33 Congreso del Comité Internacional de Historia del Arte
The challenge of the object
Nuremberg
15-20 de julio de 2012
Universidad de Buenos Aires
Entre el 15 y el 20 de julio de 2012, tuvo lugar en la ciudad de Nuremberg, Alemania, el 33 Congreso del Comité Internacional de Historia del Arte (CIHA 2012). Celebrado cada cuatro años en una ciudad distinta, en esta ocasión, reunió a investigadores de una treintena de países, que debatieron sobre los desafíos del objeto en la historia del arte. Tema que fue escogido por la institución anfitriona del encuentro, el Germanisches Nationalmuseum (Museo Nacional Germano).1
No cabe duda de que, en las últimas décadas, la historia del arte debió poner a prueba sus propios límites disciplinares. Frente al desafío de expandir sus fronteras y de aceptar nuevos objetos de estudio, surgieron renovados marcos teóricos, metodologías y abordajes de trabajo. La magnitud del cambio fue tal que estas problemáticas aún son materia de debate y distan de agotarse. Es posible que esta vigencia guiara a los organizadores a abrir una nueva discusión en este sentido. En el CIHA 2012, “el desafío del objeto” –The challenge of the object– se abordó desde dos líneas principales, entendido este como materia de estudio y, en un sentido más amplio, como una cuestión disciplinar.
Resulta inviable abordar los contenidos del congreso en su totalidad, ya que del mismo participaron unas cuatrocientas ponencias distribuidas en veinte secciones. Sin embargo, es posible advertir una serie de temáticas comunes, tanto en un sentido sincrónico como diacrónico. Se abordó en las sesiones: la dimensión ontológica del objeto, el concepto de aura y de reproductibilidad, su estatus más allá de la tangibilidad, la ausencia y la destrucción del objeto, el concepto de tecnología a lo largo del tiempo, el desplazamiento del objeto, y el efecto del mercado sobre este.
A diferencia de otros años, el encuentro estuvo dividido en dos partes, con un día de receso en medio, que sesionaron con diez mesas en paralelo. El lunes y martes desde la sección 1 hasta la 10, y el jueves y viernes, desde la sección 11 hasta la 20. En particular, tres secciones tuvieron
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El encuentro fue financiado por el Ministerio de Cultura y Medios de Comunicación del Gobierno Federal de Alemania, la Fundación Alemana para la Investigación Científica, el Ministerio para la Ciencia, la Investigación y las Artes del Estado de Baviera y el Museo Nacional Germano de la Ciudad de Nuremberg.
una amplia repercusión de convocatoria, ya esperable desde un principio, por la numerosa recepción de postulaciones.
La sección 1, Questioning the Object of Art History (‘Interrogando el objeto de la Historia del Arte’), fue el panel cuya temática se centró en los enfoques eminentemente metodológicos del campo. Es interesante mencionar que solo dos presentaciones hicieron alusión a los cambios disciplinares de las últimas décadas, por lo que predominaron aquellas relacionadas al abordaje de la obra como objeto y su rol dentro de la disciplina. Aspecto que da la pauta de cómo este, entendido en su sentido material, continúa siendo una cuestión relevante. En esa dirección, cabe destacar entre las líneas teóricas predominantes, casi excluyentes, las de Wolfflin, Riegl, Panofsky, Gombrich.
Por su parte, la sección 15, Charged sites (‘Sitios cargados’), estuvo dedicada a pensar aquellos espacios que, por su connotación histórica, social o religiosa, se instituyeron en lugares de una fuerte carga simbólica (memoriales, lugares de celebración o devoción). Si bien la premisa que guió la convocatoria consideró un amplio espectro, “todos los lugares a través de la historia”, el foco disparador de los coordinadores fue la propia ciudad de Nuremberg, por sus fuertes vínculos históricos con el Nazismo, ya que allí se dieron varios de los eventos que signaron tanto su ascenso como su caída: las Leyes Raciales (1935), los Reichsparteitag (1927-1938), los Tribunales de Nuremberg (1945-1946).
Finalmente, en la sección 18, The absence of the object and the void (‘La ausencia del objeto y el vacío’), se trabajaron cuestiones como su desmaterialización y deconstrucción, las distintas instancias del concepto de ausencia y destrucción, así como también del silencio. En este caso, un aspecto enriquecedor del panel fue el modo en que confluyeron distintos abordajes históricos, culturales, religiosos, alrededor del tema en cuestión.
También, hubo otras modificaciones propuestas que variaron la dinámica habitual del CIHA. En primer lugar, por primera vez se implementó un programa para estudiantes de posgrado, Get in touch: Objects, Places, People (‘Poner en contacto: objetos, lugares, personas’), desarrollado en talleres paralelos a las conferencias. El programa, desde diversos abordajes, tuvo el tema del objeto como eje de trabajo. Asimismo, el grupo contó con la oportunidad de interactuar con los asistentes y participantes del congreso mediante la presentación de sus propios proyectos de investigación, que se dispusieron en paneles exhibidos durante los recesos.
En segundo lugar, la organización planificó una serie de recorridos y visitas relacionadas con la ciudad de Nuremberg. Así, el día miércoles no hubo sesiones y la jornada estuvo dedicada a que los participantes pudieran entrar en contacto con la vasta historia y la vida cultural de la ciudad. Entre las varias actividades planificadas se puede mencionar la muestra del Museo Nacional Germano, Der frühe Dürer (El Durero temprano), que fue programada especialmente para desarrollarse en coincidencia con la fecha del congreso. Como quedó comprobado en las discusiones generadas
Entre algunos lugares, cabe mencionar las iglesias medievales de San Sebaldo y San Lorenzo, el Castillo Imperial, la casa-museo de Alberto Durero –el hijo dilecto de Nuremberg–, los campos
de reunión del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán, mejor conocidos como Nazi Party Rally Grounds, las cortes donde se juzgaron los crímenes del Tercer Reich y la Calle de los Derechos Humanos junto al Museo Germano.
Por el sostenido apoyo a CIHA, dentro de las varias ayudas recibidas, cabe destacar el programa de becas de viajes de la Fundación Getty, dirigido a países cuyas instituciones no tienen políticas permanentes para fomentar la participación de sus investigadores en eventos académicos, que garantizó la presencia de casi todos los trabajos aceptados.
en las distintas excursiones o visitas que los asistentes pudieron realizar por sus propios medios, esta excelente iniciativa también aportó a la discusión de los temas de debate.2
Cabe destacar que, por primera vez, en sus 173 años de existencia, un museo fue anfitrión del CIHA. En esta oportunidad, el Comité organizador, conformado por el impecable grupo del Museo Nacional Germano, estuvo encabezado por Petra Krutisch y su equipo de colaboradores, Almuth Klein, Ana Paulik y Marian Wild, sobre quienes recayó la responsabilidad de coordinar los aportes de las distintas instituciones y organismos que colaboraron con el encuentro.3
De vuelta con las actividades específicas del congreso, una sección especial surgió como espacio de debate alrededor de la función y alcances de la propia organización: CIHA as object for art history (‘CIHA como objeto de la historia del arte’). Allí, diez ponencias se abocaron a revisar su historia y sus aportes al campo del arte. En ese sentido, se plantearon cuestiones como: ¿qué historia del arte representa CIHA?, ¿cuál es su nivel de incidencia en la construcción de narrativas de la historia del arte?, ¿cuál es su lugar en relación con otras organizaciones culturales de rango internacional, como por ejemplo ICOM o UNESCO?
Vinculadas a estas preguntas, surgen otras ahora ligadas a nuestras propias problemáticas, sobre todo, si pensamos el acentuado perfil eurocéntrico que aún hoy mantiene CIHA. En este caso, nuestra primera pregunta indefectiblemente es: ¿cuál es el lugar de América Latina en el escenario global de la historia del arte?, y luego, ¿cuáles son sus posibilidades reales de participación –en caso de considerarlo– dentro de estos escenarios transnacionales?
En ese sentido, si bien países como Brasil, y sobre todo México, tienen representación en el CIHA, cabe señalar la escasa presencia de ponentes latinoamericanos en Nuremberg; de unos 390 trabajos, solo 10 fueron de los dos países ya mencionados, a los que se sumó una mínima presencia de Argentina y Colombia, que contaron con un representante cada uno.
De los países que ingresaron a CIHA en los últimos cinco años, China ha sido, sin lugar a dudas, el que presentó mayor incremento dentro de la institución (en la actualidad, el comité regional cuenta con unos 20.000 afiliados). Este fuerte crecimiento es producto de la implementación de programas culturales vinculados a la educación y al fomento del mercado del arte, que el país ha impulsado en los últimos años. En clara correspondencia con estas iniciativas, durante las reuniones del Comité del CIHA previas al congreso, la delegación China se propuso como país anfitrión para el próximo encuentro que se celebrará en 2016.
Esta proposición no deja de entrar en tensión con el panel especial de debate, que se desarrolló durante una de las tardes en Nuremberg, Global ethics for a global policy (‘Una ética global para una política global’). Con un eje rector centrado en el traspaso de las políticas a la política (“from policy to politics”), se plantearon temas como el de la responsabilidad profesional. En particular, se discutió respecto de los derechos humanos y la necesidad –o no– de que CIHA, como organización, tome el compromiso de velar por la situación de sus pares ante situaciones de vulnerabilidad política, por ejemplo “…escribir cartas a autoridades nacionales para pedir por la libertad en el arte, de artistas e historiadores”.4 Entre las inquietudes de algunas representaciones nacionales presentes en la Asamblea General en julio, surgieron cuestiones relacionadas con este punto, que fueron percibidas como potenciales problemas frente a la designación de la próxima sede: la censura, la libertad de expresión y, en un sentido más práctico, la posibilidad de que no todos los participantes consigan su visado para asistir a un encuentro en China.5
Si pensamos que las hegemonías económicas van de la mano de su propio posicionamiento cultural a nivel global, es interesante pensar que para 2016 está estipulado que China haya superado a los Estados Unidos como mayor potencia económica mundial. Ese año Beijing será la ciudad anfitriona de CIHA. Sin duda, esta oportunidad representará un nuevo desafío para pensar el objeto de la disciplina y sus alcances tanto culturales como también políticos y éticos.6
Documento electrónico disponible en: www.ciha2012.de/en/ panel-discussion.html, acceso 6 de diciembre de 2012.
Aunque no debemos circunscribir este problema solo a China. Un ejemplo pasado no tan lejano fue el de Estados Unidos tras el atentado al World Trade Center en 2001, cuando sistemáticamente se negaron visados a muchos académicos e intelectuales de todo el mundo.
En continuidad a los debates del congreso de 2012, para Beijing el tema convocante será Terms (‘Términos, categorías’).