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La activación patrimonial y sus dinámicas en la puesta en valor de los bienes culturales: Una experiencia en el Colegio Nacional de Buenos Aires


María Gabriela Mayoni

Archivo Histórico del Museo de La Plata - CONICET / Universidad de La Plata


Introducción


La experiencia de puesta en valor de bienes culturales llevada a cabo en el Colegio Nacional de Buenos Aires en el marco del “Programa de Preservación y Revalorización de Bienes Culturales”, que tuvo lugar entre los años 2007 y 2012, accionó a través de diferentes proyectos, sobre colecciones didácticas consideradas históricas que se conservan en el Departamento de Biología, Geografía y Química de la institución.1 Las acciones realizadas en el marco del Programa,


1 Ver Virginia González Gass. “Programa de Preservación y Revalorización de Bienes Culturales”, en: Informe de Gestión CNBA 2007-2010. Buenos Aires, 2010, pp. 40-59. Disponible en: http:// gonzalezgass.com/wp-content/uploads/2011/05/Informe-de-Gestion-CNBA-2007-20101.pdf, consultado en marzo de 2016; María Gabriela Mayoni et al. “La preservación del patrimonio educativo en el Colegio Nacional de Buenos Aires”, Ge-conservación N° 3, 2012, pp. 53-68, Madrid, Grupo Español de Conservación (IIC) y María Gabriela Mayoni. “Plantas de papier-mâché. Estudios técnicos y conservación de la colección Brendel del Colegio Nacional de Buenos Aires”, Ge-Conservación Nº 9. Madrid, Grupo Español de Conservación (IIC), 2016, pp. 6-20.


que se enfocaron principalmente en la conservación, investigación y divulgación de estas colecciones, propiciaron una renovación de su dimensión simbólica para la comunidad educativa actual.

El primer proyecto que impulsó dicho Programa fue tratado en la tesis de Licenciatura “Puesta en Valor de Bienes Culturales en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Colección didáctica de modelos anatómicos en papel maché del siglo XIX”,2 presentada en el Departamento de Artes Visuales de la actual Universidad Nacional de las Artes (ex IUNA). Esta tesis fue uno de los primeros acercamientos hacia el estudio y conservación de este tipo de colecciones en la institución. En ella se trabajaron aspectos históricos, técnicos de la conservación y restauración, como así también las didácticas promovidas en las aulas que integraron colecciones históricas de enseñanza.

Por otra parte, existe actualmente un renovado interés sobre este tipo de objetos históricos, incluidos en lo que se menciona actualmente como “patrimonio histórico-educativo”.3 Nuevas redes, asociaciones y espacios de divulgación se han generado e incrementado en los últimos años en torno al estudio y protección de este tipo de “patrimonio”.4 Asimismo, los espacios y materiales que dieron forma a la enseñanza científica en las escuelas de nuestro país resultan actualmente objeto de interés para el ámbito de la investigación científica.5


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  1. María Gabriela Mayoni. Puesta en Valor de Bienes Culturales en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Colecciones Didácticas de Modelos Anatómicos en Papel Maché del S. XIX. Tesis de Licenciatura, Departamento de Artes Visuales “Prilidiano Pueyrredón”, Instituto Universitario Nacional del Arte Buenos Aires, 2011.

  2. Ver Julio Ruiz Berrio (ed.). El patrimonio histórico-educativo: su conservación y estudio. Madrid, Biblioteca Nueva, 2010 y Marcela Pelanda (comp.). Patrimonio histórico educativo: Investigaciones y experiencias en América Latina y Península Ibérica. Buenos Aires, ed. de autor, 2015, disponible en: https://issuu.com/huellasdelaescuela/docs/simposio230_4b6b2ae2c79379, consultado en septiembre de 2016.

  3. Entre diversas iniciativas se pueden mencionar dentro del ámbito local, las “Jornadas de Recuperación del Patrimonio Histórico Educativo” que organiza la Biblioteca Nacional de Maestros en el marco del Programa Memoria de la Educación Argentina (MEDAR) y el Programa Nacional de Archivos Escolares y Museos Históricos de Educación (Resolución Nº 717/13). Por otra parte, auspiciado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, existe desde el año 2008, el Programa “Huellas de la Escuela: legado de la historia educativa de la ciudad de Buenos Aires”, que nuclea a varias instituciones educativas y promueve la capacitación de docentes, directivos y alumnos en identificación, registro, conservación, difusión y exhibición de los bienes históricos y culturales de las instituciones pertenecientes a la red.

  4. Ver Susana V. García. “Museos escolares, colecciones y la enseñanza elemental de las ciencias naturales en la Argentina de fines del siglo XIX.”, História, Ciências, Saúde – Manguinhos, Vol. 14, N° 1, 2007, pp. 173-196; Susana V. García. “Museos y materiales de enseñanza en la Argentina, 1890-1940”, en Américo Castilla (comp.): El museo en escena. Políticas culturales y museos en América Latina. Buenos Aires, Paidós, 2010; Susana V. García y María Gabriela Mayoni. “Las colecciones de enseñanza científica como fuentes para la Historia de la ciencia.”, Revista Electrónica de Fuentes y Archivos del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, Año 4, N° 4, 2013, pp. 110-125. Actualmente se radica en el Archivo Histórico del Museo de La Plata, el proyecto de investigación doctoral “Colecciones, museos y enseñanza científica en la educación media argentina (1870-1920)”. CONICET – Becas internas doctorales. María Gabriela Mayoni. Directora de Beca: Susana V. García.

  5. Llorenç Prats. Antropología y patrimonio. Barcelona, Ariel, 1997.


    En este marco, el presente trabajo tiene por objetivo principal realizar un análisis teórico-metodológico de la experiencia llevada a cabo en el Colegio Nacional de Buenos Aires, con el fin de comprender el movimiento que se produjo en torno a la puesta en valor de bienes culturales en la institución y visualizar recursos y herramientas útiles a ser aplicadas en el desarrollo de proyectos de preservación del patrimonio cultural en general, en particular para bienes culturales de estas características. Con este objetivo, se tomaron diversos autores que estudiaron el fenómeno de activación patrimonial vinculado al carácter colectivo de la construcción del patrimonio en las últimas décadas, para poder explicar los variados aspectos de una práctica contemporánea. Principalmente se eligió como perspectiva las postulaciones formuladas por Llorenç Prats6 sobre la construcción social del patrimonio. Asimismo, otros investigadores fueron considerados en este trabajo para repensar el rol de los actores involucrados en el caso de estudio elegido.7 A través de la identificación y descripción del espacio, las colecciones, los diferentes actores involucrados, los puntos de debate en torno a la implementación de proyectos de preservación, se exploraron las dinámicas sociales que dieron lugar a una nueva instancia de activación patrimonial en el Colegio Nacional de Buenos Aires.

    En primera medida, es necesario exponer el punto de vista elegido respecto al uso del término “patrimonio”. Por un lado, se tiene en cuenta la definición de patrimonio –patrimonium como legado, “bien de herencia” transmitido por nuestros antepasados–,8 pero por otro lado, se retoman las categorías de patrimonio cultural y de bienes culturales que organismos internacionales como la UNESCO han debatido y definido


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  6. Los trabajos seleccionados son investigaciones y análisis teóricos de proceso sociales y fenómenos culturales, que se entiende, fueron desarrollados en contextos históricos específicos. Dichos trabajos se trasladan a esta experiencia contemporánea con el fin de analizar las acciones de los diferentes actores involucrados en la misma. Así, se seleccionó un corpus bibliográfico que incluye estudios sobre políticas culturales, gestión del patrimonio, museos y coleccionismo, entre otros.

  7. Tomado del diccionario de la Real Academia Española y las menciones realizadas por Jean-Claudes Duclos, en “Prologo” del libro de Llorenç Prats. Antropología y patrimonio, op. cit., pp. 7-11, y por Dominique Poulot en Patrimoine et musées. L’institution de la culture. Paris, Hachette, 2001, pp. 3-8 y 209-215.


    desde mediados del siglo XX para fundamentar las políticas de salvaguarda del patrimonio cultural y natural de la humanidad. Estas definiciones involucran, en líneas generales, todos los elementos de interés histórico, artístico y arqueológico y de valor excepcional que las comunidades, los grupos y los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural.9

    Es igualmente importante mencionar que el término patrimonio en su carácter simbólico y aplicado a todos los elementos materiales, inmateriales y naturales involucrados en el desarrollo de las culturas se encuentra en constante discusión y transformación. El presente trabajo hace uso de estos términos en consonancia con las definiciones contemporáneas antes mencionadas y las discusiones que presentan el patrimonio como una construcción social que logra perpetuarse cuando alcanza un mínimo nivel de consenso, y no por ser algo natural o dado.10 En este sentido, el manejo de estos conceptos en el presente caso de estudio, se hace debido a que se considera que los bienes culturales involucrados en este poseen un actual reconocimiento como patrimonio cultural por parte de la comunidad en contacto directo con los mismos. A su vez, esta realiza acciones específicas para su preservación en el tiempo y su exposición al resto de la sociedad.

    Por otra parte, los conceptos de “activación patrimonial” y “patrimonialización” se trabajarán según las postulaciones de Prats.11 El autor explica que con la decisión política de preservar y difundir el valor de los bienes culturales, la comunidad logra a través de un consenso colectivo “activar” un repertorio patrimonial –escoger determinados referentes del pool (referentes simbólicos) y exponerlos de una u otra forma–12 y en consecuencia “patrimonializar” dichos bienes. En este sentido, “patrimonialización” se entiende como producto de la activación patrimonial e invención del patrimonio como construcción colectiva y el concepto se utiliza en referencia a la condición actual de los bienes culturales. El “Programa de Preservación y Revalorización de Bienes Culturales” llevado a cabo en el Colegio Nacional de Buenos Aires es considerado, según lo expuesto, una instancia de activación patrimonial. A pesar de ello, no


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  8. Ver los documentos producidos en la Convención para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto armado (1954) en http://unesdoc.unesco.org/images/0008/000824/082464mb. pdf, la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural (1972) en http:// whc.unesco.org/archive/convention-es.pdf, así como la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (2003) en http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001325/132540s.pdf, consultados en agosto de 2016.

  9. Llorenç Prats. Antropología y patrimonio, op. cit., pp. 19-21. 11 Ibidem.

  1. Ibidem, p. 32.


    se desestima que los valores simbólicos de los objetos aquí presentados se fueron gestando con el tiempo en el seno de la comunidad. Estos valores existían dentro de ella, sostenidos por diferentes personas en el tiempo, que a través de sus prácticas han propiciado que los elementos hoy considerados patrimonio cultural se conservaran hasta nuestros días.13


    Los mecanismos de adquisición, de transmisión y de conservación de las obras, ya sea que se trate de la formación y la evolución de corpus de monumentos protegidos o de colecciones de museos, implica un horizonte de expectativas, ligado a las representaciones de un grupo social, a una sensibilidad local, a las experiencias, próximas o lejanas, sociales y culturales de las que participa.14


    El Colegio Nacional: el espacio y las colecciones


    El Colegio Nacional de Buenos Aires es uno de los primeros colegios secundarios de jurisdicción nacional que se organizó hacia el año 1863, en torno a una educación pública y laica con énfasis en las disciplinas humanísticas y científicas. En su reorganización como Colegio Nacional (fue fundado sobre la base de un colegio religioso de tradición jesuita) el establecimiento experimentó varias reformas edilicias y un reequipamiento de las aulas, gabinetes y laboratorios.15 En este sentido, importantes recursos económicos fueron destinados a la enseñanza de las disciplinas científicas para su desarrollo según los referentes de la época, principalmente Francia, Alemania y Estados Unidos.

    Durante las últimas décadas del siglo XIX, la institución adquirió una gran cantidad de objetos de enseñanza científica provenientes del extranjero, destinados a los laboratorios de química, física e historia natural. Aparatos e instrumentos, mapas murales, modelos tridimensionales, minerales y fósiles, especímenes naturales conservados y embalsamados, herbarios, entre otras cosas, fueron comprados en Europa con presupuesto del entonces Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública. Entre las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX, se equipó de este tipo de materiales a todos los colegios nacionales y también a las escuelas normales, que abrían sus puertas dentro del territorio nacional.

    Los materiales de enseñanza científica provenientes de Europa eran adquiridos principalmente a través de intermediarios y casas consignatarias.


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  2. Se agradece las observaciones del evaluador respecto a estas cuestiones.

  3. Dominique Poulot. Patrimoine et musées. L’institution de la culture, op. cit., p. 2 Traducción: Marga Dujovne.

  4. Gustavo Brandariz. “El Colegio Nacional de Buenos Aires”, Manzana de las Luces. Crónicas de su historia N° 8, Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces, 2010.


    En el Colegio Nacional de Buenos Aires se registraron a las firmas locales Ángel Estrada y Otto Hess & Cia., como los principales distribuidores nacionales de material de enseñanza extranjero. Los procesos de conformación de los espacios para la enseñanza científica, así como los mecanismos de adquisición y recolección de objetos a tal fin en el ámbito de la educación secundaria argentina, fueron poco estudiados hasta al momento. Asimismo, los usos y desusos reflejo de las diferentes instancias de valorización en el tiempo.

    El Colegio Nacional de Buenos Aires, que en 1911 se consolida como colegio preuniversitario dependiente de la Universidad de Buenos Aires, aún conserva colecciones adquiridas en su fundación. Parte de estas colecciones, además de un valor histórico, mantienen vigente dentro de la institución el valor didáctico y de uso con el que fueron concebidos, ya que varios de estos objetos siguen formando parte de las prácticas en el aula. La iniciativa promovida por el mencionado “Programa de Preservación y Revalorización de Bienes Culturales” surgió en respuesta a la preocupación por parte de algunos integrantes de la comunidad educativa de la integridad física de las colecciones. La propuesta con sus características no tenía antecedentes en la institución16 y resultó generadora de nuevas relaciones de la comunidad educativa con sus bienes históricos y culturales.


    Impulsores de la activación patrimonial


    Dentro de este análisis, la identificación y descripción de los diferentes actores involucrados en el proceso de activación de los bienes culturales permite pensar y reflexionar sobre sus características y el rol que ejercieron, como así también entender la naturaleza de sus intereses y los puntos de encuentro y desencuentro entre los mismos.

    En este caso de estudio, se pudieron identificar dos grandes grupos: por un lado, aparece la comunidad educativa como actores internos. Estas son las personas que tienen contacto directo con el patrimonio, quienes conviven y hacen uso, así como quienes están a cargo de su salvaguarda. En este grupo se ubicarían los alumnos, docentes, directivos y personal de la institución.

    Por el otro lado, se encuentran los interesados que no pertenecen a la institución pero que por vinculación personal o profesional participaron de este proceso con diferentes aportes. A este grupo se lo denominó


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  5. Cabe destacar que en el Colegio Nacional de Buenos Aires existe desde el año 2004 el Museo Didáctico de Física promovido por los docentes del Departamento de esa disciplina, quienes lograron con su dedicación tener el registro completo y protección de los objetos históricos.


    actores externos, como por ejemplo la comunidad de padres de alumnos, los investigadores, conservadores y otros especialistas.

    En un principio, el interés común de actores perteneciente a ambos grupos fue lo que dio lugar a la idea de realizar un proyecto: profesionales de la conservación-restauración (externos) y docentes de la institución (internos). El impulso del proyecto fue guiado por el interés mutuo en las colecciones y su conservación en el tiempo, proponiendo a la comunidad, la apropiación y legitimación de valores históricos, educativos y culturales que estas personas consideraron representados en los objetos que las componen. Este aspecto puede analizarse desde lo que Pomian17 y Poulot18 mencionan como la decisión y/o voluntad política, no imparcial, de determinadas agentes con intereses específicos. Así como Prats,19 en su explicación de lo que significa activar un repertorio patrimonial, deduce que ninguna activación patrimonial es neutral o inocente, sean o no conscientes de esto los correspondientes gestores del patrimonio.

    Seguidamente, el proyecto obtuvo el aval institucional y la financiación económica de la cooperadora de padres de la institución, quienes legitimaron las propuestas involucrando a toda la comunidad educativa y a la comunidad de padres en la iniciativa. Este movimiento podría considerarse el inicio de lo que Prats expresa como construcción social e invención del patrimonio: cuando en el proceso de construcción patrimonial se logra alcanzar un mínimo nivel de consenso de los referentes escogidos. “La eficacia simbólica depende de muchos factores, entre los cuales están la contextualización de los símbolos en prácticas y discursos y el nivel de consenso de que gocen referentes y significados”.20 En este caso, las colecciones se valorizaron como bienes históricos y culturales de la comunidad, tomados como significantes de la historia institucional y sus prácticas, así como el reflejo de coyunturas políticas, sociales y económicas de un tiempo y espacio determinado.

    En un segundo plano, el proceso de activación dejó entrever los intereses particulares de las diferentes personas involucradas que influyeron en la planificación e ideación de las estrategias y actividades para la conservación del patrimonio cultural. El interés reflejado por los docentes, por ejemplo, fue en mayor medida de carácter académico, donde además de querer conservar los objetos entendiéndolos desde su valor histórico,


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  6. Krzysztof Pomian. Collectionneurs, amateurs et curieux. Paris, Gallimard, 1987.

  7. Dominique Poulot. Patrimoine et musées. L’institution de la culture, op. cit.

  8. Llorenç Prats. Antropología y patrimonio, op. cit.

  9. Ibidem, p. 29.


  10. también quisieron resignificarlos como nuevas herramientas didácticas y recurso de interacción con los alumnos.

    Por otro parte, los intereses expresados a través de los avales institucionales, y en concreto con la financiación del proyecto, podrían analizarse desde la figura tradicional de “mecenazgo” o “acción mecenal”, como es definida por Canclini,21 donde las acciones persiguen generalmente un rédito publicitario. Por ejemplo, cuando existe un interés por que estas tengan visibilidad y sean valoradas positivamente y asociadas a determinada gestión o política institucional.22

    Respecto a los especialistas que se involucraron en la iniciativa, podría decirse que existió un interés por ofrecer los recursos que cada disciplina tenía disponible y demostrar su utilidad para el proyecto de revalorización. Las diferentes instancias de trabajo tuvieron el aporte de diversos profesionales en las acciones de estudio, conservación y divulgación de estos bienes culturales. Entre ellos pueden mencionarse las interconsultas que guiaron el inicio de la investigación histórica a través de documentos y bibliografía de la época; los estudios científicos analíticos para la identificación de técnicas y materiales realizados en colaboración con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI); el plan museográfico realizado con la colaboración del Museo Etnográfico “J. B. Ambrosetti” para la exhibición “Modelos del Pasado”;23 la participación de especialistas en la ideación y construcción de una plataforma virtual para la visualización de las colecciones en internet,24 entre otros.


    Puntos de debate


    El entrecruzamiento de los múltiples intereses presentó un panorama particular y un desafío para la resolución del diseño y la planificación de actividades en los proyectos. Las propuestas de conservación y restauración


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    1. Néstor García Canclini (ed.). Políticas culturales en América Latina. México, Grijalbo, 1987.

    2. Cabe destacar que actualmente la ley de mecenazgo promovida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no obliga a las instituciones benefactoras a darse a conocer. En este caso, la visualización o valoración recaen más específicamente sobre las políticas culturales establecidas por el gobierno municipal.

    3. Exhibición “Modelos del Pasado”, Centro Cultural Manzana de las Luces, Buenos Aires, Octubre-Noviembre 2009. Ver María Gabriela Mayoni. Puesta en Valor de Bienes Culturales en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Colecciones Didácticas de Modelos Anatómicos en Papel Maché del S. XIX, op. cit.

    4. El trabajo realizado sobre las colecciones del Departamento de Química puede visualizarse a través de la página y catálogo virtual del instaurado Museo Histórico de la Enseñanza de la Química a raíz del proyecto. Disponible en www.cnba.uba.ar/mheq.


      sobre estos objetos promovieron diferentes debates dentro de la institución y entre los diferentes actores involucrados. Estos debates estuvieron en torno a diversas cuestiones tales como la importancia o relevancia de llevar a cabo las diferentes acciones propuestas, la responsabilidad sobre la salvaguarda del patrimonio, lo que se conservaba y lo que no, los recursos a disposición, los espacios involucrados, la seguridad, la visibilidad de los proyectos y de las colecciones, el manejo de la información, el nivel de participación de la comunidad educativa (directa o indirecta), el impacto en las prácticas diarias, la sustentabilidad en el tiempo, las oportunidades de intercambio o diálogo interinstitucional, entre otras.

      En este sentido, cada proyecto fue poniendo énfasis en diferentes aspectos. Por ejemplo, el primer proyecto se consideró básicamente “de prueba” del equipo y de este tipo de iniciativas dentro de la institución, donde se enfrentaron los primeros desafíos como la relación tiempo-recursos humanos en el presupuesto, la designación de recursos para investigación y equipamiento, el espacio disponible para montar el taller de conservación dentro de la institución. También, cuestiones metodológicas como el establecimiento de pasos a seguir que se plantearon con criterio de los profesionales en etapas, siendo la exhibición la última y que llegaría recién dos años después. Cuestión que generó debates sobre prioridades y maneras de visualización del proyecto. Con relación a esto, se aceptó que el grupo de conservadores fuera el que funcionara como mediador y gestor para la planificación, motorización y dirección de las diferentes instancias de trabajo.

      Entre tanto, este primer movimiento permitió relevar el interés de la comunidad en ese contexto, así como las posibilidades de desarrollo de las metodologías de trabajo propuestas dentro de la institución y hacia otras colecciones. En este sentido, fue muy importante lograr el aval de los directivos del Colegio Nacional como así también de la Universidad de Buenos Aires del que depende, para establecer responsabilidad institucional sobre la salvaguarda del patrimonio cultural. La creación de un marco formal para contener los diferentes proyectos fue uno de los puntos de partida.

      Así, las siguientes propuestas se diseñaron con una mirada más global enfatizando diversos aspectos según las necesidades de uso actual, los estados de condición y los intereses proyectados. Además de tratar cuestiones técnicas de la conservación y restauración, se intentó crear herramientas que sirvieran a la comunidad a mediano y largo plazo. Así, se indagó en la optimización de los espacios de guarda y señalización,25 del


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    5. El proyecto para los modelos anatómicos de zoología (Departamento de Biología) estuvo centrado principalmente en la conservación preventiva, siendo las mayores problemáticas el tipo de manipulación y almacenamiento de los objetos. Ver María Gabriela Mayoni et al. “La preservación del patrimonio educativo en el Colegio Nacional de Buenos Aires”, op. cit.


    6. registro y la gestión de la información,26 las conductas de manipulación y las prácticas sobre los objetos, entre otros. Con el último proyecto realizado en el Departamento de Química, que fue el soporte para la instalación de su museo interno,27 se propuso la realización de una plataforma virtual que contuviera el catálogo completo de las colecciones con su información técnica, disponible on line para consulta pública y con apertura para incorporación de nueva información.

      Como se mencionara anteriormente, los recursos económicos fueron casi en su totalidad dispensados por la Asociación Cooperadora “Amadeo Jacques” de padres del Colegio Nacional de Buenos Aires.28 Ellos acompañaron el interés de los docentes y de los especialistas aceptando y consensuando las propuestas y la distribución de los recursos. Para esta asociación, los alumnos tenían prioridad, aceptando todas las acciones que mejorasen su calidad educativa y que propicien su interés y atención por el patrimonio cultural de la institución. Por esto mismo, se planteó en complemento, un camino de participación directa de la comunidad educativa en los proyectos. El debate en torno al tipo de actividad y en qué instancias de trabajo trajo consigo la diferenciación de las actividades profesionales de las voluntarias y participativas. Para propiciar el intercambio e integración, se diseñaron actividades complementarias en la que los alumnos pudieron involucrarse en beneficio del proyecto y en beneficio de su aprendizaje. Se realizó un taller que fue útil a la catalogación y la búsqueda de fuentes de información relativas a las colecciones, un taller práctico de realización de réplicas con técnicas tradicionales, charlas informativas de materiales, técnicas y procedimientos de conservación-restauración y la apertura del Taller de Conservación para visitas. Afortunadamente, el movimiento y los cambios producidos en torno a los objetos históricos resultaron ser bastante visibles dentro del cotidiano institucional y provocaron


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    7. En el Departamento de Geografía se propuso una reforma completa del espacio de la mapoteca y un nuevo sistema de inventariado que permitiera el ingreso de objetos al plan de preservación. El informe del proyecto puede encontrarse en el siguiente enlace: http://www.cnba.uba.ar/sites/default/ files/restauracion/proyectos/Informe_-_Mapas.pdf.

    8. El Museo Histórico de la Enseñanza de la Química (MHEQ) pudo ser contenido por el Departamento y se logró un espacio para la exhibición (pasillo central), un espacio de guarda de las colecciones históricas y también un espacio para el material de uso actual y cotidiano. Esta clasificación le permite a la institución una gestión más organizada de los objetos. Los de uso actual, por ejemplo, podrán en el futuro ser incorporados a las colecciones históricas protegidas en el marco del museo.

    9. La Asociación Cooperadora, desde su creación en la década de 1960, ha tenido un papel importante en el desarrollo educativo de la institución promoviendo mejoras en la calidad educativa y brindando apoyo considerable para el mantenimiento y preservación edilicia.


      preguntas y comentarios entre pasillos que confirmaban la aceptación y acompañamiento de la comunidad en la iniciativa.

      Esta aceptación y buena predisposición se vio asimismo reflejada al momento de plantear cambios, no solo en torno a los objetos, sino también a las prácticas de los docentes y alumnos con dichos objetos en las aulas. Trasladar los conceptos de la conservación preventiva al ámbito de trabajo cotidiano del docente fue uno de los mayores desafíos. La conservación preventiva como disciplina trabaja con la preservación del objeto sin intervención directa accionando sobre las condiciones medioambientales y las prácticas de uso y manipulación del patrimonio cultural. El ejemplo más emblemático dentro del Colegio Nacional quedó cristalizado en el caso de los modelos anatómicos de zoología. La organización y cierta restricción del espacio y del acceso a las colecciones mejoraron sustancialmente las prácticas de manipulación y guarda. “Imponerle”, en este sentido, al docente, cinco minutos más de dedicación en la búsqueda del objeto que necesitaba usar para su clase produjo notablemente un cambio de actitud del docente hacia el mismo. Ahora el objeto se encontraba guardado en una caja y solo podía encontrarlo si leía su cartel, veía la imagen en su tapa o se dirigía al inventario. Prontamente se produjo una mirada distinta y la expresión “esto está así porque es importante”. Una nueva postura del docente que a la vez transmitía a los alumnos, al presentarse en el aula con el material didáctico en su nuevo contenedor.

      Cada proyecto fue una acción en sí misma, con objetivos específicos que se concatenaban entre sí a medida que se avanzaba hacia la puesta en valor de otras colecciones. En los últimos proyectos se trabajaron propuestas con mayores desafíos en cuanto a tiempos y cantidad de objetos y llegaron a abarcar la organización de todo un Departamento en un año completo, como fue el trabajo en el Departamento de Química.

      A pesar de ello, en el último año del programa, la sustentabilidad de los trabajos en el tiempo resultó un debate ineludible. La dificultad por sostenerlos económicamente en dicha envergadura, con proyectos anuales, un equipo de trabajo de cuatro profesionales y con necesidades de cambios de infraestructura, entre otras cuestiones y a través de la misma vía, es decir, con financiación única de la asociación cooperadora de padres, terminó por comprometer a la Universidad de Buenos Aires en la finalización de las actividades solventando los gastos del último semestre.

      Desde un punto de vista más formal, podría decirse que las principales dificultades de la institución para sostener las acciones de preservación radicaron en su propia característica intrínseca de no ser una institución dedicada exclusivamente al cuidado del patrimonio cultural mueble, como puede serlo en la actualidad un museo. En este sentido, viabilizar recursos económicos y humanos para tales fines resultó complejo y dificultoso. Por otra parte, la inexistencia de marcos jurídicos que regulen específicamente la protección de este tipo de bienes culturales llevó a que se produzca un proceso de activación hacia dentro, separado, por ejemplo, de la iniciativa de activación por declaración realizada en 1943, del solar histórico que comprende el conjunto de edificios de la llamada Manzana de Las Luces y del cual el Colegio forma parte. Declaración que le permite a la institución acceder a líneas de financiamiento específicas.29


      Nuevas sociabilidades a partir de la activación


      La activación patrimonial de las colecciones didácticas históricas le permitió al Colegio Nacional de Buenos Aires incorporar nuevos modos de socialización. Por socialización entendemos la capacidad de una comunidad de tener espacios y puntos de encuentro entre sus miembros. En este caso, los nuevos modos están ligados principalmente a la ampliación de la visualización institucional por sus acciones con el patrimonio cultural y a las vinculaciones con otro tipo de ámbitos, diferentes al educativo.

      El “Programa de Preservación y Revalorización de Bienes Culturales” propició otras instancias de visualización de la institución a nivel interno y externo, y la involucró en diferentes espacios de encuentro relacionados al estudio y preservación del patrimonio cultural. Esto extendió el vínculo de la institución con la sociedad, en espacios y puntos de interés nuevos. Entre ellas pueden mencionarse las charlas y talleres relacionados a las colecciones tratadas para docentes y alumnos; la conexión con diferentes investigadores para el estudio de las colecciones; la visualización a través de la página web institucional y la publicación de informes y catálogos; las publicaciones académicas; las exposiciones en diversos eventos sobre conservación y restauración del patrimonio y la participación en redes institucionales.30

      Por otro lado, en el año 2011 el Colegio Nacional de Buenos Aires se incorporó al ciclo “La noche de los museos” organizado por la Ciudad de Buenos Aires. En este evento de carácter cultural y anual, la institución abre sus puertas para dar a conocer a la comunidad el interior del establecimiento y organiza exhibiciones, talleres, actividades culturales, entre otras cosas. En este marco, los gabinetes científicos en los que se ha trabajado para la recuperación del patrimonio histórico exhiben también sus colecciones y muestran el proceso de puesta en valor que han podido llevar a cabo. Este evento cultural resulta una oportunidad para toda la comunidad en general que puede acceder al establecimiento de manera libre y gratuita sin necesidad de concertar cita previa, como sí se requiere el resto del año. Actualmente el impacto se observa en la gran cantidad de visitantes que la institución recibe año tras año.


      ¿Conservación sustentable?


      La experiencia llevada a cabo en el Colegio Nacional de Buenos Aires ha dado lugar a reflexionar principalmente sobre las coyunturas que permitieron la patrimonialización de determinados bienes en su contexto actual, pero también sobre las posibilidades de sustentabilidad o permanencia en el tiempo de las acciones realizadas. En este sentido, las postulaciones de Prats31 sobre las condiciones para la activación patrimonial pueden dar significado también al proceso en términos de sustentabilidad. Se podría decir que las acciones sobre el patrimonio cultural son posibles sostenerlas en el tiempo, en tanto se sostenga el interés y el consenso colectivo sobre los valores depositados y sus necesidades de preservación.

      Observando los resultados de las diferentes acciones de conservación y manejo de las colecciones realizadas, se puede discernir cuáles fueron los criterios y las acciones realizadas que funcionaron de manera positiva para la conservación y mantenimiento de las colecciones. Como parte de un proceso de activación patrimonial, estos criterios pueden entenderse también a favor de la sustentabilidad o permanencia de las acciones de preservación. En este sentido, se propone la siguiente clasificación:

      • Formación cultural, como la concientización que deviene del conocimiento y de la nueva conceptualización del objeto con el que se convive. Un reconocimiento del patrimonio público y cultural, entendido como algo que involucra a todas las personas.

      • Manejo de la información, donde la planificación sobre la información que se recauda impacta en el desarrollo del potencial de uso. Identificando a los usuarios y posibles interesados, pueden generarse estrategias puntuales de accesibilidad y de protección de datos.

      • Objetos como fuente de información, donde el cuidado de la información está estrechamente vinculado con el cuidado de los objetos. En este sentido se asocia el manejo de colecciones con el manejo de la información.

      • Vinculación con la comunidad, como recurso para que la activación patrimonial continúe con su carácter colectivo. A través de ella se pueden impulsar estudios interdisciplinares y colaboraciones multidisciplinares en los diferentes ámbitos de la conservación, investigación, transferencia y divulgación del patrimonio cultural.

      • Visualización y construcción de nuevos vínculos, con una estrecha relación con la activación patrimonial que requiere de un consenso. En este sentido, se piensa la divulgación y la transferencia como partes del proceso y no como hechos aislados ni posteriores.


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    10. Posterior a la experiencia aquí tratada, el actual inmueble del Colegio Nacional de Buenos Aires, que data de 1938, fue declarado Monumento Histórico Nacional por el Decreto 843/2016.

    11. El Colegio Nacional de Buenos Aires participa de la Red de Museos Universitarios de la Universidad de Buenos Aires y colabora con el Programa “Huellas de la Escuela” exponiendo e intercambiando experiencias sobre el patrimonio cultural.

    12. Llonenç Prats. Antropología y patrimonio, op. cit.


    13. Conclusiones


      Los trabajos realizados en el Colegio Nacional de Buenos Aires duraron cinco años en total y fueron disparadores de múltiples interrogantes en torno a diversidad de aspectos, entre ellos las cuestiones relativas a la gestión patrimonial, los roles sociales y también las competencias profesionales. En esta oportunidad, la propuesta de llevar adelante un análisis de tipo teórico-metodológico de la experiencia elegida está ligada al interés por generar, desde el estudio de casos del ámbito local, herramientas posibles de ser pensadas y utilizadas en futuras gestiones sobre nuestro patrimonio cultural. En este sentido, repensar las acciones de puesta en valor de bienes culturales desde el fenómeno de activación patrimonial dio la oportunidad de comprender una dinámica social que, se evidencia, es posible de ser leída en cualquier proceso de puesta en valor de bienes culturales o de construcción del patrimonio.

      Por otra parte, es importante destacar que el consenso colectivo de las acciones puede dar lugar a que las mismas se sostengan en el tiempo. Así, resulta relevante generar herramientas construidas de manera crítica para su utilidad en el presente y en el futuro, flexibles a consecuentes transformaciones según la necesidad. En este sentido, se consideró importante poder clasificarlas y darles un nombre. En muchos casos, los proyectos de “puesta en valor” son una instancia más dentro de una historia y un devenir de los objetos, y su sustentabilidad en el tiempo resulta uno de los mayores desafíos en la actualidad.

      Por otra parte, la patrimonialización como resultado de un consenso colectivo puede ir separada de otras instancias, como son las declaraciones sobre los bienes. Aunque es necesaria la creación de regulaciones y marcos jurídicos para la preservación del patrimonio cultural, sostener la “eficacia simbólica” de los bienes en el tiempo resulta una de las claves a tener en cuenta.

      El análisis y descripción detallada de la experiencia en el Colegio Nacional reflejó, además, las complejas y diversas disputas que puede generar una comunidad en torno a sus bienes culturales. Resulta por demás interesante ver cómo una iniciativa colectiva de activación patrimonial logra interpelar a cada uno de los actores involucrados según su rol o desempeño dentro de la sociedad. Tener en cuenta estas cuestiones al momento de desarrollar gestiones relativas al patrimonio cultural, puede favorecer en gran medida a la ideación y planificación de estrategias para su cuidado también en el mediano y largo plazo.