Huir de la justicia: la vida fugitiva en una ciudad estadounidense
Autora: Alice Goffman
Quilmes, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes, 2023, 345 pp.
ISBN: 978-987-558-855-4.
Celeste Chavez1
En su libro Huir de la justicia: la vida fugitiva en una ciudad estadounidense (2023), la socióloga norteamericana Alice Goffman analiza las trayectorias de vida de un grupo de jóvenes de una comunidad negra en un barrio de Filadelfia, Estados Unidos. Su trabajo etnográfico da cuenta del hostigamiento que afecta diversos aspectos de sus vidas, impidiéndoles el acceso a derechos ciudadanos y marginándolos de la vida social. Asimismo, pone en evidencia cómo estas juventudes se ven atravesadas por altos niveles de encarcelamiento.
El libro examina cómo el vínculo de estos jóvenes con el sistema judicial afecta todos los aspectos de sus vidas, forzándolos a construir sus existencias en las periferias de la legalidad. Esta vida los exilia de la posibilidad de ejercer la ciudadanía: no denuncian crímenes ni abusos de poder, no suelen recibir atención en hospitales ni asistencia estatal. El hecho de ser “prófugos” y llevar sobre sí órdenes de captura los excluye, incluso, de la posibilidad de tramitar un documento de identidad. Además, en caso de ser atrapados, las numerosas instancias penales tampoco garantizan que estos derechos sean respetados. Esta carencia sistemática no solo fomenta estrategias de supervivencia y perfeccionamiento en la evasión de la justicia, sino que también estimula un concepto de masculinidad y virilidad ejemplificado en la lógica de la resistencia y/o “aguante” (Garriga, 2022), no solo frente al maltrato institucional, sino también ante situaciones graves como heridas, asaltos y autoritarismo.
En términos generales, esta investigación describe la desigualdad estructural que enfrentan los jóvenes de los barrios periféricos y empobrecidos, ejemplificada en una compleja y hostil relación con el Estado y sus instituciones. Desde una edad temprana, los jóvenes se ven inmersos en una trama de conflictos sociales y económicos que se intensifican a medida que se acumulan sus condenas judiciales. La tensión con lo judicial y penal se manifiesta no solo en hechos frecuentes de violencia institucional, sino también en una lógica de endeudamiento generalizado que asigna un valor monetario a cada delito cometido. Estos jóvenes crecen y aprenden dentro de una estructura punitiva y arbitraria, dispuesta a encarcelarlos por infracciones consideradas “leves”. Este proceso, entonces, potencia el endeudamiento de los jóvenes y de sus familias, convirtiéndolos en rehenes económicos del poder judicial.
Goffman inició su trabajo de campo como estudiante de Sociología en la Universidad de Pensilvania. Su objetivo inicial fue investigar las tramas de relaciones entre los estudiantes blancos y las empleadas de la cafetería del campus universitario, todas ellas negras y residentes de barrios suburbanos. Fue a partir de este interés que estableció contacto con una de las empleadas (Deena), quien la puso en contacto con su nieta Aisha para que le diera clases particulares. En virtud de esta conexión, Goffman no solo conoció a Aisha, sino también a su grupo de amigos, novios, parientes y conocidos, llamados en su libro “los chicos de la Calle Sexta”. Este encuentro cambió por completo el rumbo de su trabajo. Cautivada por sus experiencias, decidió centrar la investigación en sus trayectorias de vida, su relación con la justicia y el sistema penal, así como en la intimidad de sus redes afectivas y familiares. Explorar e iluminar cómo se construyen los sentidos y las perspectivas en una vida configurada en los márgenes del estado de derecho y del mundo público son algunos de los objetivos principales del libro.
En relación con los aspectos metodológicos, la etnografía se realizó entre 2008 y 2014. Para conseguir una observación participante constante y acompañar a sus interlocutores en sus actividades diarias, la autora se mudó al barrio de la Calle Sexta y realizó un trabajo de campo que terminó ocupando casi todo su tiempo y formando parte integral de su propia vida. Este enfoque le permitió mantener un registro etnográfico muy preciso, que incluyó entrevistas, relatos, narraciones y reflexiones. Sin embargo, su alta inmersión en el campo también la expuso a situaciones violentas de diversas naturalezas, tanto por parte de la policía como por las dinámicas internas de los propios sujetos a los que acompañaba.
En las primeras páginas del libro, Goffman analiza el aumento sin precedentes de las detenciones en EE.UU. Esta tendencia alcista se inicia en los tempranos años 70, alcanzando su punto máximo en el año 2000. Describe cómo el creciente número de personas encarceladas proviene desproporcionadamente de comunidades negras y empobrecidas, y destaca la disparidad significativa en las tasas de encarcelamiento entre personas de diferentes etnias y estratos sociales. Resalta que, aunque ha habido una expansión de los derechos para las personas negras, este avance ha sido contrarrestado por un incremento en el endeudamiento y el encarcelamiento de las mismas. Subraya que la llegada del crack en 1980 intensificó los ilícitos en las comunidades con mayor desigualdad, lo que reforzó las políticas punitivas y llevó a un aumento de penas por delitos menores, así como a un incremento en la presencia policial y en las tasas de detención. También acentúa que, a pesar de una reducción en la tasa de delincuencia en 1990, las estrategias de “mano dura” continuaron y se expandieron, imponiendo penas más severas para infracciones referidas a la prostitución, vagancia y posesión de estupefacientes.
En el capítulo 1 se presentan a los protagonistas del libro: los varones residentes de la Calle Sexta. Muchos de ellos comienzan a tener contacto con el mundo judicial a una edad temprana (a partir de los 11 o 13 años). Con historias similares en cuanto a sus composiciones familiares y condiciones materiales de existencia, se ven inmersos en el mundo de la ilegalidad, que incluye la venta, posesión y consumo de sustancias ilegales, robos, asaltos y tenencia de armas, entre otros. Esta situación los categoriza como “buscados por la policía y por la justicia”, transformando sus rutinas y su forma de percibir el territorio, ya que viven bajo amenaza y en una huida permanente.
Respecto de las diversas estrategias para evadir a las instituciones estatales, tema central en el capítulo 2, la autora repone la voz y la agencia de estos actores, detallando las tácticas y métodos que utilizan para mantenerse fuera del alcance de las autoridades. Revela cómo se despliegan una serie de habilidades sociales que presentan el hecho de escapar como una práctica de supervivencia y, en muchos casos, de cuidado. Esta condición no solo limita su acceso a los derechos fundamentales, sino que también mercantiliza el ejercicio de la libertad, transformándolo en un estatus de clase cada vez más inaccesible y provocando que sea el propio sistema el que los impulse a “vivir por fuera de la ley”.
El libro dedica una atención especial a la situación de las mujeres familiares de los jóvenes buscados —madres, abuelas, hermanas, tías, novias, esposas, etc. — quienes, en la mayoría de los casos, son las principales sostenes de sus hogares. Ellas enfrentan el hostigamiento por parte de las fuerzas policiales y los operadores judiciales, reflejados en allanamientos violentos, escuchas y persecuciones ilegales que forman parte de un acoso sistemático. El “hostigamiento” (Pita, 2019) se articula desde una lógica patriarcal que amenaza con quitarles la custodia de sus hijos, utilizando estas amenazas para presionarlas a revelar el paradero de sus parientes buscados. Esto produce un efecto desestabilizador, rompiendo la confianza y generando una “criminalización” interna al estigmatizar a quienes confiesan el paradero de los fugitivos como “delatoras”. Este disciplinamiento ilustra un doble movimiento de coerción: por un lado, la presión externa de las autoridades mediante amenazas físicas y empíricas, y por el otro, la presión interna de sus allegados. La autora destaca la figura de las “jinetas”, mujeres que resisten este hostigamiento, enfrentando y resistiendo las distintas violencias. Estas “jinetas” ejemplifican la lógica del aguante perpetuada en las femeneidades, acentuada por una violencia de género que solo concede reconocimiento a quienes “demuestran” ser merecedoras de él a base de soportar el dolor.
En los capítulos 4 y 5 se analiza cómo estas juventudes desarrollan dinámicas particulares en sus relaciones y afectos, así como una forma especial de entender ciertos valores, como el compañerismo y la lealtad. Además, llevan a cabo diferentes acciones y estrategias que no solo los ayudan a gestionar su situación dentro del sistema penal, sino que también les permiten aprovecharlo para su propio beneficio. La autora describe cómo este aspecto instrumental se basa en métodos de castigo, venganza y conveniencia que los sujetos utilizan entre sí para construir sus vínculos: delatar ante la policía, proteger a algunos y desproteger a otros, o dejar a alguien en “espera” como formas de realizar “ajustes de cuentas” y enviar mensajes dentro de la comunidad. Además, Goffman aborda la ambigüedad moral de estas acciones, que se manifiesta en un entorno lleno de traiciones, perdones y olvidos. En este contexto, el orgullo y el prestigio emergen como cualidades clave en constante debate y jerarquización. Aunque la valentía y el honor son atributos altamente valorados, su significado puede cambiar según las circunstancias, lo que resulta en lazos sociales elásticos y flexibles.
Muchas de las condiciones para mantener una probation o una libertad condicional están vinculadas al micromercado ilegal de diversos recursos, como la venta de orina para un control médico, la atención de llamadas impostando la voz, salidas nocturnas de los centros de menores, documentos falsos, estudios de diverso tipo, entre otros. Los controles de drogas y/o de resultados de “buena conducta” que deben pasar quienes tienen una causa judicial son frecuentes, y de igual manera, lo son las ofertas del mercado para adquirir ese fragmento de libertad. Personas de la comunidad, comerciantes, amigos y familiares a menudo ofrecen estos servicios, generando una oferta y demanda ilegal que los representantes del sistema judicial suelen conocer y, en muchas ocasiones, también monetizan.
En el último capítulo, titulado “Gente limpia”, la autora analiza casos de personas que han logrado mantenerse “limpios” —sin problemas con la justicia— en un entorno “sucio”. Examina trayectorias de vida distintas a las presentadas anteriormente, enfocándose en un grupo de personas residentes de la Calle Sexta y sus alrededores que viven sin enfrentamientos con la policía ni con problemas con la justicia. Goffman detalla cómo estos pasan la mayor parte de su tiempo en el ámbito privado, recluidos en sus casas y lugares cerrados. Esto es descrito como una forma de evitar los conflictos y peligros asociados con estar en “la calle/ en el afuera”. Además, destaca que, a pesar de enfrentar segregación y desigualdad social, muchas de las personas que logran mantenerse “limpias” cuentan con apoyos materiales, afectivos, institucionales y simbólicos que les permiten imaginar un futuro posible dentro del marco legal, a pesar de tener amigos y/o familiares en conflicto con la ley.
Huir de la justicia explora diversos aspectos de la vida de los jóvenes en la Calle Sexta y describe las condiciones de vida en las comunidades afrodescendientes, segregadas y empobrecidas. En estas comunidades, el acceso al ejercicio de la ciudadanía se vuelve prácticamente inalcanzable o muy exclusivo, reservado solo para quienes cuentan con algún bien material o simbólico previo. Goffman realiza una crítica contundente al sistema democrático de EE.UU., destacando una gran contradicción: mientras el país avanza en la concesión de derechos a las personas negras, incluso eligiendo un presidente negro, al mismo tiempo intensifica su régimen penal y punitivo, dirigiéndolo especialmente hacia la población negra y empobrecida. La autora argumenta que este mecanismo de encarcelamiento selectivo guarda un paralelismo con las anteriores formas de opresión racial, sugiriendo que el régimen penal actual actúa como una forma contemporánea de control y represión racial.
Por lo expuesto, es posible afirmar que el trabajo de Alice Goffman tiene un gran valor etnográfico debido a su dedicación y profundidad en el trabajo de campo. No solo vivió en la Calle Sexta, sino que también acompañó diversas situaciones que pueden categorizarse como riesgosas y amenazantes. La publicación del libro generó mucha polémica e incluso problemas legales para Goffman. En el libro, la autora narra en primera persona acontecimientos violentos y brutales en los que a menudo ella misma estuvo involucrada. De hecho, sobre el final del libro describe una escena en la que matan a un joven con el que ella solía compartir tiempo. Allí relata cómo es el sentimiento de venganza que la embarga y el sentido de “justicia por mano propia” que experimenta. La permanencia que narra en el libro, su nivel de exposición y sus múltiples enfrentamientos con el peligro no solo explican cómo es una comunidad que huye, sino también cómo una etnógrafa lo hace junto a ellos. Aunque existen antecedentes de etnografías similares, como el libro de Philippe Bourgois, En busca del respeto: vendiendo crack en Harlem (2012), el valor añadido del trabajo de Goffman radica en la minuciosidad de sus notas, su inmersión en el campo y su crítica al sistema estadounidense de administración de justicia. Es interesante destacar la contradicción que enfrenta la autora en cuanto a qué y cómo decirlo, los límites éticos y profesionales de la disciplina, y los fines de quienes escriben sobre problemas públicos y políticos. En definitiva, ¿escribimos para transformar la realidad?
Bourgois, Philippe (2012). En busca de respeto. Vendiendo crack en Harlem. Buenos Aires: Siglo XXI.
Garriga Zucal, José (2022). La era del aguante. Barras, hinchas, violencias y muerte en el fútbol argentino. Buenos Aires: Ariel.
Pita, María Victoria (2019). Hostigamiento policial o de las formas de la violencia en barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. Relato de una investigación. Desacatos. Revista De Ciencias Sociales, 60, 78-93.
1. Núcleo de estudios sobre violencias, Escuela IDAES, Universidad Nacional de San Martín.