RESEÑAS DE LIBROS
ARQUITECTURA COMO ARTE PÚBLICO. ESTADO, ARQUITECTOS Y CULTURA EN LA REVISTA DE ARQUITECTURA (ARGENTINA, 1925-1943)
Anuario TAREA
Universidad Nacional de San Martín, Argentina
ISSN: 2469-0422
ISSN-e: 2362-6070
Periodicidad: Anual
núm. 8, 2021
Durán Cecilia. 2020. Rosario. Prohistoria Ediciones. 200pp. |
---|
ARQUITECTURA COMO ARTE PÚBLICO. ESTADO, ARQUITECTOS Y CULTURA EN LA REVISTA DE ARQUITECTURA (ARGENTINA, 1925-1943)
Alentando la innovación en la gestión patrimonial, el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de su Programa “Investiga Cultura”, convoca anualmente a posgraduados a participar en su sección “Publica tu Tesis”. El llamado de 2019 contó entre sus galardonados con el trabajo de la arquitecta Cecilia Durán, materializado en el libro que aquí se comenta. El volumen recibió evaluación académica, estuvo recomendado por reconocidos especialistas, fue editado por Prohistoria Ediciones y evidencia los resultados del proceso de tesis de su autora –quien también contó con apoyo del CONICET– y que fuera desarrollado para la obtención de su Maestría en Historia y Cultura de la Arquitectura y la Ciudad dictada en la Universidad Torcuato Di Tella y tutelada por la Dra. Anahí Ballent.
Cecilia Durán prefirió encuadrar su investigación dentro de un particular momento para la arquitectura y también para el contexto político-social argentino, al concentrarse en el lapso entre 1925 y 1943. La autora se zambulle en ese período con el objetivo de demostrar que la arquitectura pública –aquella originada desde el Estado nacional–, no solo dio respuestas a problemáticas coyunturales relevantes, sino que, además, su arquitectura materializó objetos edilicios complejos que trascendieron las líneas disciplinares para permear el ámbito de las artes plásticas.
El trabajo detecta así el hilo invisible que cosió la producción de arquitectos en conjunto con la de los artistas plásticos de entonces y, para revelarlo, Durán recurre a una fuente bien específica y muy prolífica en tanto canal editorial de índole gremial e ideológico: la Revista de Arquitectura publicada por la Sociedad Central de Arquitectos (SCA).
La trama se declara a partir del itinerario en el cual la autora analiza aquellos trabajos que, por un lado, fueron soslayados del ámbito tradicional de la historiografía y que revisa a partir de sus diferentes enfoques en torno de la modernización disciplinar, también recurre a los textos que estudiaron el rol ejercido por el Estado en tanto brazo ejecutor y, finalmente, se concentra en traducir la compleja relación entre la arquitectura y las artes plásticas. Para ello, concentra su objeto de estudio en el escenario de la arquitectura pública, repasa sus vertientes disciplinares y artísticas, analiza el discurso publicitario con raíz política en torno de la unidad de las artes plásticas, también observa al Estado como dispositivo renovador y finalmente, reúne estos vértices escudriñando las páginas de la prensa profesional. De este modo, la autora consigue tamizar su búsqueda utilizando la información proporcionada desde la publicación gremial y los despliega a través de una introducción, tres capítulos principales y otro destinado a las conclusiones, además de un sintético cuadro que da cuenta de los responsables de la Revista de Arquitectura y sus períodos de acción.
El contenido del libro ilustrado abundantemente consigue dar cabida al argumento de la investigación enlazándola a través de ciento ochenta páginas. Así, el primer capítulo repasa brevemente la historia de la revista y su relación con el medio periodístico local de entonces en el que, sin embargo, y aunque seguramente han quedado pendientes para un futuro estudio, se echa de menos la mención a otras series periodísticas contemporáneas. Durán realiza el diagnóstico del contenido editorial de la Revista de Arquitectura en correspondencia cronológica a través de tres etapas: la primera que transcurre entre 1925 y 1931, donde se leen los debates al seno de la SCA, la siguiente, de 1931 a 1938, sirve para indicar los cambios formales de la edición junto con la urgente reivindicación profesional del arquitecto y, consecuentemente, con la necesaria diversificación del público lector; finalmente, la autora distingue el último tramo que cierra en 1945, como el período en que la Revista… consigue posicionarse como plataforma de acción y de comunicación de la arquitectura moderna y, con ello, eleva la disciplina al status de arte social.
El segundo capítulo se concentra en el abanico de obras enroladas dentro de la arquitectura pública y que, como tales, fueron presentadas por las páginas de la revista entre las décadas de 1930 y 1943. Este conjunto de edificios comparte, por un lado, los conceptos para con la configuración de la arquitectura moderna y, por otro, al estar conectados directamente con la imagen estatal, se descubren ampliados en sus condiciones formales y técnicas por atender otros renglones particularmente novedosos, como la decoración y la ornamentación, tanto interior como exterior, y a las cuales este texto particularmente se dedica. Así, Durán escudriña cada una de las ediciones, concede apartados especiales a las obras allí caracterizadas como “modernas” y entre las cuales se detectan las propuestas para el MOP sobre avenida 9 de Julio, las sedes más importantes para YPF y para el ACA, además del acápite especial destinado a los grandes monumentos como el Obelisco, el dedicado a Avellaneda o el de la Bandera, entre otros, que son analizados en toda la amplitud gráfica que desplegaran las páginas de la Revista de Arquitectura.
Tal como indica su título, el último capítulo, dedicado a “Los actores”, se concentra en la red de protagonistas asociados a la organización gremial que los aglutinaba. Los personajes son analizados en función de las posturas ideológicas que albergaban para con la modernidad y reflejados en la plataforma editorial de la asociación. Pero también este apartado exhibe notas sobre las condiciones que tomaba la profesión frente al público y, simultáneamente, el rol que dentro de ella se concedía a las artes plásticas y que se materializó de la mano de artistas plásticos y arquitectos a través de exposiciones, concursos y salones de arte. Es que, como bien inscribe Durán “la incorporación de decoraciones (pinturas, esculturas, relieves, vitrales) realizadas por artistas locales contribuyó a una concepción de la arquitectura como arte público, que ponía el acento sobre la función pedagógica y cultural de estos edificios”.
En otras palabras, la reunión de los estadios de abordaje propuestos por la autora –el Estado, el ámbito disciplinar, la arquitectura moderna y las artes plásticas– se concatenan congruentemente gracias a la plataforma periodística desde la cual los observa. Sin dudas, este canal fue un medio funcional al discurso institucional y no solo potencializó el carácter múltiple y colectivo de la arquitectura de entonces, sino que resulta atingente a los planteos que demuestran que las revistas –como la que este libro interpela–, con independencia de su origen, pueden considerarse protagonistas de la consolidación de la historia cultural.[1]
Notas