la Modernidad: la de la tecnificación de la vida —que es posible reconstruir a partir de la tradición crítica del pensamiento sobre la técnica— y la de la politización de la vida —formulada por Michel Foucault (2000, 2006, 2007, 2008) a mediados de los años setenta del siglo pasado, que abrió paso a los estudios sobre gubernamentalidad—. En este marco, el diagnóstico del presente del que parten nuestros análisis sugiere que, en los últimos años, estos dos procesos tendenciales que involucran y envuelven a la vida por completo se han, por un lado, acelerado e intensificado –en lo que refiere a la tecnificación–, a la vez que se ha expandido el campo de acción del biopoder (Costa, 2021).

La tradición que exploró de forma crítica la primera de estas dos tendencias clave que recorren la Modernidad es de relativa larga data —de hecho, cabría remontarla al menos al siglo XIX, a las primeras décadas posteriores al inicio de la revolución industrial— y no constituye estrictamente hablando una disciplina, ni una escuela, ni una corriente. Se estructuró, más bien, a partir de un conjunto heterogéneo de textos, autores, nociones y perspectivas que, en conjunto y solo retrospectivamente, se han organizado como parte de lo que el estadounidense Carl Mitcham, en un trabajo pionero de reconstrucción del campo titulado “¿Qué es la filosofía de la tecnología?” (1985), denominó la “filosofía de la tecnología de las humanidades”. Sobre la base de nuestro propio trabajo de sistematización, creemos que es importante prestar atención a una suerte de diagonal que atraviesa estas indagaciones: el punto de vista que entiende que la técnica, por cuanto involucra procesos antropogenéticos, ontológicos y epistémicos densos, se ubica en el ámbito de la dimensión propiamente ético-política, el plano de la forma de vida.

En la medida en que delegamos en los aparatos físicos o sociales procesos y decisiones de primer orden —como la producción y distribución de la energía, la distribución de recursos financieros, el futuro del sistema político—; en tanto nos hibridamos con las tecnologías, las hacemos cuerpo y carne, las incorporamos y las encarnamos a través de prótesis, trasplantes, implantes; cuando programamos la dotación genética de nuestra descendencia; cuando aprendemos qué y quiénes somos leyendo datos a través de máquinas sin las cuales no podríamos conocernos de ese modo; cuando entregamos los datos fundamentales de nuestras relaciones sociales a máquinas conectadas con las más grandes agencias de recopilación y análisis de información política o comercial, es nuestra forma de vida la que está deviniendo infotecnológica (Lash, 2005).

Estrictamente en los planos local y regional, la aparición reciente de un Glosario de filosofía de la técnica (Parente, Berti y Celis, 2020) que reconstruye los conceptos y los tópicos articuladores de la discusión contemporánea en las indagaciones sobre la técnica da cuenta de la espesura que esta línea de trabajo está adquiriendo en nuestro medio.3 En el tipo de análisis que desarrollamos, proponemos pensar este tipo de procesos interceptados, y a su modo potenciados, por la segunda línea de fuerzas, aquella que politiza la vida, la vuelve el centro de los juegos y relaciones de poder. En este sentido, la “tesis biopolítica” propuesta por Foucault consiste en afirmar que la Modernidad puede ser leída como un largo proceso de conversión de la vida de los seres humanos, como individuos pero sobre todo, como multiplicidades, en el eje de gravedad de la política.

En su reconstrucción de las distintas racionalidades y tecnologías políticas que operaron a lo largo de la historia de Occidente, Foucault (2006, 2007) se detuvo, en particular, en el proceso a través del cual el Estado monárquico —orientado por la “razón de Estado”— se modernizó muy lentamente, sobre todo a partir del siglo XVI, cuando se abrió paso el liberalismo de los siglos XVIII y XIX. Entre el poder soberano —aquel que, precisamente, fundó los Estados europeos— y el liberalismo, existió una diferencia fundamental: si al primero, en su obsesión por obtener y conservar territorios para el Príncipe, se le escapaban todo un conjunto de procesos tanto de nivel molar como de nivel molecular, el segundo, en su afán de intensificación productiva, se concentró, en cambio, en coordinar la urdimbre población-territorio-riquezas, que había comenzado a ser conceptualizada a lo largo del siglo XVII. En otras palabras, el liberalismo planteó la existencia de una realidad poblacional capaz de una productividad que permanecía opaca para una visión restringida únicamente al problema de la propiedad territorial y que comenzó a ser atendida por los Estados nación.

Se trató, explica Foucault, tanto de “una discusión de filosofía política [...] que muestra con claridad cómo se comienza a problematizar la cuestión de la vida en el campo del pensamiento político, del análisis del poder político”, como de una transformación radical ya no solo en el plano de la teoría, “sino más bien en el de los mecanismos, las técnicas, las tecnologías de poder” (2000, p. 219). De este modo, la vida y los cuerpos del individuo y de las poblaciones ingresaron en los cálculos del poder, que comenzó a librar alianzas y disputas por la gestión de lo viviente (Mónaco, Pisera y Sztulwark, 2018).

La tesis foucaultiana de la “modernidad biológica” nos permite, en primer lugar, explorar las formas de vida infotecnológicas en el marco de una perspectiva política en la que la interrogación acerca de los modos de vivir se entrecruza con la de los mecanismos de gobierno de la vida. En segundo término, si bien esta tesis comenzó a desarrollarse más tarde que la de la tecnificación (como decíamos, en la segunda mitad del siglo XX, en particular a partir de la década de 1970), constituye un cuerpo teórico más conciso, más coherente, y que se orienta desde el comienzo al estudio de problemas contemporáneos. Es importante señalar, además, que los estudios sobre gubernamentalidad, que se desarrollaron sobre la base de esta tesis, se orientaron al mapeo de las racionalidades y las tecnologías políticas que, en cada época, apuntan a conducir las conductas de las poblaciones, así como de los procesos de subjetivación asociados a ellas (De Marinis, 1999).

Antes de avanzar sobre algunas de las principales líneas de investigación que, como equipo, venimos desarrollando en este cruce de caminos, nos parece importante detenernos en una marca particular de nuestra actualidad que ayuda a completar el diagnóstico del presente del que partimos.

Desde hace al menos una década, las ciencias sociales intentan dar respuesta a una creciente preocupación por el uso que diferentes actores —desde los propios Estados hasta las corporaciones de tecnología e información, pasando por consultoras políticas que trabajan a escala global— realizan de los datos masivos, o big data, como parte de distintas acciones: de vigilancia, de inducción de comportamientos, de presión sobre la opinión pública, entre muchas otras. En el plano internacional, nociones como las de “gubernamentalidad algorítmica” (propuesta por Rouvroy y Berns en 2016 en la estela foucaultiana); “capitalismo de plataformas” y “extractivismo de datos” (propuestas por Srnicek, 2018 desde la economía política); “colonialismo de datos” (Mejías y Couldry, 2023); “capitalismo de vigilancia” (propuesta por Zuboff, 2020 desde los estudios sociales sobre vigilancia); “solucionismo tecnológico” (Morozov, 2015); y “sociedad de plataformas” (propuesta por Van Dijck, Poell y De Vaal, 2018 desde los estudios mediales) intentaron comprender distintas aristas de estos procedimientos, que se caracterizan por su alto grado de opacidad (tanto técnica como social y política), sobre la base de un diagnóstico común: en la actualidad, los datos masivos, producto del registro minucioso de nuestros comportamientos (e incluso de nuestra sola presencia) en los mundos físico y virtual, han cobrado especial protagonismo en el gobierno de los vivientes.

Se trata de un corte respecto de un momento inmediatamente anterior: hacia el final del siglo XX y principios del XXI, con la llegada y la difusión masiva de Internet comercial (en 1995 en la Argentina) y, más tarde, de los dispositivos de telecomunicaciones móviles, los interrogantes que se habían multiplicado, incluso en nuestro medio, eran más bien aquellos relacionados a las nuevas habilidades necesarias para habitar en contextos digitales, el acceso a la tecnología y la alfabetización digital.

En este marco, sobre la base de las dos hipótesis referidas, nos preguntamos cómo funciona este nuevo tipo de gobierno que, a partir de la masificación del acceso a las tecnologías de la infocomunicación y de los dispositivos móviles interconectados, pone a los individuos a participar de manera intensiva en la producción de aquellos datos que servirán para intentar gestionar su propia existencia. ¿Qué procesos de subjetivación promueve o incentiva? ¿Cuáles son los ámbitos clave en los que este escenario se despliega? ¿Cómo influye esta nueva racionalidad en la forma en que se organizan, tanto a nivel planetario como a niveles regionales, nacionales y locales, la política, la educación, las finanzas, incluso las relaciones afectivas? ¿Qué prácticas pueden ser caracterizadas como resistentes en el reino de los algoritmos? Esta última interrogación incluye, en particular, la exploración sobre de qué modo las y los artistas ponen en práctica distintas formas de contraconductas (interferencia, interrupción, profanación, profundización, desvío).

Principales líneas de investigación

En esta segunda sección, haremos foco en tres de las principales líneas de trabajo que venimos desplegando en los últimos años.

Desde el momento en que Foucault propuso su tesis de la Modernidad como la época de la politización de la vida, los estudios se organizaron alrededor de las dos escalas o dimensiones “clásicas” de la biopolítica: la del cuerpo humano y la de las poblaciones. En la actualidad, sin embargo, estamos asistiendo a lo que hemos caracterizado como una “ampliación del campo de batalla tanto biopolítico como biotecnológico” (Costa, 2021, p. 371). Una primera línea de trabajo consiste, entonces, en componer este cuadro ampliado de la biopolítica de lo viviente, que incluye dos nuevas escalas a las que es necesario prestar especial atención: la infracorporal —la de los microorganismos, células, tejidos: aquello que es menos que un cuerpo– y la suprahumana o de relación entre las especies y con el mundoambiente. En estas nuevas dimensiones que alcanzan las políticas de lo viviente, el papel de las tecnologías es central.

¿Cuáles son las principales fuerzas de gobierno que disputan la gestión de lo viviente en estas dos nuevas escalas? ¿Qué tipos de saberes-poderes les permiten dirigirse a ellas para gobernarlas, orientarlas, modularlas? En nuestra indagación de las biopolíticas de escala micro, que tienen como objeto la vida disociada del cuerpo rastreamos, por ejemplo, el despliegue de saberes-poderes tales como la biotecnología, la genética y la nanotecnología en los planos internacional, regional y local, intentando captar la racionalidad que los orienta; respecto de aquellas de escala macro, cuyo objeto es más bien la vida de la especie y de las otras especies, así como el medioambiente (e incluso la vida fuera del planeta Tierra), el de la ecología, la ingeniería ambiental, la meteorología y la energía nuclear. Existen, además, saberes-poderes como la biología sintética, “que significativamente enlaza las escalas micro y macro” (Costa, 2021, p. 372).

Una segunda línea de trabajo tiene como objetivo principal investigar cómo funcionan las modalidades emergentes de gobierno de los públicos —es decir, las poblaciones consideradas “desde el punto de vista de sus opiniones, sus maneras de hacer, sus comportamientos, sus hábitos, sus temores, sus prejuicios, sus exigencias: el conjunto susceptible de sufrir la influencia de la educación, las campañas, las convicciones” (Foucault, 2007, p. 102)— en la era de los big data, los algoritmos y las plataformas. Se trata de un interrogante urgente, al que fenómenos tales como los de las fake news y el astroturfing y escándalos como el protagonizado por la consultora global Cambridge Analytica, cerrada en 2018, colocaron en un primer plano.

En este marco, tomamos la decisión teórico-metodológica de acotar la indagación a un conjunto de saberes y prácticas expertos que, en los últimos quince años, vienen ganando una importancia cada vez mayor en los campos del marketing y la publicidad en la Argentina y que se caracterizan por hacer un uso muy intensivo de los materiales que resultan de la interacción de las personas con los dispositivos info-comunicacionales. Nos referimos, por ejemplo, a profesiones tales como las del científico de datos y el diseñador UX/UI. Entre los principales resultados, mostramos que las racionalidades y las tecnologías políticas emergentes que se orientan a conducir a los públicos interpelan al viviente humano menos como un homo prudens o un homo deseante y más como una “caja negra” que recibe inputs y produce outputs —de ahí que estas nuevas experticias se concentren, sobre todo, en estudiar y estimular sus funciones comunicativas e interactivas—, a la manera de la cibernética (Costa, 2021, pp. 29-71; Mónaco, 2022).

Como parte de esta indagación, nos concentramos en identificar, describir y analizar las continuidades y rupturas que estos saberes y prácticas mantienen con aquellos que los antecedieron —vale recordar, en este sentido, que la Asociación Argentina de Agencias de Publicidad fue creada en 1933; y la de Marketing, en 1965—. Esto nos llevó a relevar las sucesivas transformaciones operadas en estas profesiones a lo largo del siglo XX (primero a nivel global, luego local) (Mónaco, 2021). Como aporte teórico-analítico clave, elaboramos una genealogía del gobierno de los públicos que hasta el momento no había sido realizada al interior de los estudios sobre Gubernamentalidad y que se remonta a fines del siglo XIX, cuando Gabriel Tarde y Gustav Le Bon abordaron al público como objeto de diversas influencias. Sus trabajos sirvieron de base para la emergencia —en las primeras décadas del siglo XX— de un tipo de intervención experta que hizo de las opiniones, las actitudes y las emociones individuales y colectivas su objeto específico. En ese contexto, surgieron, por ejemplo, el publicista y el experto en marketing. En el marco de esta genealogía, abordamos en clave crítica una serie de textos que forman parte de la vasta línea de estudios sobre comunicación política de origen estadounidense (en particular, la tradición de la Mass Communication Research), asignándoles el estatuto de un verdadero corpus teórico y político clave del siglo XX (Mónaco, 2022; Mónaco y Mazzuchini, 2021).

Una tercera línea de trabajo está orientada a explorar piezas y prácticas artísticas que específicamente asumen tanto su propia dimensión técnica/tecnológica como el sistema bio-socio-técnico complejo en el que se inscriben, con el que dialogan y con el que establecen particulares relaciones. “Tecnopoéticas”, “poéticas tecnológicas” y “arte tecnológico” son algunos de los nombres con los que se las conoce.

Tanto el arte como la técnica pueden comprenderse como regímenes de experimentación de lo sensible y potencias de creación-transformación. En las sociedades glocalizadas contemporáneas, decididamente tecnológicas, estas potencias son complejas y variables e involucran diferentes opciones, entre las que se incluye el acompañamiento, la transgresión o la resistencia respecto de los usos y sentidos hegemónicos de lo tecnológico. Es en ese marco que se inscribe el estudio de las tecnopoéticas, tal como nosotros lo proponemos, también, como tecnopolíticas. En este marco, construimos, por ejemplo, la serie tecno-poéticas de lo viviente (compuesta por obras de Marc Quinn, Nicola Costantino, Gabriela Liffschitz, Stelarc y Spencer Tunick, entre otros), como una vía de acceso a las respectivas dimensiones o escalas de la actual biopolítica de lo viviente (Costa, 2020).

Palabras finales

La noción de Inteligencia Artificial de Propósito General (IAPG, o AGI) se refiere a la capacidad de un sistema de Inteligencia Artificial (IA) de realizar cualquier tarea intelectual que un ser humano pueda hacer. En los próximos años, la IAPG podría tener un impacto profundo en diversos aspectos de la sociedad, la economía, la política y la cultura, tanto a nivel global como regional y nacional.

Justo cuando nos encontrábamos preparando este artículo, figuras de primer orden del mundo de las corporaciones de tecnología e información, entre ellas, Elon Musk (CEO de SpaceX, Tesla y Twitter) y Steve Wozniak (uno de los co-fundadores de Apple) e intelectuales de renombre internacional, como el historiador Yuval Harari, suscribieron una carta abierta en la que llamaban a “poner en pausa” por “al menos seis meses” el entrenamiento de aquellos sistemas de inteligencia artificial cuya potencia fuera superior a la del sistema GPT-4. “En los últimos meses”, decía el texto de la carta, “los laboratorios de IA entraron en una carrera fuera de control para desarrollar e implementar mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus propios creadores, pueden entender, predecir o controlar de forma fiable”. Y agregaba: “¿Queremos automatizar todos los trabajos? ¿Queremos arriesgarnos a perder el control de nuestra civilización? Tales decisiones no deben delegarse en líderes tecnológicos”. La iniciativa tuvo muchísimo impacto y en poco tiempo logró llamar la atención en todo el mundo (Costa, 2022).

En este marco, en los últimos meses, comenzamos a trabajar en una batería de acciones entre las que se cuentan: a) la reunión de los antecedentes teóricos clave de la IA (historia de la IA; tipos de IA; el desafío de la Inteligencia Artificial General); b) la elaboración de una cartografía de las principales áreas de impacto de la IA con foco en la Argentina, en particular, y en América Latina, en general; c) la construcción de un mapa de actores clave del país, de la región y del mundo; y d) el relevamiento y análisis de los marcos jurídicos y normativos en materia de IA en la Argentina, en la región y en el mundo (Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea [2021]; Ley de Neuro Derechos de Chile [2022]; entre otras).

De este modo, aspiramos a interpretar los desafíos y oportunidades que presenta la IAPG para nuestro país y nuestra región en el marco de las tesis de la tecnificación de la vida y de la politización de la vida.

Referencias

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Zuboff, Shoshana (2020). La era del capitalismo de la vigilancia. Barcelona: Paidós.


1 Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y Universidad de Buenos Aires, ORCID 0000-0001-8519-5860, fcosta@unsam.edu.ar.

2 Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales-Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y Universidad de Buenos Aires, ORCID 0000-0002-1918-2591, julmonaco@gmail.com.

3 En nuestro caso, colaboramos con la entrada “Automatismo de la elección técnica” a partir del pensamiento de uno de los autores clave de esta tradición, el francés Jacques Ellul (Costab, 2020).