INTERCAMBIOS TRASANDINOS. HISTORIAS DEL ARTE ENTRE ARGENTINA Y CHILE
Silvia Dolinko, Ana María Risco y Sebastián Vidal Valenzuela (eds.)
Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2022.
502 pp.
Pamela Navarro Carreño
Universidad de Chile. Facultad de Artes. Museo de Arte Contemporáneo. Santiago, Chile.
El libro Intercambios trasandinos. Historias del arte entre Argentina y Chile reúne los textos de diecinueve investigadores, algunos de los cuales fueron parte de los encuentros organizados entre el Departamento de Arte de la Universidad Alberto Hurtado de Chile y la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (EIDAES) de la Universidad Nacional de San Martín de Argentina, entre 2017 y 2018. Además, suma otras propuestas que abordan el cruce entre artistas, agentes e instituciones culturales argentinas y chilenas.
La publicación fue organizada en tres ejes temáticos: “Viajes y tránsitos”, “Poéticas y posicionamientos” y “Redes e instituciones”, sin embargo, cada investigación es un viaje que puede cautivar a quien aborde este libro desde cualquiera de sus dieciocho artículos.
Personalmente me acerqué a partir del segundo eje, pues la investigación de Silvia Dolinko fue base para la exposición que realizamos recientemente en Buenos Aires sobre la relación entre los artistas Edgardo Antonio Vigo y Guillermo Deisler. A partir de este texto es que abrí el portal que la publicación ofrece: un panorama amplio y actual de la historiografía del arte regional, que aborda historias de artistas e instituciones, como estudios visuales a partir de publicaciones de los siglos XIX y XX. Esto nos entrega y devela las particularidades de cada investigación en el abordaje de los temas y de las fuentes, la transversal puesta en valor de los archivos de arte y, una perspectiva de los sucesos y épocas que concitan mayor interés, y hasta coincidencias, en nuestros investigadores de un lado y otro de la cordillera. Se agradece la iniciativa de reunirlos y hacer posible acceder a sus trabajos.
Paso a reseñar brevemente cada intervención a partir del primer eje “Viajes y tránsitos”, al que entré mediante la investigación de Felipe Baeza. Desde la historia del grabado en Chile, el autor nos relata tres episodios de intercambios trasandinos, de la mano del grabador porteño Carlos Hermosilla, quien fundó y dirigió el Taller de Grabado de la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar desde 1939 y por más de tres décadas. Su gestión permitió promocionar tanto a los artistas viñamarinos de su taller en la Argentina como a sus colegas argentinos en Chile. El texto aborda también las tensiones políticas derivadas de las instituciones culturales chilenas vigentes en la primera mitad del siglo XX, y deja varias interrogantes acerca de la recepción de esta producción que invita a expandir la investigación.
Continuando con el grabado, Roxana Jorajuria nos trae el caso del grabador Víctor Delhez, quien en 1926 se traslada desde Bélgica a Buenos Aires. En la Argentina desarrolla un lenguaje moderno y una carrera ligada al taller de grabado de la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, a partir de 1939. Contó con la colaboración del artista Sergio Sergi y el escultor chileno Lorenzo Domínguez, quienes se unieron a esta institución de formación artística en la ciudad de Mendoza. Entre noviembre de 1937 y abril 1938, Delhez estuvo en Santiago de Chile, donde estrechó relaciones con varios artistas, por ejemplo, el grabador y pintor chileno Marco Bontá, maestro de Hermosilla y fundador del MAC de la Universidad de Chile, lo que la autora rastrea a través de los archivos personales de Delhez, de Lorenzo Domínguez y del escritor boliviano Fernando Díaz de Medina.
José de Nordenflycht estudia el tránsito y testimonio que durante cuarenta años aproximadamente (1920-1960) ciertos artistas, arquitectos y/o historiadores fueron plasmando en obras y en publicaciones, en ambos lados de la cordillera. Material que hoy resulta indispensable para estudiar los vestigios arquitectónicos hispanoamericanos y neocoloniales, con una perspectiva patrimonial. Entre ellos, destaco el caso de Martín Noel, arquitecto e investigador de la arquitectura hispánica en América, que entre sus obras se encuentra la casona que aloja al museo colonial Fernández Blanco en Buenos Aires, y, tras su paso por Chile, una casona construida que se encuentra en el Parque Forestal de Santiago.
Un texto que extrae de una larga investigación es el que presenta la historiadora del arte argentina Isabel Plante. Nutrido de datos bibliográficos y de análisis de obras, relata la estadía de la artista chilena Violeta Parra en Buenos Aires, en donde no solo graba un disco, sino que también realiza una exposición de sus arpilleras, todo esto a comienzo de la década de 1960. Conecta además este episodio con otros sucesos de la vida de Violeta, tanto en Chile como en su significativo paso por Europa.
La investigadora Laura Malosetti Costa nos traslada a fines del siglo XIX, en búsqueda de los antecedentes de la creación del poema Tabaré del uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, en cuya cruzada de vida recorre Uruguay, Chile y Argentina. En la historia del charrúa Tabaré se deja entrever la perspectiva sensible y ensalzadora del autor sobre los charrúas, así como el mestizaje en América, temática que la autora también reconoce en otros artistas de la época, como los pintores Juan Manuel Blanes y Raymond Quinsac Monvoisin.
Marta Penhos y Florencia Baliña, atienden la agencia de las imágenes a partir de la publicación Narrative of the Surveying Voyage of his Majesty’s Ship de 1839. Esta publicación inglesa relata la expedición del bergantin Beagle por Tierra del Fuego, plasmando un imaginario sobre lo americano muy tamizado visualmente por las corrientes estéticas europeas de la época. Las autoras analizan cómo ha sido el desplazamiento y el uso de estas imágenes como recurso en obras contemporáneas, tanto chilenas como argentinas, que resitúan su problemática en este territorio austral.
En el segundo eje, “poéticas y posicionamientos”, y como adelantamos, el texto de Silvia Dolinko –quien es también editora de esta publicación– reconstruye la relación que establecieron los artistas Guillermo Deisler y Edgardo Antonio Vigo. Sus obras, gráficas y editoriales, resguardadas en dos importantes archivos, el Centro de Arte Experimental Vigo en la ciudad de La Plata y el Centro de Documentación de Artes Visuales (CEDOC-CNAC) de Santiago de Chile, fueron desarrolladas desde la década de 1960 en ciudades no capitales: Deisler desde Antofagasta (al norte de Chile) y, luego del exilio, desde Plovdiv (Bulgaria) y Halle (Alemania), mientras que Vigo desde la ciudad de La Plata. Desde ahí intercambiaron correspondencias, publicaciones, arte correo, afectos y visiones políticas. Además, a partir de sus obras sostuvieron a una gran red de poetas y artistas correistas de Latinoamérica, legado que se expande hasta hoy.
Desde la perspectiva feminista de la historia del arte, ampliamente desarrollada por Georgina Gluzman, su colaboración resulta un interesante análisis comparativo de las obras y trayectorias artísticas –formación, circulaciones y fortuna crítica– de la producción escultórica de la argentina Lola Mora y de la chilena Rebecca Matte, investigación que se nutre con fuentes historiográficas chilenas, por ejemplo, lo investigado por Gloria Cortés e Isabel Cruz, historiadoras del arte de mujeres en Chile de los siglos XIX y XX.
El relato de Cristina Rossi recorre los intercambios trasandinos de la mano de importantes artistas y colectivos de artistas relacionados con la vanguardia latinoamericana de la primera y segunda mitad del siglo XX, arrancando con la relación entre el argentino Emilio Pettoruti y el chileno Hernán Gazmuri. Asimismo, transita por los colectivos de arte constructivista como Rectángulo y el Movimiento forma y espacio, ambos de Chile. Junto a ellos, pone en relación a los grupos de la vanguardia concreta rioplatense como el Grupo Madi y Asociación de Arte Concreto Invención, AACI, en Argentina, con sus embajadores argentinos en Chile: Ennio Iommi y Claudio Girola. Además mapea una serie de gestiones de asociatividad entre la institucionalidad cultural chilena y argentina, cuya difusión y circulación tuvieron distintas recepciones.
A partir de la pintura de Eugenio Dittborn y de Juan Domingo Dávila, Ana María Risco –quien es también editora de esta publicación–, revisa la inserción de algunos personajes populares provenientes de revistas argentinas y chilenas de la primera mitad del siglo XX: Rico tipo y Topaze. De la mano de los estudios visuales reconstruye muy acuciosamente la proveniencia de cada ilustración integrada a las obras analizadas, y asocia la operación crítica de los artistas a la proliferación de los medios masivos dedicados al entretenimiento que marcó a la clase media chilena en contextos de la transición a la democracia.
Agustín Díez Fischer revisa una exposición colectiva de los artistas chilenos Arturo Duclos, Eugenio Dittborn y Juan Domingo Dávila, realizada en 1991 en el Instituto de Cooperación Iberoamericano de Argentina. Internarse en este hito abre una compleja trama de análisis sobre la obra de Dávila de los noventas, en relación al contexto de circulación -Chile, Argentina, Australia-, sobre el discurso levantado por la teórica franco chilena Nelly Richard, que acompañó las exposiciones y, sobre el recurso de la “cita” que atravesaba las obras. El autor contribuye a actualizar la lectura sobre la repercusión de estos trabajos en contextos latinoamericanos y foráneos.
A través de la revisión y análisis de las obras de dos artistas contemporáneas: Liliana Moresca de Argentina y Ximena Zomosa de Chile, la historiadora del arte Sophie Halart analiza el aspecto material y “alquímico” de la obra de arte, a la vez de que releva desde el prisma de los estudios feministas, la temática de la maternidad en las obras de ambas artistas.
Mariana Marchesi abre el tercer y último de los ejes “Redes e Instituciones”. Su texto revisa relevantes hitos de la mano del Instituto de Arte Latinoamericano (IAL), organismo articulador de la acción cultural de la Universidad de Chile a principios de los setenta. Entre ellos, el Encuentro de Artistas Plásticos del Cono Sur, que en 1972 reunió a intelectuales y artistas chilenos, argentinos y uruguayos para pensar la función del arte en un contexto de dictaduras latinoamericanas. También es destacable el cruce que vinculó a la gestora chilena Carmen Waugh y al artista argentino Ernesto Deira. Ellos protagonizaron un cruce trasandino con la exposición de la serie Identificaciones que Deira exhibió por primera vez en la Galería de Carmen Waugh en Buenos Aires y posteriormente, en la Sala Universitaria de la Universidad de Chile, donde las obras sufrieron el devenir institucional de la intervención militar a partir de Septiembre de 1973.
En línea con la revisión de las redes conformadas en Latinoamérica entre los años sesenta y setenta, el texto de Soledad García profundiza en el episodio del encuentro que en Chile tuvieron Aldo Pellegrini, Mario Pedrosa y Miguel Rojas Mix, este último a cargo del mencionado IAL. En ese contexto revisa los coletazos de la exposición de Felipe Yuyo Noé en la Sala Universitaria, asimismo del evento de Las 40 medidas de la Unidad Popular realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, para abordar las reflexiones y contradicciones que se discutieron entonces acerca del papel del artista y del arte puesto al servicio del pueblo y de la revolución.
Sebastián Valenzuela Valdivia en su texto revisa los orígenes del Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) y la conformación de su colección, hito que es producto de la relación y colaboración entre diversos agentes culturales convocados por el brasilero Mario Pedrosa. Además, revisa la relación de Pedrosa con el argentino Jorge Glusberg como puente de la donación de obras de ciertos artistas, algunas truncas, pero que gracias al levantamiento del archivo documental, el autor puede elucubrar los devenires institucionales de esas acciones culturales colaborativas en los tempranos años setenta.
El texto de Viviana Usubiaga analiza la exposición 4 chilenos en Buenos Aires que tuvo lugar en 1985: Gonzalo Díaz, Eugenio Dittborn, Alfredo Jaar y Carlos Leppe. Su trabajo da cuenta del contexto de dictadura chilena de entonces y de la recuperación democrática en Argentina. Asimismo, analiza los catálogos y textos que acompañaron la muestra, a cargo de los críticos: Justo Pastor Mellado, Adriana Valdés y Nelly Richard, quien fue organizadora en más de una ocasión de la circulación de los artistas identificados con la Escena de Avanzada. Contribuye a obtener otras repercusiones y a revisar cómo en alianza con el Centro de Arte y Comunicaciones (CAYC), el arte chileno tuvo una importante vitrina en tiempos de represión.
Para cerrar esta publicación, Sebastián Vidal Valenzuela –el tercer editor de Intercambios Trasandinos– propone un recorrido cuyo centro es la circulación de las obras del artista chileno Juan Downey, partiendo por Argentina y Chile, para expandirse en otros trabajos que circularon por el resto del continente. Es un ejercicio que permite además dar contexto a las colaboraciones que Downey tuvo con proyectos como Hacia un perfil del Arte Latinoamericano impulsado por el CAYC, obras que, como mencionamos antes, se exhibieron en el MNBA de Chile 47 años después. Esta investigación que el autor realizó derivó posteriormente en concretar la exposición en el MNBA de Chile (2020), pero también fue posible exponerla de vuelta en el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina (2022).
Estas investigaciones se han preocupado de descubrir y relevar la huella que han dejado los tránsitos y cruces trasandinos, que en el ámbito artístico y cultural exceden sin duda los que aquí se dan cita, por lo que no sólo abre una invitación a proponer nuevos vínculos, sino que también estimula a generar propuestas exhibidoras que permitan amplificar la circulación de estas historias en ambos países, lo que involucraría a nuevos agentes culturales para seguir construyendo nuevos intercambios trasandinos que solidifiquen este puente.