Reseña

Cómo hacen los pobres para sobrevivir

Javier Auyero y Sofía Servián

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Siglo XXI

2023, 224 páginas.

ISBN: 978-978-801-261-2

Romina Rajoy1

Cómo hacen los pobres para sobrevivir (2023), el más reciente libro de Javier Auyero y Sofía Servián, es una minuciosa descripción etnográfica que transporta al lector a diversos escenarios de la marginalidad. Los protagonistas de este libro, habitantes de un barrio del primer cordón del conurbano bonaerense que conoceremos en estas páginas como “La matera”, se entrelazan con estrategias de sobrevivencia socioeconómica empleadas por individuos catalogados por los autores como “pobres urbanos”.

A grandes rasgos, la obra presenta un diálogo constante entre los residentes del barrio y sus redes familiares y vecinos, así como con figuras y/o lugares verticales, como el estado, sus programas gubernamentales y diversos actores que desempeñan roles en este contexto –formas y lógicas que represen desde un intendente o un puntero barrial hasta las fuerzas de seguridad–.

Es importante resaltar los aspectos sobresalientes de esta etnografía. La coautora de este libro es una joven estudiante de la carrera de Antropología y cercana, en términos de origen social, con las experiencias que está estudiando. Esta circunstancia, tal como señala el destacado especialista en teoría de la desigualdad y docente de metodología etnográfica, Javier Auyero, resulta fundamental. A pesar de residir en los Estados Unidos, Javier Auyero señala que la colaboración de Sofía Servián y la cercanía con el campo les permitió la construcción del trabajo a distancia. Aunque al comienzo del trabajo carecía de experiencia en cuanto a las herramientas metodológicas, la etnógrafa poseía múltiples vías de acceso al campo. Servián inició su investigación al entablar diálogos con vecinas, amigas y familiares, lo cual estuvo en línea con la cercanía al terreno de estudio. Este enfoque no solo facilitó la sostenibilidad del trabajo de campo en medio de la pandemia y las restricciones de confinamiento, sino que también exigió profundos ejercicios de reflexividad para mantener la distancia epistemológica necesaria.

Metodológicamente, este libro se sustenta en un trabajo de campo desarrollado entre los meses de marzo de 2019 y diciembre de 2021. A lo largo de este período, Servián inició y mantuvo un contacto constante en el comedor de Virginia, lo que generó una sólida relación de confianza y reciprocidad con las personas que participaban en ese entorno comunitario.

Por otro lado, el libro cuenta con una exhaustiva revisión bibliográfica que engloba diversas obras vinculadas a la desigualdad social en una variedad de naciones de América Latina y Estados Unidos. Esta base teórica, en línea con los objetivos de los autores, no solo complementa sino también enriquece los hallazgos obtenidos en el campo. Esto proporciona una perspectiva más amplia y profunda sobre los temas explorados en el libro. Cabe mencionar que la intención subyacente de los autores fue la de presentar no solamente la manera en que los pobres urbanos sobreviven en situaciones de extrema vulnerabilidad, sino también arrojar luz sobre las dinámicas de dominación, opresión y violencia que marcan el curso de la vida diaria de estos individuos. Por otro lado, esta etnografía se sumerge en un minucioso análisis y reflexión acerca de las tácticas de supervivencia llevadas a cabo por los estratos urbanos menos privilegiados en la época contemporánea. En esta perspectiva, la introducción del libro revela una gran relevancia. Los autores plantean una cuestión intrigante al indagar sobre cómo titular una investigación utilizando una expresión recurrente que han identificado en el entramado social. Un ejemplo de esto es la noción de “Soñar con milanesas”, la cual de manera sugestiva insinúa una inquietud latente que circula en el barrio ya en el año 2019.

Con relación a la estructura integral del libro, la introducción y los primeros dos capítulos se dedican a explorar las diversas formas en que los individuos en los márgenes sociales logran subsistir. Aquí, al igual que en otras investigaciones, se delinean las interconexiones de redes de cercanía, familiares y recíprocas, y se destacan aquellas ligadas a la organización comunitaria. Sin embargo, sobresale el ejercicio reflexivo que realizan los autores y que va más allá de una simple descripción de cómo viven los pobres al aportar datos interesantes como por ejemplo: ¿cómo piensan y sienten la subsistencia aquellos más vulnerabilizados? En esta línea es válido repensar para los autores: ¿cuánto de superficial, en esta contemporaneidad, es reponer que los pobres urbanos tienen como anhelo primordial soñar con milanesas? En este sentido a lo largo de los dos primeros capítulos se observa cómo los protagonistas de este libro soñaron con otras cosas más allá de los alimentos y materializan sus deseos a lo largo de sus trayectorias de vida, tales como tener una casa. Y es en la reposición de estas trayectorias que queda evidenciada la materialización de estos anhelos, que sin embargo son acompañados de grandes esfuerzos y resistencias, frente a distintas adversidades que se presentan en torno a la precariedad económica y financiera que no sufren otras clases sociales. Entonces, por ejemplo, frente al deseo de tener un techo, los pobres urbanos, primero tuvieron que tomar un terreno, cavar una zanja, construir un hogar y hacerse de los tendidos de servicios básicos para una sobrevivencia más digna. Sin descartar lo que estas estrategias de sobrevivencia implican, en una constante negociación violenta con el estado, al momento de tomar una tierra o reclamar servicios básicos sin los papeles de propietarios.

Relatos como los de Chela dan cuenta de algunas de estas estrategias. Chela es coordinadora del comedor en donde los autores emplazan la investigación, y quien desde hace cinco años abre las puertas de su precario hogar para alimentar y cuidar a los hijos y vecinos del barrio. El trabajo de cuidado comunitario que Chela realiza opera, según sus palabras, a modo de homenaje de su hijo de nueve años, quien murió a partir de un accidente de tránsito en la puerta del actual comedor. Este es un dato que nos es menor al momento de transportarnos a los escenarios marginales que describen los autores, una zona carente de infraestructura urbana. Entonces, agregado a lo anterior, se observa cómo son las mujeres pobres urbanas, quienes realizan un sinfín de estrategias de sobrevivencia y, en palabras de los autores, despliegan la persistencia frente a dificultades presumiblemente insuperables”.

En el capítulo 3 se describe a “Pocho” desde distintas dimensiones. Se presta atención a sus prácticas políticas cotidianas que lo implican en distintas caracterizaciones, roles y representaciones. Es así que este personaje aparece como el hacedor del barrio (organizador de la cancha y el comedor), el que tiene los recursos y vínculos con la política provincial y municipal. También se muestran los distintos momentos de estos vínculos con funcionarios varones de la política. Finalmente, se presenta al Pocho como varón proveedor de varias mujeres. Y por último, un personaje resiliente frente a él mismo, un Pocho violento, delincuente, privado de su libertad y con problemas de consumo de psicoactivos.

En el capítulo 4 y 5 los autores describen una serie de violencias entrecruzadas por las que los pobres urbanos son atravesados en su cotidianidad; aquí se detectan violencias interpersonales, policiales, institucionales, con mayores consecuencias y hostigamiento para las mujeres protagonistas de este trabajo. Particularmente en el capítulo 4, se devela cómo la desigualdad de género perfora las historias de vida de estas mujeres. En este sentido desde el primer momento queda al descubierto cómo la desigual división del trabajo opera de manera diferente en las trayectorias de vida de varones y mujeres vulnerabilizados/as, en donde las segundas quedan confinadas a trabajos comunitarios y con salarios por debajo de la canasta básica para sobrevivir. Se suman a estas imposibilidades económicas las obligaciones y responsabilidades de cuidado, que suponen trabajar en el cuidado de los hijos propios y ajenos, en las que despliegan tácticas que desbordan las actividades de alimentación y vestimenta. Tales responsabilidades las sumergen en otro escalón de las desigualdades de género en las que sobreviven las mujeres en contexto de vulnerabilidad. Entonces es aquí donde queda visibilizada la precaria o nula planificación de infraestructura y movilidad, que se describe en los escenarios que nos acercan los autores al igual que en otros trabajos etnográficos de estas características. Es por esta razón, y en estas condiciones de sobrevivencia, que las estrategias de cuidado se sumergen de manera literal en el temor por las vidas de los otros y de quienes cuidan, frente a las balaceras barriales, el gatillo fácil, las violencias sexuales y las violencias de género.

En el capítulo 5, los autores retoman la idea de cadena de violencia, ya trabajada por Auyero (Berti y Auyero, 2013) para argumentar cómo una acción violenta habilita un sinfín de violencias interpersonales y estatales. Entre los hallazgos, a partir de la reposición de este concepto, nos interesa focalizar en lo que los autores describen como “brutalidad institucionalizada”: una violencia que coexiste entre los propios (interpersonales) y los ajenos (la policía). Aquí se observa cómo el estado aplica la violencia legítima frente a las ilegalidades que comete un sector de la población: los varones pobres urbanos. Se visualiza cómo y cuáles son los mecanismos de disciplinamiento hacia aquellos, tales como el encarcelamiento en la comisaría, los malos tratos y las condiciones de hacinamiento en las que son castigados y vigilados. Por otra parte, el trabajo esboza la aparición del mercado de la droga, donde se entrevé una y otra vez lo que los autores caracterizan como inseguridad pública, detectada en el vínculo entre la policía, la venta y el consumo de estupefacientes. Este es un dato interesante, ya que los autores rastrean cómo los vecinos vinculan la violencia que sufren a la mayor circulación y consumo de droga en el barrio. En consecuencia con todo lo expuesto, son los propios protagonistas de este capítulo quienes asumen sin preámbulos vender, consumir o haber vendido y consumido estupefacientes, tener algún familiar en contexto de encierro o internado por esta misma problemática y en esta línea, reconocen tener o ser amigos de alguna persona relacionado al mercado ilegal de las drogas, un transa. Finalmente a lo largo de este capítulo se observa la violencia de género, el hostigamiento y peligro que padecen y combaten las mujeres y niñas de La matera, en manos de estos varones pobres urbanos.

En el último capítulo, los autores reponen el trabajo comunitario, imprescindible y a la vez invisible y silencioso. Al igual que en tantos otros trabajos etnograficos realizados en terriotrios diversos del conurbano, acompañados de bibliografia feminista y/o perspectiva de género, en este trabajo tambien se devela cómo las mujeres estan oprimidas, sobrecargadas y violentadas, tanto por las violencias estatales como por las violencias interpersonales. Sin embargo, a pesar de los imponderables cotidianos y por razones que solo se alcanzan a explorar en la particularidad de sus biografías, podemos comprender cuál es la fuerza que las sostiene a ellas, a sus hijos propios y ajenos, a los vecinos y los entornos barriales. En otras palabras y para finalizar, aquí se observa cómo son las mujeres quienes encarnan la resistencia frente a las violencias cotidianas, a través de expresiones de amor y cuidado, a la vez que también son la representación del aguante frente a las adversidades cotidianas que irrumpen en la organización política del cuidado comunitario.

Entonces la obra resulta interesante porque nos permite conocer cómo y cuáles son las estrategias de sobrevivencia de los pobres urbanos. Si bien el texto no repone cómo se construyó el barrio La matera en torno a las distintas etapas de la política partidaria y a lo largo de la historia democrática (dando cuenta del vínculo con los distintos programas, financiamientos y políticas estatales focalizadas para las poblaciones vulnerabilizadas), a lo largo del trabajo se observan ciertas transformaciones históricas. Por ejemplo, a través de las voces de los protagonistas que dicen recibir ahora “más mercadería” en comparación con la experiencia que tuvieron en los años 90. Sobre esa década, recuerdan que solo recibían una caja de alimentos por persona o donaciones voluntarias de algunos vecinos. En la actualidad los relatos de las mujeres expresan un entrelazamiento de recursos, por lo general de distintas instituciones estatales y de algunas instituciones privadas y ONGs, lo que de este modo reforzó a los comedores comunitarios, el salario de las trabajadoras y otros programas de apoyo para la infancia y la juventud.

Sin embargo, en diálogo con otros trabajos realizados por autores locales con relación a las prácticas y representaciones de los sectores vulnerabilizados, se detecta que en estas familias las estrategias de sobrevivencia socioeconómicas son variadas y que dependen de varios integrantes de una misma familia. En este sentido, se genera una inquietud en relación con lo que no se aborda explícitamente, como las otras estrategias socioeconómicas empleadas por los protagonistas de este trabajo. En el análisis actual, existe la impresión de que las mujeres se perfilan únicamente como beneficiarias de programas sociales, mientras que los únicos individuos con agencia y/o acceso a otros recursos y dinero son los varones en general, ya sea por las vías de trabajos legales o ilícitos. En consecuencia, una de las figuras que resalta es Pocho. En su caso, se exponen una serie de estrategias que involucran manejo de dinero y recursos; ya sea a través de conexiones políticas, supuestas operaciones de alquiler, coacción de mujeres mediante el intercambio de favores por programas sociales, dinero o incluso actividades ilícitas.

Esta carencia sugiere un anhelo por indagar más profundamente en la cotidianeidad de estas familias, y examina con detalle la multiplicidad de empleos, recursos y transacciones económicas que entrelazan para asegurar su supervivencia. En consecuencia, se plantea el deseo de explorar el alcance de las dinámicas laborales y financieras presentes en estos entornos, lo que proporciona una perspectiva más completa y matizada de las estrategias de subsistencia adoptadas por estas familias.

Por otra parte, surge un punto de precaución respecto de las descripciones detalladas de las prácticas de ciertos individuos, como Pocho. Existe la posibilidad de que estas descripciones puedan llegar a ser mal interpretadas y que se utilicen para desacreditar experiencias que son, en realidad, notables contribuciones a la organización comunitaria y social. El argumento que presentan los autores con relación a líderes como Pocho, a quienes se refieren como referentes o punteros con dinámicas clientelistas, misóginas y machistas, podría considerarse delicado en este sentido. Revisar la descripción de Pocho y de otros varones pobres urbanos que aparecen a lo largo de la obra, es crucial para evitar que elementos negativos puedan ser extrapolados para socavar experiencias que, por el contrario, son pilares fundamentales en la organización comunitaria, encabezada no solo por referentes varones, en donde estos son los menos, sino por mujeres y jóvenes que trabajan en conjunto con el Estado en sus diversas instancias gubernamentales.

Finalmente, en el cierre del libro se sugieren ciertos datos implícitos en torno a las relaciones entre los residentes del barrio donde se realiza el estudio y las diversas formas de violencia ejercida por la policía, la comisaría y el sistema penitenciario. Una cuestión que suscita un gran interés es si estas dinámicas aún persisten en la actualidad. Resulta interesante continuar investigando en esta dirección para comprender los vínculos reales que las familias que tienen miembros involucrados en consumos problemáticos o actividades ilícitas mantienen con instituciones como el centro penitenciario o las fuerzas de seguridad. Esta línea de investigación presenta un terreno fértil para ahondar en cómo las familias de La matera se relacionan con estas estructuras de poder y cómo tales relaciones influyen en sus dinámicas cotidianas. El análisis podría arrojar luz sobre cómo estas dinámicas impactan en la búsqueda de supervivencia y progreso en un contexto marcado por la adversidad.

Referencias

Auyero, Javier y María Fernanda Berti (2013). La violencia en los márgenes. Una maestra y un sociólogo en el conurbano bonaerense. Buenos Aires: Katz


1. Universidad Nacional de San Martín.