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na imagen surgió de las conversaciones mantenidas en las reuniones del comité editorial de este anuario: la de una convivencia a la vez compleja y necesaria entre profesionales formados y en formación de disciplinas diversas, que, a pesar de provenir de diferentes áreas del conocimiento, confluyen en su preocupación por el patrimonio cultural americano. Este interés tiene una historia ligada a un lugar preciso: el Taller de Restauro de Arte (TAREA), cuyo nombre retoma nuestro anuario como emblema de una forma de encarar la investigación, interpretación y conservación del patrimonio cultural, iniciada hace 25 años. TAREA representa para sus integrantes –conservadores, restauradores, químicos, físicos, historiadores, historiadores del arte– un lugar de intercambio entre saberes y disciplinas, cuyo diálogo infrecuente en otros ámbitos, se muestra tan fructífero como auspicioso.
La reconsideración de la práctica de Antonio Berni a partir de la presencia de carbón por debajo de la capa pictórica de una de sus obras; el estudio del lienzo de San Luis Gonzaga, oculto en el retablo de San Ignacio, que ha conducido a la comprensión de prácticas litúrgicas y artísticas a partir de huellas materiales de una pintura parcialmente quemada, o la reatribución de una obra a José Gil de Castro gracias a estudios estratigráficos, en contradicción con los repintes que habían llevado a negar que la pieza fuese autógrafa, son apenas tres ejemplos del trabajo interdisciplinar y sus efectos concretos sobre la comprensión del patrimonio con miras a conservarlo. Este anuario se propone hacer extensiva esta experiencia al soporte impreso, con el objetivo de que tanto investigadores como estudiantes, provenientes de las ciencias naturales, sociales y humanas, participen de un intercambio internacional largamente justificado por los beneficios de la conservación patrimonial y la reflexión académica que de él se deriva, fortalecida por una interdisciplinariedad habitualmente más presente en el discurso que en las prácticas.
El anuario nace como resultado de una maduración de la experiencia de TAREA, con la intención de comunicarla y hacerla trascender más allá de las fronteras argentinas. La reconversión entre la órbita privada y la académica atravesó varias etapas. El taller original dio lugar al Centro de Producción e Investigación en Restauración y Conservación Artística y Bibliográfica Patrimonial (CEIRCAB-TAREA de la Universidad Nacional de San Martín). Pero su paso a la Universidad se consolidó al convertirse en Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural (IIPC), donde surgió la necesidad de acompañar la ampliación de los objetivos de la conservación artístico-bibliográfica al patrimonio cultural, con la creación de un espacio de discusión académica. En consonancia con la expansión del campo de acción del taller, el Anuario apunta a superar su origen institucional para funcionar, no como el mero órgano de comunicación de los aportes significativos del Instituto, sino como difusor de los debates y saberes que han enriquecido la práctica de sus integrantes e interlocutores.
En consecuencia convocamos a todos aquellos profesionales e investigadores interesados en el patrimonio cultural, su conservación, comprensión y estudio desde la materialidad, a hacer de este anuario un campo de batalla, en el mejor de los sentidos imaginables. Es nuestra intención que esta revista se convierta en territorio de discusión, referencia y pensamiento crítico acerca de las técnicas y filosofías ligadas a la teoría y práctica de la conservación, así como en un espacio de reflexión sobre la categoría de “patrimonio cultural”, su historia conceptual y sus usos sociales. Esperamos ver nuestro deseo favorecido por la periodicidad anual de la publicación y su distribución extendida en el ámbito internacional.
Creemos que una iniciativa de estas características contribuirá a dinamizar un campo, como es el de la conservación del patrimonio, en ocasiones suspendido en la neutralidad crítica, la autopromoción institucional o las políticas estatales de escasa trascendencia práctica a largo plazo. En términos regionales, esperamos que esta publicación encuentre eco dentro y fuera de sus páginas y funcione como punto de referencia de las experiencias y reflexiones surgidas en otros centros de investigación y conservación del territorio americano. Apuntamos a fortalecer, en este mismo sentido, el diálogo crítico con los expertos europeos y su mayor conocimiento de los desarrollos locales en materia de conservación patrimonial, porque entendemos que solo un intercambio de esta índole puede resultar productivo para todas las partes. Invitamos, por último, a hacer de este anuario una herramienta de trabajo lo suficientemente flexible como para verse enriquecida y renovada a la luz de los problemas concretos que presenta, desde ahora y hacia el futuro, la conservación del patrimonio cultural.
La revista se compone de seis secciones. La primera comprende artículos de fondo de corte histórico y teórico. En este primer número, hemos incorporado un dossier sobre patrimonio, historia y conservación que incluye reflexiones sobre memoria y patrimonio y distintas perspectivas sobre problemas, criterios y políticas de conservación. También hemos seleccionado en esta primera sección dos artículos que indagan en torno a los procedimientos y técnicas utilizadas en la producción de artefactos visuales como el arte colonial americano y los impresos ilustrados. Dedicamos la segunda sección a la difusión de avances de investigación que permitan tanto dar a conocer nuevas hipótesis de trabajo o resultados parciales de proyectos en curso como soluciones a problemas prácticos de restauración y conservación que no han hallado aún una vía de divulgación acorde con su utilidad y trascendencia. La tercera, bajo el título de Asinus artis, apunta a despertar discusiones en torno a problemas actuales tratados de una forma diferente, con la licencia del que no es experto en un tema y se permite indagar y cuestionar. En la cuarta sección proponemos lecturas de textos ya publicados, en primeras o nuevas traducciones cuando corresponda, que dialoguen críticamente con los artículos de fondo. Las noticias de envergadura relativas a la conservación de obras artísticas, nuevas atribuciones, proyectos de restauración, etc., tienen su lugar en la quinta sección de este anuario. Finalmente, la última corresponde a las reseñas de libros, congresos y exposiciones que hayan aparecido o tenido lugar en el último año y cuya disección contribuya a la reflexión, en un tiempo distinto al de su primera recepción, sobre su grado de intervención en el debate cultural contemporáneo.