Dossier

Presentación

Circulaciones transnacionales
en la historia reciente

Hernán Eduardo Confino1

papeles de trabajo, 18(33), enero-julio 2024, pp. 6-11

Entre fines del siglo XX y comienzos del XXI, se establecieron los principios fundamentales de un subcampo específico de los estudios históricos en América Latina, referido a la historia reciente (también denominada historia del tiempo presente o historia inmediata). El estudio de los pasados próximos se encargó de indagar las principales coordenadas históricas que se dieron cita durante la Guerra Fría. Esta indagación estuvo jalonada por el interés que, primero desde el Cono Sur, suscitaron los procesos autoritarios y dictatoriales que atravesaron la región durante el tercer cuarto del siglo XX y también los proyectos contestatarios que los desafiaron. Con pocos consensos en torno a sus alcances cronológicos y fundamentos epistemológicos, algo pareció indiscutible: se trataba de una historia de violencias y traumas cuyas consecuencias más duraderas llegaban hasta el presente (Franco y Levin, 2007).

En línea con la dimensión “nacional” de las interpretaciones sobre las transiciones a la democracia que se produjeron en el continente americano desde la década de 1980, en sus inicios la historia reciente construyó objetos de investigación cuya delimitación coincidía con las fronteras políticas entre países. Presumiblemente, esto también se debió a que el impulso fundamental de esta historiografía provino de la necesidad de visibilizar y reparar a las diferentes víctimas de las violencias de Estado. Este proceso de visibilización y reparación estuvo atravesado por las dinámicas de justicia transicional y la elaboración social del pasado violento, que tuvieron ritmos y características variadas en los diversos países del continente. Desde sus primeros pasos, entonces, el campo tuvo una impronta memorial estructurada por la palabra de los afectados y el fuerte compromiso con la vigencia de los derechos humanos que animaba las investigaciones de los especialistas. En algunas historiografías, como la mexicana, los estudios de memoria alcanzaron una relevancia fundamental en la consolidación del campo de la historia del tiempo presente (Allier et al., 2020). En otras, como la pionera argentina, el análisis sustentado en la memoria y la historia reciente marcharon por senderos comunicados, aunque separados (Franco y Lvovich, 2017).

Durante las últimas décadas, la historia ha cuestionado con éxito la escala nacional en su objetivo de calibrar las siempre inestables relaciones entre pasado, presente y futuro. Distanciada de su origen como disciplina —abocada a la reconstrucción de los inicios y despliegues de los Estados-nación—, la historia ha revisitado procesos cuyo sentido reposa en su escala supranacional y que, previamente, habían sido abordados de un modo diferente por las ciencias sociales. Este movimiento provocó que los actores indagados mutaran y que, por lo tanto, también lo hicieran los objetos de estudio. Esa atención a la dimensión transnacional supuso, además, una modificación en la comprensión misma de los procesos históricos. También implicó una reevaluación de las relaciones entre los centros y las periferias —incluso una objeción de esa misma clasificación— y un cuestionamiento profundo de las tesis difusionistas en la génesis de los fenómenos históricos. Esas reevaluaciones y cuestionamientos encontraron en el método comparativo y el interés por las circulaciones sus principales aliados metodológicos.

Podríamos pensar, asimismo, que algunos de los procesos históricos abordados en este dossier —como los movimientos contestatarios, las industrias y redes culturales, y los modos de representación de las violencias— estimularon las primeras aproximaciones transnacionales en el marco de la historia reciente. La globalización de finales del siglo XX, los exilios políticos o el activismo humanitario y revolucionario, entre otros, favorecieron una comprensión del pasado que subrayó las insuficiencias de las perspectivas estadocéntricas. Si, en efecto, los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres, no resulta sorprendente que la historia transnacional se haya consolidado en un mundo completamente globalizado. La familiaridad con la que hoy concebimos la existencia de fenómenos que trascienden los límites políticos de los Estados motivó la construcción de objetos de investigación transnacionales en nuestro acercamiento al pasado. La historia indagó, entonces, en procesos y circulaciones de actores y objetos, pero también de ideas y memorias (Jensen y Lastra, 2014; Marchesi, 2019; Confino, 2021).

Este dossier, titulado “Circulaciones transnacionales en la historia reciente”, se ubica en el frondoso campo de estudios que, desde hace más de un decenio, la historia reciente latinoamericana ha desarrollado en diálogo con las perspectivas transnacionales de análisis. En el caso de América Latina, este campo se vio revitalizado en los últimos años por el desarrollo de una nueva historiografía vinculada a la Guerra Fría latinoamericana que, sin desconocer la relevancia de las superpotencias enfrentadas en el ordenamiento bipolar, construyó una dinámica histórica más compleja de interrelación. Esta propuesta reservaba a los países del Tercer Mundo un margen de agencia y autonomía nada despreciable (Spenser, 2004; Westad, 2017; Pettinà, 2018).

El grupo de trabajos aquí compilado evidencia la fertilidad de un modo particular de analizar un período histórico. Agrupa, por tanto, investigaciones situadas en el marco de la Guerra Fría que se preocupan por la escala de su abordaje y se abocan a la reconstrucción de procesos desplegados en el continente americano, pero también en otras latitudes, como España o Europa del Este. Un lugar destacado ocupan el caso argentino y sus vínculos con los procesos mexicanos y centroamericanos. Pero también hay referencias documentadas sobre las redes transatlánticas que se conformaron entre algunos países del Cono Sur, como Argentina o Chile, y España y la Europa socialista. La amplitud temática del dossier —que incluye represiones y exilios, redes culturales y políticas, debates intelectuales y representaciones escritas y audiovisuales— es una muestra del estado actual de una producción que, al abandonar la escala nacional, se ha desligado de la indagación exclusiva de la violencia que la definió inicialmente. Más que una interrogación exhaustiva, el dossier ofrece, a través de sus ocho contribuciones, una mirada panorámica sobre el estado del campo.

El artículo de Julieta Rostica examina la transnacionalización de la práctica de la desaparición forzada en zonas urbanas a partir de la colaboración represiva que la dictadura argentina brindó a sus pares de Guatemala, Honduras y El Salvador. En diálogo con la historiografía de la Guerra Fría latinoamericana, la socióloga plantea que la dimensión transnacional de la práctica represiva más característica del terrorismo de Estado argentino se explica a través de los “espacios de formación, instrucción, contacto y coordinación transnacionales” que las Fuerzas Armadas argentinas estructuraron con sus pares centroamericanos. Esto ocurrió en el contexto del viraje en la política estadounidense impulsado por la administración de Jimmy Carter (1977-1981) y del triunfo del sandinismo en Nicaragua. Basada en fuentes militares argentinas —como legajos y cables de inteligencia— y en documentación producida por grupos de afectados en Centroamérica, Rostica demuestra la relevancia de analizar los procesos contrainsurgentes del continente desde una perspectiva transnacional.

La transnacionalización represiva de la dictadura argentina no se produjo únicamente a través de espacios comunes de sociabilización de saberes. En la segunda contribución del dossier, Fernando León Romero reconstruye cómo se llevó a cabo la vigilancia sobre el exilio de la organización armada Montoneros en México. A partir de fuentes de inteligencia, entrevistas orales y memorias editadas de los protagonistas, el autor da cuenta de dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, que la vigilancia y la política represiva de la dictadura argentina no se limitaron al territorio nacional; en segundo lugar, que las relaciones entre el Estado mexicano y los militantes argentinos exiliados fueron más complejas y ambivalentes de lo que sugiere la imagen de México como “país refugio”. En un contexto en el que México mostraba solidaridad con los desterrados pero también desplegaba represión ilegal contra organizaciones locales de activistas, Romero reconstruye los vínculos establecidos durante la Guerra Fría entre el Cono Sur, América Central y Norteamérica. Este análisis permite, además, cuestionar el lugar excepcional de México y resituarlo dentro del mapa de la violencia contrainsurgente de la región.

Federico Cormick y Daniela Slipak exploran otra faceta del exilio de las formaciones políticas argentinas en México. Ambos destacan la importancia de la experiencia exiliar como marco de las discusiones políticas y los balances militantes que allí se produjeron. Cormick analiza la actividad de la Organización Comunista del Poder Obrero (OCPO) a partir de la prensa partidaria editada en México. Reconstruye los balances políticos realizados en el exilio, concebido como una resolución activa y militante más que como una mera supervivencia pasiva. Además, examina la atracción que ejercieron la revolución sandinista y los procesos insurgentes guatemalteco y salvadoreño sobre los activistas argentinos. Finalmente, analiza con detenimiento el tránsito de la revolución a la democracia que se produjo entre las décadas de 1970 y 1980, a la luz de las discusiones entre los miembros de la OCPO.

Slipak, por su parte, estudia las elaboraciones que una disidencia de Montoneros —Montoneros 17 de Octubre— produjo entre fines de la década de 1970 y principios de la de 1980 en torno a la revolución y la democracia. Parte de estas reflexiones se generaron en México, aunque también alcanzaron otros espacios, como Nicaragua y España. Al igual que la aproximación de Cormick, la integración del “capítulo exiliar” en la historia de la organización le permite a la investigadora recomponer los hilos históricos que conectan la derrota revolucionaria de los setenta con la promesa democrática de los ochenta. Basada en entrevistas con protagonistas, documentos internos y minutas de congresos partidarios, Slipak muestra que las transformaciones de la cultura revolucionaria no fueron esquemáticas ni teleológicas, sino que estuvieron sujetas a debates en los que se disputaron tanto las distintas expectativas de futuro como los saldos de la experiencia armada.

Joaquín Baeza Belda explora los intercambios transatlánticos entre el socialismo argentino, en el contexto de su escisión a finales de la década de 1950, y la Internacional Socialista, ubicada en Europa. A partir de documentos y correspondencia conservados en el Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam, el historiador examina la importancia que los actores atribuyeron a sus comunicaciones como parte de una estrategia dual. Para la organización transnacional, el objetivo era proyectar una política que trascendiera el ámbito argentino e incorporara una dimensión regional y del Cono Sur. Para las dos facciones del socialismo argentino, en cambio, el respaldo de la Internacional Socialista perseguía el fin de obtener el sello de autenticidad. Baeza Belda muestra la centralidad del imaginario de la Guerra Fría que ya operaba en su plenitud en los años cincuenta: ambas facciones del socialismo argentino intentaron ganar el reconocimiento de la organización transnacional diferenciándose de la otra, acusándola de “infiltración comunista” o “desviación liberal”, según el caso.

En el sexto artículo del dossier, Juan Sebastián Granada Cardona estudia la representación transnacional en el marco de la globalización en torno a las memorias sociales de las represiones estudiantiles en México y Estados Unidos durante la Guerra Fría. Lo hace a partir del análisis comparativo de dos novelas gráficas producidas en la segunda década del siglo XXI, una mexicana y otra estadounidense. Desde los estudios sociales de la memoria, Granada Cardona evalúa la circulación y el impacto de las imágenes visuales. Basándose en una variedad de fuentes —que incluyen las novelas en estudio y entrevistas con sus autores—, su trabajo se sitúa en una doble dimensión que interpela tanto el pasado contrainsurgente, reflejado en las represiones estudiantiles de ambos países, como las narrativas actuales del presente globalizado. Esta aproximación permite analizar las relaciones entre lo local y lo global.

Marcy Campos Pérez también se centra en las representaciones, pero en este caso, audiovisuales. A partir de un abanico de fuentes que incluye publicaciones periódicas y material cinematográfico, el artículo examina las representaciones mediáticas generadas en torno a la campaña de solidaridad por la liberación de Luis Corvalán, histórico dirigente del comunismo chileno encarcelado por la dictadura de Augusto Pinochet. Campos Pérez analiza la campaña mediática que se desplegó por el mundo soviético a través de la cartografía bipolar de la Guerra Fría y estudia “la dimensión documental de la movilización internacional” que supuso. En la figura de Corvalán, la autora encuentra una sinergia que articula representaciones y valores que se despliegan, al igual que en la indagación de Granada Cardona, entre lo local y lo global.

Por último, Marina Suárez analiza los intercambios y relaciones en el plano cultural que se establecieron entre las escenas de Buenos Aires y Madrid durante la década de 1980. En un contexto en el que Argentina redescubría la democracia casi una década después de la muerte del dictador Francisco Franco en España, estudia las redes culturales colaborativas y transatlánticas que conectaron a “rockeros, artistas visuales y agitadores culturales argentinos en Madrid”. A través del caso de Daniel Panullo, la socióloga traza una cronología alternativa a la usualmente estructurada en torno al exilio político, mostrando cómo la transnacionalización del destape se nutrió de una red creativa que, desde la capital española, vinculó ambas orillas del Atlántico.

En definitiva, los ocho trabajos reunidos en este dossier ofrecen un amplio abanico de análisis históricos que amplían —y, en ocasiones, transforman— nuestra comprensión del pasado inmediato. Esas ampliaciones y modificaciones, todavía en curso, se apoyan en la inclusión de dimensiones como los capítulos exiliares y los espacios políticos a los que dieron vida, los intercambios y contactos insurgentes y contrainsurgentes, así como la circulación de representaciones sobre procesos traumáticos. Finalmente, este dossier evidencia el vigor del campo de la historia reciente y su profundo y fructífero diálogo con las perspectivas transnacionales en la construcción de conocimiento sobre el pasado.

Referencias

Allier Montaño, Eugenia; César Iván Vilchis Ortega, y Camilo Vicente Ovalle (Coordinadores) (2020). En la cresta de la ola. Debates y definiciones en torno a la historia del tiempo presente. Ciudad de México: Bonilla Artigas Editores.

Confino, Hernán (2021). La Contraofensiva: el final de Montoneros. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Franco, Marina, y Florencia Levín (Compiladoras) (2007). Historia reciente: perspectivas y desafíos para un campo en construcción. Buenos Aires: Paidós.

Franco, Marina, y Daniel Lvovich (2017). Historia reciente: apuntes sobre un campo de investigación en expansión. Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 47.

Jensen, Silvina, y Soledad Lastra (Editoras) (2014). Exilios: militancia y represión. Nuevas fuentes y nuevos abordajes en los destierros de la Argentina de los años setenta. La Plata: Edulp.

Marchesi, Aldo (2019). Hacer la revolución. Guerrillas latinoamericanas, de los años sesenta a la caída del Muro. Buenos Aires: Siglo XXI.

Pettinà, Vanni (2018). Historia mínima de la Guerra Fría en América Latina. Ciudad de México: Colegio de México.

Spenser, Daniela (2004). Espejos de la Guerra Fría: México, América Central y el Caribe. Ciudad de México: CIESAS.

Westad, Odd Arne (2017). The Cold War: A World History. New York: Basic Books.


1. Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, hconfino@gmail.com, https://orcid.org/0000-0003-0852-8224.