IV Congreso chileno de conservación-restauración

Nuevas miradas, nuevos patrimonios: un desafío disciplinario, transdisciplinario e intelectual

Santiago de Chile

23-26 de mayo de 2012


Néstor Barrio

Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural, Universidad Nacional de San Martín


A partir del 2001 y, cada tres años, los profesionales chilenos celebran su congreso de conservación-restauración. Desde 2005 el evento es organizado por la Asociación Gremial de Conservadores-Restauradores de Chile, lo que demuestra el sostenido crecimiento de la profesión en ese país y la admirable capacidad de esa entidad para asociarse exitosamente con el Estado y con instituciones académicas que financiaron y patrocinaron el evento.

Este proceso virtuoso tiene valiosos antecedentes que hoy conviene recordar. Con la creación en 1982 del Centro Nacional de Conservación-Restauración, CNCR, de la DIBAM –primero con Guillermo Joiko y, luego, bajo la tenaz dirección de Magdalena Krebs–, se colocó en el centro de la escena cultural chilena un organismo público especializado de jurisdicción nacional. Centro que, con funciones ejecutivas y consultivas, atendió las necesidades de los museos, archivos, bibliotecas, centros históricos y las demandas de diversas comunidades. Al cabo de treinta años, el CNCR ha sido reconocido como la institución de referencia en materia de conservación-restauración y un pilar indiscutido de la actual corriente de profesionalización.

Con una nutrida concurrencia de especialistas locales y un significativo conjunto de expertos extranjeros, el IV Congreso chileno de conservación-restauración se llevó a cabo en el Campus Oriente de la Pontificia Universidad Católica de Chile, un ex convento y colegio de monjas. Es aquí donde se formaron la mayoría de los miembros fundadores de la Asociación y primeros profesionales del CNCR. El congreso tuvo, además, una jornada opcional de visita y conferencias en la sede de la misma universidad en Valparaíso.

El programa general estuvo organizado sobre la base de simposios temáticos, simposios de especialidad, comunicaciones y pósteres. Los tres simposios temáticos fueron: a) Estudios críticos del patrimonio, b) El ejercicio profesional de conservadores restauradores: certezas y desafíos, y c) Formación de conservadores restauradores en Chile: competencia y perfil profesional. Los siete simposios de especialidad trataron un amplio espectro de casos de conservación relacionados con la arquitectura, arqueología, pintura mural, formación en Iberoamérica, conservación preventiva y gestión de riesgos. Muy numerosas, por cierto, fueron las comunicaciones, divididas en seis grupos temáticos, y los habituales pósteres, que se desplegaron en los espacios destinados a las pausas del café.

Como es costumbre, se dictaron varias conferencias magistrales a cargo de reconocidos especialistas invitados, donde se destacaron Salvador Muñoz Viñas de la Universidad Politécnica de Valencia y la infatigable Katriina Simila, del ICCROM de Roma. Mientras que la conferencia del español, “Reinterpretando al restaurador: metamorfosis de una disciplina”, ofreció un panorama histórico-crítico de las teorías de la restauración y los roles de sus actores, la segunda se centró sobre los programas de asistencia y un llamado a la cooperación regional.

El lema propuesto por los organizadores respondió fielmente al estado de la cuestión que hoy en día preocupa a los conservadores: la renovación de la noción de patrimonio, el crecimiento sostenido del trabajo interdisciplinario y la progresiva complejidad que trae aparejada la gestión de la preservación en las tareas cotidianas. Aunque resulta imposible resumir y evaluar la actividad de todos los grupos y asuntos discutidos, una de las temáticas de mayor interés fue, a nuestro juicio, la gestión de riesgos en conservación. Esta metodología viene siendo debatida y perfeccionada desde hace un tiempo y supone una visión integral y simultánea de todos los factores que amenazan a los bienes culturales, desde los procesos de deterioro –graduales y acumulativos–, la planificación para emergencias y catástrofes, hasta las estrategias para las prioridades de acción, asignación de recursos y la gestión institucional.

Propuesto originalmente por los canadienses Robert Waller y Stefan Michalski, el sistema converge en la determinación de una escala ABC, para la evaluación del tipo de riesgos, y culmina, en una tabla de cuantificación de los mismos (Magnitude of Risk), donde se le asigna un porcentaje ABC a cada categoría. Definido como una visión “holística”, el ciclo de la gestión de riesgos en conservación se expresa en una fórmula estadística que anticipa la probabilidad de que un evento o una serie de sucesos ocurran. La suscripción a esta metodología implica un enfoque superador de la conservación preventiva convencional, como así también, la activa participación de otros saberes y ciencias. Por cierto que la gestión de riesgos es particularmente sensible en el caso chileno, debido a los enormes daños producidos por los terremotos que azotan regularmente el país. Un hecho inusual reflejó el ánimo general: la excelente ponencia del especialista brasileño en gestión de riesgos, José Luiz Pedersoli Jr., despertó tal grado de interés que, a pedido de los participantes, tuvo que repetir su exposición.

Aunque en nada desmerece el gran trabajo realizado, cabe preguntarse, finalmente, si un evento con tantas temáticas y presentaciones simultáneas, puede ser aprovechado razonablemente por los congresales. Si bien es cierto que el programa fue dividido entre simposios temáticos y simposios de especialidad, sería recomendable no superponer, por ejemplo, un simposio de programas de formación profesional con otro de conservación preventiva.


El Congreso chileno de conservación-restauración ha ganado un merecido reconocimiento internacional no solo por la impecable organización y calidad de los expositores, sino también por su continuidad, aspecto no menor en el contexto latinoamericano. La edición del libro de resúmenes del congreso, debe también ser destacada. Su prolija diagramación facilita una rápida ubicación de todas las ponencias, comunicaciones y pósteres.