Simposio internacional

Modern and Contemporary Mural Paintings: Technique, Value and Conservation

Valencia

4-5 de mayo de 2012


Néstor Barrio

Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural, Universidad Nacional de San Martín


Organizado por el Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, el congreso propuso una amplia revisión crítica y técnica de la práctica mural contemporánea, los materiales, los sistemas constructivos, las metodologías de estudio y los tratamientos de estas obras. Con la presencia de varios expertos internacionales, como Isabelle Brajer, Tom Learner, Will Shank y Pilar Roig, el nutrido programa de ponencias y paneles de discusión, desarrollado en dos intensas jornadas, fue complementado por tres maratónicas sesiones de pósteres.

Aunque la costumbre de escribir leyendas sobre muros y columnas es antiquísima, el movimiento de los graffiti y el muralismo en el espacio público ha tenido un crecimiento explosivo en la mayoría de las ciudades del mundo. La que en un principio fue definida como una acción anónima de activismo político, de protesta, demanda social, expresión de la cultura hip-hop o, simplemente, vandalismo, hoy en día se ha convertido en una de las formas más representativas y populares de la cultura visual contemporánea, con gran cantidad de tipos y subgéneros. Gran parte del arte callejero, desarrollado en estaciones de trenes, vagones de subterráneos, plazas y edificios, ha sido también objeto de estudio para antropólogos e historiadores, quienes han interpretado esta manifestación de arte popular como una efectiva herramienta social para la emancipación de grupos urbanos marginados y, subsidiariamente, como generadora de novedosos procesos de patrimonialización de barrios urbanos postergados y, más recientemente, de urbanizaciones completas.

Ejecutados sobre paredes y soportes sin la debida preparación y con colores comerciales inestables, la mayoría de estos murales se encuentran seriamente amenazados por estar sometidos a la acción de la intemperie. Un porcentaje importante de los ejecutados en las décadas de los ochenta y noventa ha sufrido daños fotoquímicos irreversibles, desprendimientos por acción del sol y el agua y, paradójicamente, el vandalismo a causa de los graffitis. En síntesis, la presencia de los murales en el espacio público ha generado un interesante debate acerca de los valores que contienen y el papel de la comunidad que, en algunos casos, se proclama animadora y protectora de estas manifestaciones.

En la primera sesión, coordinada por Pilar Roig de la Universidad Politécnica de Valencia, se desplegaron dos cuestiones esenciales: la posición de los creadores y la visión de los especialistas conservadores frente a las variadas problemáticas de los proyectos de salvaguardia.

La participación de los artistas y la descripción de sus prácticas colocaron, en un primer plano del debate, a la precariedad de estas producciones, y renovaron la polémica de la conservación del arte efímero. La creciente intervención de los autores en los proyectos de restauración instaló otra discusión fundamental: la legitimidad de recrear o repintar las propias obras dañadas. Frente a una audiencia compuesta mayoritariamente por especialistas en restauración, los pintores reivindicaron su derecho a intervenir y a modificar los murales sobre la base del argumento de la propiedad intelectual. Como era de esperarse, se planteó aquí la difícil cuestión de la autenticidad. En tanto que fueron rehechas o recreadas una y otra vez, las obras sufrieron significativos cambios de aspecto y, sobre todo, la pérdida de su condición histórica, requisito no menor si se trata de conservación patrimonial. Sin embargo, en contraposición al planteo convencional de la conservación sistemática de los vestigios originales, de hecho, ha ganado terreno la corriente de opinión que considera legítimo el recurso de la reconstrucción, como sucede por ejemplo, con los pocos fragmentos sobrevivientes del Muro de Berlín.

La esperada ponencia de Isabelle Brajer, del Museo Nacional de Dinamarca, dio cuenta de las dimensiones y complejidades del asunto. Según la autora, la interpretación de los fenómenos involucrados en el arte del espacio público supone el análisis simultáneo de varios aspectos: la función, los valores estéticos, la historicidad, la autenticidad, la ética de la restauración, los requerimientos legales y las restricciones técnicas y económicas para su estudio y tratamiento. La impresión que se tiene, frente a este planteo integral, es que la novedosa estructura teórica y el sofisticado andamiaje metodológico requerirán un gran esfuerzo de todos los actores para entrar en sintonía. Una de las conclusiones más importantes podría resumirse en que la fórmula exitosa, para la salvaguardia del llamado arte callejero, no reside exclusivamente en los tecnicismos y menos aún en los planteos ortodoxos del arte de la restauración, sino en un delicado balance de intereses, donde han tomado gran protagonismo los aspectos legales que rigen la vida en las ciudades y su compleja trama de derechos y obligaciones.

La segunda sesión, conducida por Tom Learner, del Getty Conservation Institute, fue dedicada a la exposición de casos de estudio sobre innovaciones para el tratamiento de murales modernos y contemporáneos. Y fue donde tuvo lugar la ponencia sobre el proyecto de restauración del Ejercicio Plástico de Siqueiros en Buenos Aires, presentada por quien suscribe. Asimismo, debemos citar la interesante contribución de Emily McDonald-Korth, del Getty Conservation Institute, que versó sobre el desarrollo de recubrimientos anti-graffiti. Aunque resulte paradójico en el contexto de este evento, los graffitis sobre edificios, monumentos y esculturas en el espacio público, representan un grave problema que no puede ser soslayado. A pesar de que no se ha encontrado una solución perfecta, se espera que el avance de esta investigación ponga a disposición de la comunidad internacional algunas herramientas para remediar el flagelo del vandalismo.

En la misma línea, aunque con otros objetivos, la ponencia de Amanda Norbutus, de la Universidad de Delaware, mostró los avances de un proyecto que ensayó la aplicación de nuevos recubrimientos para proteger los murales de la intemperie. No obstante, la diversidad de ejemplos, contextos geográficos y técnicas, la autora demostró el fracaso de los tratamientos de impermeabilización extremos, y señaló la conveniencia de aplicar filmes que permitan, además de una razonable protección, el intercambio de la humedad entre el muro, la pintura y la atmósfera.

La sesión culminó con la presentación de José Luis Regidor, del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, que expuso una sorprendente técnica de reproducción digital para la reintegración de las mermas. Aunque no coincidía con el período analizado en el congreso, el caso de la restauración de la bóveda de Antonio Palomino en la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia, implicó una valiosa contribución que despertó gran interés. Sobre la base de una antigua fotografía en blanco y negro, tomada antes del incendio del templo en la Guerra Civil Española, los investigadores lograron, mediante un software especialmente diseñado, trasladar al muro las imágenes perdidas, sin deformaciones ni aberraciones ópticas. Lo asombroso del procedimiento es que las formas y colores, sobre la base de tintas de impresión, se unían perfectamente con los fragmentos sobrevivientes. Un reducido grupo de participantes del congreso tuvo la oportunidad de observar de cerca los resultados, y comprobó que las formas impresas en el enlucido se veían desenfocadas a dos metros de distancia y perfectamente nítidas a nivel del piso en la nave central.

La tercera sesión, a cargo de Will Shank, creador del proyecto Rescue Public Murals, se centró sobre la gestión y el activismo social para la protección de los murales contemporáneos. El mismo Will Shank presentó el caso del mural La Grande Jatte in Harlem: Homage to Seurat, pintado en 1986 por Eva Cockcroft. Mostró como un equipo de ex colaboradores de la artista fallecida y un grupo de vecinos con la supervisión de especialistas de conservación de pintura mural restauró la obra, consolidó y repintó cuidadosamente la accidentada superficie. La solución adoptada, por demás polémica, resultó a la postre una demostración de realismo puesto que, hubiera sido imposible para la comunidad contratar un equipo completo de profesionales. Con la debida planificación y control, el activismo social se perfila como una muestra de auténtica participación ciudadana y un camino para salvar el arte público en peligro.

Por último, la contribución de Virginia Santamarina, del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, se centró en un complejo proyecto de salvaguardia del muralismo uruguayo. Las estrategias propuestas por la autora causaron cierto estupor en algunos miembros de la audiencia; no por sus recomendaciones técnicas, sino porque partía de la premisa que el contexto uruguayo, sumido en la más absoluta precariedad, se llenaría de sentido con la llegada de la misión española que, con aires de rescate épico, terminaría con el aislamiento y la falta de iniciativa. En definitiva, y a pesar de la desafortunada evaluación, no debería ponerse en tela de juicio las buenas intenciones de la ponente.

A continuación de cada una de las sesiones principales, en consonancia con su temario, se desarrollaron las sesiones de pósteres. A pesar de los escasos 5 minutos disponibles para cada autor y la limitación de exhibir solamente 3 diapositivas, las presentaciones resultaron una admirable contribución al congreso. Aunque lo extenso del programa y la enorme cantidad de asuntos tratados no pueden ser resumidos en esta crónica, hay que destacar que hubo representantes de Austria, Canadá, España, Italia, Luxemburgo, México y Portugal, que mostraron un formidable abanico de proyectos y problemáticas.

Finalmente, debemos destacar el gran trabajo realizado por Mercedes Sánchez Pons y Laura Fuster López, quienes, además de organizar admirablemente el congreso, fueron soportes permanentes para atender todas las consultas previas y solucionar los más mínimos detalles durante el congreso.

Se prevé la publicación de los trabajos presentados en el Congreso.