Leticia Squeff. “Imágenes del traslado del meteorito ‘do Bendegó’ de Bahía
a Río de Janeiro: fotografía, ciencia y exclusión (1887-1888)”, TAREA 7 (7),
pp. 106-124.
RESUMEN
Recientemente el Museo Nacional de Río de Janeiro se incendió y el fuego
destruyó una colección de veinte millones de objetos. Al día siguiente, en las
búsquedas, un descubrimiento: por lo menos una pieza se había salvado. El me-
teorito conocido como “Bendegó”, un bloque enorme de hierro, había resistido
a las llamas. La imagen del meteorito intacto en medio de los destrozos circuló
por los periódicos de todo el mundo.
El meteorito “do Bendegó” fue encontrado en el interior del estado de Bahía
a finales del siglo XVIII. Un siglo después, el meteorito finalmente fue llevado
de Bahía a Río de Janeiro, por un grupo de ingenieros y trabajadores que sería
conocido como la “comisión del Bendegó”. En este artículo intento discutir las
imágenes de la expedición, comprendidas en un marco más amplio de apro-
piación y demarcación del territorio de la nación brasileña. Las fotografías, así
como los artículos publicados en los periódicos, nos dejan percibir cómo se han
combinado ciencia y violencia en la historia del Brasil del siglo XIX.
Palabras clave: Meteorito del Bendegó, cultura visual, arte y ciencia, fotografía,
representación del territorio, pintura de paisaje.
ABSTRACT
“Images of the Transportation of the ‘do Bendegó’ Meteorite from Bahia to
Rio de Janeiro: Photography, Science and Exclusion (1887-1888)”
Te Rio de Janeiro National Museum recently caught fire, destroying a co-
llection of 20 million objects. Te next day, during the searches, a discovery: at
least one piece was saved. Te so-called “Bendegó” meteorite, a huge block of
iron, resisted the flames. Te image of the intact meteorite amid the wreckage
circulated in newspapers around the world.
Te meteorite “do Bendegó” was found in the interior of the state of Bahia at
the end of the 18th century. A century later, the meteorite was finally brought
from Bahia to Rio de Janeiro by a group of engineers and workers that would
become known as the “Bendegó Commission”. In this article, I will discuss the
images of the expedition, as part of a broader process of appropriation and de-
marcation of the Brazilian nation’s territory. Te photographs, as well as the
articles published in the newspapers, allow us to perceive how science and vio-
lence have been combined in the history of 19th century Brazil.
Keywords: Bendegó meteorite, visual culture, art and science, photography,
representation of the territory, landscape painting.
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Imágenes del traslado del
meteorito “do Bendegó”
de Bahía a Río de Janeiro
Fotografía, ciencia y exclusión (1887-1888)1
Leticia Squeff2
Recientemente el Museo Nacional de Rio de Janeiro se incendió
y el fuego destruyó una colección de veinte millones de objetos. Al
día siguiente, en las búsquedas, un descubrimiento: por lo menos
una pieza se había salvado. El meteorito conocido como “Bendegó”,
un bloque enorme de hierro, había resistido a las llamas. La imagen
del meteorito intacto en medio de los destrozos circuló por los pe-
riódicos de todo el mundo. La destrucción del museo apunta hacia
una situación dramática de la cultura y de las ciencias en Brasil, con
la reducción de fondos y el desmantelamiento de las instituciones
dedicadas a la investigación.
La investigación a la que se dio inicio recientemente, y que se pre-
senta una parte aquí, busca comprender el meteorito Bendegó desde
la perspectiva de la cultura visual.3 Interesa examinar los diferentes
regímenes de visualidad a los que el meteorito fue sometido como
imagen, en fotografías, dibujos, noticias de periódico. En el siglo XIX,
la fotografía surge como instrumento científico, la misma funciona
1 Traducción: Elizabeth Colorado Herrera.
2 UNIFESP, Brasil. leticia.squeff@gmail.com. ORCID 0000-0002-2704-8819.
3 Nicholas Mirzoeff (org.). The Visual Culture Reader. London-New York, Routledge, 1998.
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Leticia Squeff / TAREA 7 (7): 106-124
como registro, teóricamente imparcial, de los acontecimientos. Fue em-
pleada en la época de forma especial para registrar los avances de la téc-
nica y de la industria. Así, los fotógrafos acompañaron la construcción
de puentes y ferrocarriles, edificios, experimentos médicos y científicos.
Sin la fotografía, el meteorito Bendegó nunca habría existido.
La búsqueda del meteorito fue un proyecto apoyado por el gobierno
imperial brasileño. Se trataba de construir una nación moderna y “cien-
tífica”, un proyecto que el emperador estimuló en varias instituciones y
centros de investigación. Como señaló Marina Rieznik, entre otros, el
pensamiento científico forma parte de una compleja tesitura política,
económica y social. Desde este punto de vista, tiene sentido discutir los
usos políticos de las imágenes científicas, o el uso político de los objetos
“descubiertos” por la ciencia. Del mismo modo, es posible cuestionar la
interpretación científica como determinada social y culturalmente.4 En
este artículo, intento apuntar cómo ciencia y exclusión se articulan en la
construcción de la visibilidad del Bendegó a fines del siglo XIX.
El 25 de junio de 1888, el grupo de ingenieros de la “Comisión del
Bendegó” presentó un informe leído en una ceremonia que contó, en-
tre los oyentes, con la princesa regente y el ministro de Agricultura. El
informe fue impreso por la Imprenta Nacional en portugués y francés,
y enviado a diversas partes del mundo. El documento presentado por el
ingeniero traía mucha información sobre la región donde el meteorito
había sido encontrado, reunía mapas, plantas de ciudades, tablas que
contenían las latitudes y distancias entre diversos puntos geográficos,
comentarios sobre la naturaleza local e incluso sobre los habitantes de
Bahía, llamados tabaréus.5 El informe fue acompañado de un conjunto
de 18 fotografías de la expedición, de los marcos construidos en el terri-
torio por el grupo y también de la vegetación del lugar. Estas fotografías
se difundieron y fueron muy usadas en reportajes sobre el meteorito
tanto en el Río de Janeiro de la época como también actualmente en
sitios y blogs. Dichas fotos serán nuestro principal objeto de análisis.
4 “La convicción de que el pensamiento científico forma parte de un entramado complejo
social, político, económico y cultural define nuestro enfoque y permite preguntarnos por el
uso político de las imágenes o el papel de otros aspectos culturales en la interpretación de
las mismas” (Marina Rieznick y Carla Lois. “Micrografías interrogadas. Una aproximación a la
cuestión de las imágenes técnicas en la historia de las ciencias en la Argentina (siglos XIX y XX)”,
Caiana, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual del Centro Argentino de Investigadores d
Arte (CAIA) 12, primer semestre 2018, p. 3.
5 José Carlos de Carvalho. Meteorito de Bendegó - relatório apresentado ao ministerio da
agricultura, commercio e obras publicas e a sociedade de geographia do Rio de Janeiro sobre
a remoção do meteorito de Bendengó do sertão da provincia da Bahia para o Museu Nacional.
Rio de Janeiro, Imprensa Nacional, 1888.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
El Meteorito “do Bendegó”: resumen histórico
El meteorito “do Bendegó” fue encontrado en el interior del estado de
Bahía a finales del siglo XVIII, cuando fueron realizados los primeros
intentos de retirarlo del lugar en que estaba. Algunos naturalistas euro-
peos, en viaje por el imperio de Brasil, describieron el meteorito, caso de
Spix y Martius, entre otros.
A finales del siglo XIX, el meteorito finalmente fue traído de Bahía
a Río de Janeiro, en un proyecto costoso y lento. La enorme masa de
metal de 5 toneladas y cerca de 2 metros de largo fue arrastrada sobre
montañas, sierras y ríos. El grupo que traía el meteorito tardó 126 días
-cerca de 10 meses- para recorrer apenas 113 km -que era la distancia
hasta la estación de tren más cercana-. De allí, el meteorito fue llevado
a Salvador, halado por un tren, en un recorrido de 363 kilómetros. Un
barco a vapor lo llevó, finalmente, a Río de Janeiro. Los trabajos de re-
moción comenzaron el 7 de septiembre de 1887 y solo terminaron el 15
de junio de 1888, con la llegada de la masa a Río de Janeiro.
La comisión encargada de la búsqueda del meteorito estuvo formada
por tres ingenieros, y encabezada por José Carlos de Carvalho. Al re-
gresar con el meteorito, Carvalho recibiría varios honores y sería galar-
donado con el título de “Barón de Bendegó”. Sin embargo, la lectura de
diferentes fuentes -informes, reportajes de prensa, artículos en revistas
científicas- muestra que muchas personas estuvieron involucradas en
el proyecto de llevar el meteorito a Río de Janeiro. Además de los in-
genieros mencionados, hay que incluir otros personajes: el emperador
Pedro II; la princesa regente Isabel; el geólogo americano Orville Derby,
director de la sección de mineralogía del Museo Nacional, y el astróno-
mo belga Luis Cruls, director del Observatorio Astronómico de Río de
Janeiro, por nombrar solo los más conocidos. La Comisión Geográfica
del Imperio y los miembros de la Revista de Engenharia también parecen
haber participado en el proyecto. En resumen, el meteorito movilizó las
mentes e imaginaciones de los principales administradores del Imperio.
Al llegar al puerto de Río de Janeiro, la masa de hierro fue expuesta
a la curiosidad del público en la plaza de San Francisco. La gente quería
ver y tocar esa maravilla que había caído del cielo. El número de curiosos
era tan grande que se asignó un grupo de oficiales para “vigilar” la piedra
por la noche.6 El 27 de noviembre de 1888, Bendegó fue finalmente
entregado al Museo Nacional, cuando se redactó un “Acta de Recepción
del Meteorito Bendegó en el Museo Nacional de Río de Janeiro”.7
6 “O Bendegó”, Novidades, 27 de noviembre de 1888, p. 1.
7 Ver “Meteorito de Bendegó”, Revista de Engenharia 200, 1888, p. 263.
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Todo esto sugiere la importancia del meteorito. Hay varios estudios
sobre el tema, publicados desde finales del siglo XIX, tanto en Brasil
como en diferentes lugares del mundo. Cuando se instaló en el Museo
Nacional, el meteorito era el segundo más grande del mundo y el más
grande jamás colocado en un museo. Por eso ha causado cierto frenesí
en los círculos científicos internacionales. En el siglo XIX, fue descripto
y analizado por unos seis autores -alemanes, franceses y un americano-
y atrajo la atención de naturalistas, geólogos y astrónomos.8 Las piezas
del meteorito han sido enviadas a varios museos, y hoy están en 29 ins-
tituciones de todo el mundo. Actualmente, el Bendegó está en el puesto
16 entre los más grandes del mundo, pero sigue siendo el más grande de
las 57 “rocas y fragmentos de hierro de origen espacial” de la colección
brasileña. En 2011, un grupo de investigadores realizó tres investigacio-
nes en el lugar donde había caído el meteorito.9
Fotografía y pintura de paisaje en la
representación de Bendegó
En el siglo XIX la fotografía, junto con otros dispositivos ópticos, se con-
virtió en el gran instrumento de difusión de la ciencia y la tecnología, y
cambió radicalmente las formas de ver y la experiencia visual en su con-
junto.10 “Una de las primeras aplicaciones de la fotografía, poco después
de su descubrimiento, fue exactamente la aplicación del nuevo invento
como herramienta en los viajes y expediciones”.11 La fotografía sería am-
pliamente utilizada para registrar el avance de las líneas de ferrocarril, el
conocimiento de la tierra compatible con la agricultura, el contacto con
los grupos indígenas, etc. Turazzi señala cómo la técnica y los fotógrafos
aumentan junto con los viajes, impulsados por los avances técnicos y un
clima doblemente marcado por la curiosidad por lo nuevo y por proyec-
tos expansionistas. La autora apunta que las “expediciones fotográficas”
resultaban costosas porque el fotógrafo llevaba un equipaje enorme y
8 Wilton Pinto de Carvalho et al. “O Meteorito Bendegó: história, mineralogia e classificação
química”, Revista Brasileira de Geociências, Vol. 41, No. 1, 1o de marzo de 2011, pp. 141-56,
9 Wilton Pinto de Carvalho et al. “O Meteorito Bendegó…”, op. cit., 141.
10 J. Crary no se ocupa realmente de la fotografía, sino de la articulación de otros dispositivos
ópticos (la cámara oscura, el diorama, el estereoscopio, entre otros) y del surgimiento de un
nuevo observador en el siglo XIX. Jonathan Crary Técnicas do observador: visão e modernidade
no século XIX. Trad. Verrah Chamma. Rio de Janeiro, Contraponto, 2012.
11 Maria Inez Turazzi. “Poses e trejeitos: a fotografia e as exposições na era do espetáculo,
1839/1889”, Coleção Luz & reflexão 4, Rio de Janeiro, Funarte, Rocco, 1995, p. 75. Traducción
de la autora.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
pesado, y tenía que completar todo el proceso químico in loco. Sin embar-
go, a partir de 1880, con la sustitución del colodión húmedo por “placas
secas”, la participación de los fotógrafos en las expediciones se hace más
fácil y económica. Hay mucha investigación sobre estas “misiones foto-
gráficas”. De hecho, muchos fotógrafos extranjeros recorren Brasil en el
período.12 Las fotos de la expedición de Bendegó deben incluirse en este
ámbito más amplio de las “expediciones fotográficas” del Imperio.
Comencemos con la primera imagen del conjunto presentado en el in-
forme de la Comisión del Bendegó. Se trata probablemente de la primera
foto conocida del meteorito (figura 1). Se percibe una intención descrip-
tiva del fotógrafo: mostrar dónde estaba el meteorito en el momento en
que fue encontrado por los miembros de la Comisión, su lugar en el río, la
distancia de la margen, la vegetación rastrera alrededor. Así, a primera vista,
la imagen tiene una función documental, sin embargo, se construye a partir
de un típico juego poético presente en la pintura desde el Renacimiento.
Ya se han señalado los vínculos entre la fotografía y la pintura en
el siglo XIX. A pesar de los constantes avances en la tecnología de re-
producción de imágenes, por más de un siglo la fotografía mantendría
los métodos de composición y los temas aprendidos de la pintura.13 La
fotografía también utilizaría, en Brasil, los recursos de la pintura “in-
corporándolos, insertándolos en un nuevo tratamiento plástico a los
mismos elementos temáticos, y finalmente descomponiéndolos con la
construcción de un nuevo modelo.”14 En Río de Janeiro, la Academia
Imperial de Bellas Artes tuvo, desde muy pronto, no solo que coexistir,
sino también que ”negociar“ con la imagen fotográfica. En 1855, en sus
“Teses para debate”, el director de la institución, Araújo Porto Alegre,
ya preguntaba: “A descoberta da fotografia foi útil ou perniciosa à pin-
tura?”.15 Pocos años después, el pintor Victor Meirelles escribiría lo que
quizá sea la primera historia de la fotografía escrita en el Brasil, como
señaló Chiarelli, donde comentaría la participación de los fotógrafos en
la II Exposición Nacional de 1866. En este contexto, la fotografía y la li-
tografía, que circulan en retratos, álbumes de viaje, entre otros, presiona-
ron los códigos clásicos practicados en la Academia de Río de Janeiro.16
12 Pedro Vasquez. A fotografia no Império. Descobrindo o Brasil. Rio de Janeiro, Zahar, 2002.
13 Aaron Scharf. Art and photography. Baltimore, Penguin, 1974.
14 Vânia Carvalho. “A representação da natureza na pintura e na fotografia brasileiras do século
XIX”, en Annateresa Fabris: Fotografia: usos e funções no século XIX. São Paulo, Edusp, 1997.
Traducción por la autora.
15 A respeito das “Teses para Debate” ver Leticia Squeff. O Brasil nas Letras de um Pintor:
Manoel de Araújo Porto Alegre (1806-1879). Campinas, Editora da Unicamp, 2004.
16 Tadeu Chiarelli. “História Da Arte/História Da Fotografia No Brasil-Século XIX: Algumas
Considerações”, ARS (São Paulo) 3, N°. 6, 2005, pp. 78-87. Disponible en https://doi.
org/10.1590/S1678-53202005000200006.
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Figura 1. “Enchente do rio de Bendegó, depois de suspenso o meteorito”, publicado en José
Carlos de Carvalho. Meteorito de Bendegó - relatório apresentado ao ministerio da agricul-
tura, commercio e obras publicas e a sociedade de geographia do Rio de Janeiro sobre a
remoção do meteorito de Bendengó do sertão da provincia da Bahia para o Museu Nacional.
Rio de Janeiro, Imprensa Nacional, 1888. Universidade Federal do Rio de Janeiro. Disponible
agosto de 2020).
De hecho, esta imagen aporta varios aspectos compositivos típicos de
la pintura de la época. El meteorito, iluminado desde la parte superior
e inferior, tiene su sombra proyectada hacia adelante. Su reflejo aparece
más oscuro y ligeramente distorsionado. El agua del río, como una espe-
cie de espejo acostado, refleja la luz que viene del cielo creando efectos,
tonos y reflejos temblorosos.
Y aquí, el acercamiento con la pintura de paisaje o con la pintura de
tema pastoral no deja de venir a la cabeza. No es nuestro interés discutir
hasta qué punto las opciones del fotógrafo han sido o no conscientes
o intencionales. Lo que interesa es que la imagen del meteorito es el
resultado de un esfuerzo por reconstruir, por medio de la imagen, la
totalidad del ambiente en el que se encontraba el meteorito, empleando
una práctica que se remonta quizá a las imágenes de la fauna y de la flora
producidas por naturalistas. Proviene de la idea de que una planta o ani-
mal necesita ser visto en su integración con el ambiente. Es como si en
medio del río el meteorito estuviera en su condición de “naturaleza“. En
ese sentido, el ángulo elegido por el fotógrafo llama la atención. Por su
lente, la masa de hierro de más de dos metros de largo parece un animal
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
bañándose en el río. Como un bicho salvaje sorprendido en medio del
río, él está en su “hábitat” “natural”, formado por un conjunto variado
de topografía, flora y también por su entorno. Hay aquí, por lo tanto,
la persistencia de un tipo de visualidad típica de los dibujos de campo
hechos por naturalistas y botánicos.17
Hay un cierto consenso en la historiografía sobre la importancia de
las ideas de Alexander von Humboldt en la representación de América
por los viajeros, al menos hasta mediados del siglo XIX.18 El diálogo de
los paisajistas con la ilustración botánica, y la importancia que tenía un
tipo de pensamiento pragmático y científico para la iconografía nacio-
nal, fue examinada por varios autores.19 Sin embargo, la publicación de
El origen de las especies (1859) tendría un enorme impacto no solo en los
relatos, sino en la propia representación del paisaje.20
En Brasil, la práctica científica empieza a cambiar, sobre todo a partir
de la década de 1870.21 Las expediciones organizadas a partir de ese perío-
do ya tenían objetivos precisos, que ya no se ajustaban a una práctica natu-
ralista más generalista. Pero en varias obras se ha señalado que es necesario
evitar una interpretación simplificada de la cuestión. Marcus Vinicius de
Freitas, por ejemplo, señaló las relaciones entre los antiguos naturalistas y
los llamados científicos. Apunta, por ejemplo, a las relaciones del zoólogo
y geólogo Louis Agassiz, que dirigió la expedición de Tayer (1865) a
través de Brasil, con Humboldt y Martius. Agassiz, y más tarde su querido
17 Marcus Vinicius de Freitas. Charles Frederick Hartt, um naturalista no império de Pedro II.
Humanitas 68, Belo Horizonte, Editora UFMG, 2002.
18 Para las vinculaciones entre viajes exploratorios y producción de imágenes en las Américas
véanse por ejemplo: Dawn Ades et al. Arte na América Latina: a era moderna, 1820-1980.
São Paulo, Cosac & Naify Ed, 1997; Marta Penhos. Ver, conocer, dominar: imágenes de
Sudamérica a fines del siglo XVIII. Arte y pensamiento. Buenos Aires, Siglo XXI Editores,
2005; Irina Podgorny, Marta Penhos y Pedro Navarro Floria. Viajes: espacios y cuerpos en
la Argentina del siglo XIX y comienzos del XX. Buenos Aires, Teseo, 2009; Valéria Piccoli,
Peter John Brownle y Georgiana Uhlyarik (orgs.). Paisagem nas Américas: pinturas da Terra
do Fogo ao Ártico.Toronto-São Paulo- New Haven-London, Art Gallery of Ontario-Pinacoteca
do Estado de São Paulo-Terra Foundation for American Art-In association with Yale University
Press, 2016, entre otros.
19 Para las vinculaciones entre viajes exploratorios y producción de imágenes en Brasil
véanse por ejemplo: Ana Maria de Moraes Belluzzo. O Brasil dos viajantes. São Paulo-Rio de
Janeiro,Metalivros-Odebrecht, 1994; Elaine Dias. Paisagem e academia: Félix-Émile Taunay e o
Brasil (1824-1851). Campinas, Editora Unicamp, 2009; Leticia Squeff. “In the heart of Picturesque
Brazil: the tropical forest in Rugendas and Porto Alegre”, Portuguese Studies Review 18,2011,
pp. 179-202; Leticia Squeff. “Charles-Othon-Frédéric- Jean-Baptiste, Comte de Clarac, ‘Fôret
Vierge du Brésil’”, en Paisagem nas Américas: pinturas da Terra do Fogo ao Ártico, entre otros.
20 Katherine Manthorne. Tropical renaissance: North American artists exploring Latin America,
1839-1879. New directions in American art. Washington, Smithsonian Institution Press, 1989.
21 Véase por ejemplo Maria Margaret Lopes. O Brasil descobre a pesquisa científica: os museus
e as ciências naturais no século XIX. Lógica e filosofia da ciência. São Paulo, Editora Hucitec,
1997; Silvia Fernanda de Mendonça Figueirôa. As ciências geológicas no Brasil: uma história
social e institucional, 1875-1934. Lógica e Filosofia da ciência. São Paulo, Editora Hucitec, 1997.
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alumno, el geólogo F. Hartt, serían personajes formados en el universo de
los naturalistas, pero ya actuando en un contexto de especialización cien-
tífica.22 Analizando las imágenes de la Comisión Geográfica y Geológica
de São Paulo (1886-1931), Claudia Moi señala cómo estas fotografías
representan el trabajo científico, pero al mismo tiempo también muestran
una perspectiva romántica de la naturaleza, propia de las representaciones
de los viajeros.23 La imagen que hemos discutido anteriormente indica, de
hecho, la permanencia de los modelos románticos de representación del
paisaje y de la naturaleza en la imagen fotográfica.
La Comisión Bendegó: exaltación de la ciencia
y mapeo del territorio
En las siguientes imágenes del informe, curiosamente, el meteorito des-
aparece, o casi. Aparece escondido por los hombres que luchan para
arrastrarlo por el camino. Más que eso, en muchas fotos, deja de ser el
centro a favor de otro actor principal: el “carretón”, una especie de ca-
rretilla gigante proyectada por José Carlos de Carvalho especialmente
para transportarlo. El informe traía un dibujo detallado de la carreta
usada para el transporte de Bendegó. Este dibujo ha sido reproducido
muchas veces en periódicos y revistas. El ingeniero se enorgullecía de
su máquina: gracias a un engranaje que combinaba dos ejes, con ruedas
de tamaño y materiales diferentes, la carreta era capaz de andar sobre
ruedas o sobre rieles, de acuerdo con las necesidades impuestas por el
camino. Así, según el informe explicó detalladamente, la carreta se co-
locaba sobre rieles para atravesar ríos o regiones muy empinadas. Ya en
terreno regular, podía ser arrastrado con la ayuda de las ruedas.
De hecho, la mayor parte de las imágenes muestra etapas del proceso
de transporte de la masa sideral, en el que el “carro” tiene un lugar desta-
cado. Desde la recepción festiva del “carretón” o “carro” en el campamen-
to de la Comisión hasta la llegada del ferrocarril que lo llevaría a Bahía.
El carretón es el tema principal de varias imágenes: tirado por coches
de buey, en una de las primeras imágenes de la serie. O tirado por rieles,
cuando la calidad del terreno lo exigía: en áreas empinadas, inundadas o,
incluso, muy accidentadas. Las imágenes del transporte del Bendegó son
sobre todo las imágenes de la victoria de la ingeniería sobre la naturaleza.
22 Marcus Vinicius de Freitas. Charles Frederick Hartt, um naturalista no império de Pedro II,
op. cit.
23 Claudia Moi. “Natureza, Ciência e arte nas imagens da Comissão geográfica e geológica de
São Paulo.pdf”, [s.d.].
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
El informe de la Comisión afirma que en los 113 kilómetros que
recorrió, la Comisión abrió carreteras, construyó represas sobre ríos, usó
árboles para ayudar a elevar la masa de cinco toneladas encima de mon-
tañas y sierras. Las imágenes de la Comisión se suman a otras produ-
cidas en la misma época, que trataban del mapeo del territorio y de la
exaltación de la técnica como instrumento de la civilización.
Vale discutir otra imagen de la expedición -muy reproducida en sitios
y blogs sobre el meteorito-. Los ingenieros posan al lado del meteorito,
en el décimo quinto día de la expedición (figura 2). La postura orgu-
llosa de los ingenieros alrededor de la masa y de la bandera del Imperio
sugieren que tal vez la fotografía se haya hecho para conmemorar el día
en que la masa fue, finalmente, sacada de las aguas del río Bendegó. Los
relatos sobre la expedición, incluso el informe, afirman que la expedición
demoró hasta poder dar inicio a la marcha.
Los ingenieros miran firmemente a la cámara con su ropa y sus botas
brillantes. Apoyan los codos sobre el meteorito que, como un animal sal-
vaje subyugado, parece enorme pero indefenso entre los hombres. Además
de ese grupo principal, los trabajadores hacen pose, perfilados. Los más
ordenados, un poco más al centro. Los que aparecen a la derecha todavía
Figura 2. “15º dia de trabalho”, publicado en José Carlos de Carvalho. Meteorito de
Bendegó - relatório apresentado ao ministerio da agricultura, commercio e obras publicas e
a sociedade de geographia do Rio de Janeiro sobre a remoção do meteorito de Bendengó
do sertão da provincia da Bahia para o Museu Nacional. Rio de Janeiro, Imprensa Nacional,
doc/32/1/bendego-port%20ocr.pdf (acceso el 27 de agosto de 2020).
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traen las varas usadas para controlar a los bueyes usados para arrastrar a “la
bestia” dentro del río. La distribución de los personajes explicita relaciones
de jerarquía y subordinación. Alrededor de ellos, el terreno también fue so-
metido por los ingenieros: la tierra está aplanada, se observan algunos uten-
silios usados por los hombres. Casi en medio de la imagen, la bandera del
Imperio ondea atestiguando que la presencia de los ingenieros es otro hito
en el imperialismo de la nación sobre sus sertões. La imagen de la conquista
del Bendegó es la de la conquista del territorio por parte del Imperio. El
proceso de destrucción y sumisión de la naturaleza sería uno de los grandes
temas de la fotografía en Brasil de fines del siglo XIX.
En el repertorio de imágenes de las expediciones, esta fotografía po-
dría clasificarse como “foto de parada”. Como señaló Marta Penhos,
en el caso de las imágenes del álbum de Encina, Moreno y Cía. (1883)
sobre la conquista de la Patagonia:
Las fotos de paradas tendrían una función semejante a la de los mojones de
piedra y las cruces de madera que se utilizaban normalmente en los viajes y
expediciones de diverso tipo: la de dejar marca de la presencia humana en un
espacio que así comienza a ser domesticado.24
La foto actúa, así, como una especie de monumento a la proeza de los
ingenieros, un marco visual que inventa una narración que muestra cómo
el imperio civiliza el sertão, organiza y “limpia” el paisaje, y finalmente
“rescata” la naturaleza para la ciencia. El meteorito, colocado en el centro
de la imagen como una especie de bestia, es el premio de esos hombres.
De este modo, la Comisión de Bendegó debe ser comprendida en un
marco más amplio de explotación, apropiación y demarcación del terri-
torio de la nación brasileña. Fruto de una práctica que se remonta a la
acción de los naturalistas viajeros, la investigación del territorio adquiere
contornos más precisos a partir de la segunda mitad del siglo XIX. De
hecho, si a comienzos del siglo las investigaciones venían siendo llevadas
por el Instituto Histórico y Geográfico Brasileño, fundado en 1838, y
sobre todo por naturalistas extranjeros, a finales del siglo las comisiones
e instituciones científicas se diversifican y especializan. Los “naturalis-
tas” dan lugar a una miríada de profesionales, que se dedican a diferentes
áreas del conocimiento. La geografía y la geología surgen como campos
de demarcación de nuevos saberes sobre el Brasil, además de permitir
la explotación de recursos cada vez más importantes para la naciente
industria en lugares como Estados Unidos y Europa.
24 Marta Penhos. “Las fotografías del álbum de Encina, Moreno y Cía. (1883) y la construcción
de la Patagonia como espacio geográfico y paisaje”, Dossier búsquedas em artes y diseño 9,
2016, p. 71.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
Las expediciones Morgan tuvieron lugar en 1870 y 1871, bajo la su-
pervisión de Charles F. Hartt, cuando era profesor de Geología en la
Universidad de Cornell. Las dos expediciones, organizadas con fines edu-
cativos, viajaron por la región del Amazonas, de donde trajeron informa-
ción geológica y etnográfica sobre las poblaciones indígenas.25 También
cabe mencionar la Comisión Geológica del Imperio (1875-1877). El
grupo de la Comisión, formado por los geólogos Hartt, Orville Derby
y Richard Rathburn, también incluía al joven fotógrafo Marc Ferrez. La
Comisión recibió apoyo del gobierno para trazar el mapa del territorio del
Imperio y evaluar su potencial agrícola y mineralógico. Siguió el modelo
de los estudios geológicos - los geological surveys - los “compendios geo-
lógicos”, la práctica de cartografiar territorios potencialmente utilizables
para la agricultura y/o la industria, con una larga tradición en Europa
desde principios del siglo XIX.26 Viajaron a través de vastas regiones del
país, desde Santa Catarina hasta Pará, incluyendo Minas Gerais y la isla
de Fernando de Noronha. Algún tiempo después, O. Derby fue uno de
los idealizadores del transporte del meteorito Bendegó de Bahía a Río
de Janeiro, como ya se ha señalado. Por lo tanto, es necesario insertar
la comisión del Bendegó dentro de las expediciones geológicas que se
organizan en Brasil, de manera sistemática, a partir de la década de 1870.
El Bendegó: lento y científico
La última foto del informe muestra el meteorito de nuevo. Esta vez,
está sobre vigas de madera, que a su vez se apoyan en piedras menores,
amontonadas (figura 3) El ángulo elegido por el fotógrafo nuevamente
nos permite ver un animal en la masa de hierro. Pero esta vez, el meteo-
rito parece atado a los troncos de madera como si fuese una vaca o un
cerdo aguardando el fuego para ser asado a la parrilla.
La semejanza con un animal, ya percibida en la otra imagen, llama la
atención sobre una cosa: la dificultad de registrar esta “piedra” disforme y
extraterrestre. Claramente, ella le pareció algo “nuevo” al fotógrafo. ¿Cuál
es el mejor ángulo de un meteorito? La pregunta, además de ser algo
divertida, apunta en verdad a un tema importante: la construcción de una
25 Marcus Vinicius de Freitas, Sergio Burgi y Vera Maria Fonseca. Hartt: expedições pelo Brasil
imperial, 1865-1878. São Paulo, Metalivros, 2001.
26 “Esos estudios se encargaban de llevar a cabo todo, desde estudios topográficos y
mapas hasta la cartografía de las rocas, los suelos y los minerales, y estaban estrechamente
relacionados con las políticas de ocupación de los territorios conquistados en el oeste [de los
Estados Unidos]” (en Silvia Fernanda de Mendonça Figueirôa. As ciências geológicas no Brasil,
op. cit. Traducción por la autora.
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Figura 3. “O meteorito do Bendegó”, publicado en José Carlos de Carvalho. Meteorito de
Bendegó - relatório apresentado ao ministerio da agricultura, commercio e obras publicas e
a sociedade de geographia do Rio de Janeiro sobre a remoção do meteorito de Bendengó
do sertão da provincia da Bahia para o Museu Nacional. Rio de Janeiro, Imprensa Nacional,
doc/32/1/bendego-port%20ocr.pdf (acceso el 27 de agosto de 2020).
visualidad “científica”. La inserción del registro fotográfico dentro de otro
canon, no aquella del paisaje y de la observación naturalista, sino el de la
“ciencia”. Las imágenes posteriores mostraban ángulos menos “figurati-
vos” del meteorito. En el arsenal de la marina, el meteorito fue fotogra-
fiado por el astrónomo L. Cruls, quien buscaba explorar texturas, densi-
dades y otros atributos de la masa. Más tarde, los dirigentes del Museo
Nacional escogieron un ángulo diferente al adoptado por el fotógrafo de
1887. Según lo que diría Derby, en un estudio publicado en 1890:
Se puede tomar como normal la posición en que el meteorito yace ahora en el
Museo Nacional. En virtud de la forma achatada de la masa, considerada como
un todo, es ésta la posición en que descansaría sobre un plano horizontal y en
la que yacía en el arroyo de Bendegó.27
La foto nos hace percibir, además, otro aspecto interesante para la histo-
ria de la ciencia en el tiempo del imperio. El meteorito recibía las iniciales
de los nombres de los tres ingenieros que lideraron la expedición y la fe-
cha 1887. Esta fotografía, elegida para ser la última de la serie de fotos del
27 Orville A. Derby. “Estudo sobre o Meteorito de Bendegó”, en Archivos do Museu Nacional.
Vol. 9. Rio de Janeiro, Museu Nacional, 1895, p. 108.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
informe, explicita una relación de dominación y la afirmación de una pro-
piedad: como si la masa sideral perteneciera a los ingenieros que la arran-
caron del medio del sertão. De la naturaleza al cautiverio: la bestia Bendegó
fue finalmente controlada y “domesticada”.
Cuando se analiza el conjunto de fotografías que acompañan el informe,
se puede ver que el meteorito no es el tema principal. Este acaba siendo casi
una excusa, un instrumento para mostrar el verdadero tema de las imáge-
nes: el trabajo de la Comisión para dominar la naturaleza “original”. Traer
aquella masa pesada del medio del sertão hacia el museo fue una tarea muy
compleja, tanto desde el punto de vista técnico como humano. El verdadero
tema de las imágenes, por lo tanto, era ese: mostrar la gran hazaña de los
ingenieros: arrancar el meteorito de la naturaleza. Llevarlo a la civilización
y unirlo de forma indivisible a la ingeniería y a la corte de Río de Janeiro.
En este punto, cabe volver a las fotografías de la expedición de Bendegó.
Las diversas fotos que documentan el transporte del Bendegó siguen un
esquema similar: las imágenes presentan a los trabajadores alrededor del
meteorito, en vistas que muestran partes del paisaje: montañas, bosques,
ríos, entre otros. Una pregunta que debe hacerse sobre estas imágenes se
refiere al estatus de esos trabajadores: ¿eran hombres esclavos o libres? En
1887, año del comienzo de la expedición de Bendegó, los debates y movi-
mientos para la liberación de los esclavos fueron más fuertes que nunca en
Río de Janeiro, capital del último país del mundo en abolir la esclavitud.
Esta cuestión puede ser iluminada a partir de un relato literario. El
meteorito se convirtió en un personaje de la crónica precisa y perspicaz
publicada por Machado de Assis en el diario Gazeta de Noticias. El escri-
tor más grande del Imperio, y uno de los escritores más importantes de la
lengua portuguesa, inventó una conversación entre el meteorito Bendegó
y el ingeniero Carvalho:
Es necesario no perder de vista el meteorito de Bendegó. “Mientras toda la nación
bailaba y cantaba, delirante de placer por la gran ley de la abolición, el meteori-
to de Bendegó venía caminando, lentamente, silencioso y científico, al lado de
Carvalho”. Machado continúa: “[...] andan por ahí ideas republicanas y hay ciertas
personas para quienes el advenimiento de la república es correctísimo. [El ingenie-
ro] Llegó a leerle un artículo de la Gaceta Nacional, en el que se decía que, si ella
ya estuviera establecida, ya habría acabado hace muchos años la esclavitud”. 28
28 “Cumpre não perder de vista o metereólito de Bendegó. Enquanto toda a nação bailava
e cantava, delirante de prazer pela grande lei da abolição, o metereólito de Bendegó vinha
andando, vagaroso, silencioso e científico, ao lado do Carvalho.” Machado continua: “[...]
andam por aí ideias republicanas, e que há certas pessoas para quem o advento da república é
certíssimo. [O engenheiro] Chegou a ler-lhe um artigo da Gazeta Nacional, em que se dizia que,
se ela já estivesse estabelecida, acabada estaria há muitos anos a escravidão” (en Machado de
Assis. “Bons dias”, Gazeta de Notícias, Rio de Janeiro, 27 de mayo de 1888).
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El meteorito, sorprendido, le recuerda al ingeniero que antes de ser
meteorito había sido general en los Estados Unidos, “y general del Sur,
con ocasión de la guerra de la secesión”. Y complementa que la república
americana había comenzado justamente proclamando el mantenimien-
to de la esclavitud. A lo que el ingeniero responde, cerrando la discusión:
“Pero es porque allí hablan inglés”. El meteorito resuelve cambiar de
asunto, “cada vez más lento y científico”.29 Y así termina la crónica.
El autor llama la atención sobre la percepción de dos tiempos dife-
rentes: el del meteorito, que es llevado de Bahía a Río de Janeiro, peno-
samente arrastrado por bueyes, hombres y trenes, en un trabajo de meses
dentro del sertão. Y aquel de la nación, que, en el centro del imperio, era
sacudida por cambios importantes. La crónica, publicada el 27 de mayo
de 1888, conectaba dos grandes problemas de la vida social y política en
aquellos días: la abolición y la campaña republicana. La abolición de la
esclavitud, de hecho, ocurrió días antes, el 13 de mayo. Y la república,
como sintetiza de modo ingenioso el cronista, de hecho sería implemen-
tada, de golpe, al año siguiente. En ese escenario de grandes cambios, el
meteorito pasaba ajeno, como ironiza Machado de Assis, “lento y cientí-
fico”. Con gran sagacidad, Machado coloca en la boca de su meteorito la
visión esclavista y monarquista. El meteorito ya había llegado “antiguo” a
Río de Janeiro. Su tiempo era otro, aquel de la esclavitud y el del imperio.
La ciencia y la desigualdad en el Imperio
No pude saber, hasta ahora, si de hecho había esclavizados entre aquellos
hombres. El informe de la Comisión guarda silencio interesado sobre este
tema. Sin embargo, otro relato sobre el trabajo del traslado de Bendegó,
escrito por Orville Derby, trae un pasaje corto que ayuda a aclarar la
cuestión. En un artículo publicado en los Anales del Museo Nacional, ya
mencionado aquí, Derby narra la historia de la expedición. Al hablar del
coche que fue proyectado para el transporte de la masa sideral, escribe:
Cada eje tenía un par de ruedas de madera anchas y macizas para correr sobre
el terreno, y también un par interno de ruedas de ferrocarril, de diámetro un poco
menor, ajustadas de modo que cuando se colocaban sobre rieles, las ruedas
externas quedaban pendiendo En declives acentuados y terreno defectuoso
usaban los rieles siendo el coche sacado por hombres, o bueyes...30
29 Ibid.
30 Orville A. Derby. “Estudo sobre o Meteorito de Bendegó”, en Archivos do Museu Nacional.
Vol. 9. Rio de Janeiro, Museu Nacional, 1895, pp. 98-99.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
Hombres o bueyes. La frase corta de Derby aporta un indicio del sig-
nificado del trabajo pesado para la Comisión. También proporciona un
sentido algo dramático para esas imágenes. De hecho, los bueyes apare-
cen solo en las dos primeras imágenes que corresponden a la salida del
grupo del sertão. Pero el camino incluyó el paso por montañas y sierras,
áreas estrechas, con muchos árboles, o completamente accidentadas e
inundadas, donde los bueyes no podían pasar. En esos lugares, como las
imágenes atestiguan, el trabajo fue hecho por hombres.
Al analizar y relacionar las imágenes del informe y el comentario del
geólogo, comprendemos otro aspecto de esas fotografías. De hecho, las
imágenes muestran muchas aproximaciones con imágenes de los esclavi-
zados, hechas en haciendas de café o en pequeños poblados. Las prime-
ras imágenes de este tipo que circularon en Río de Janeiro aparecieron
en el álbum O Brasil Pitoresco (1861), de Charles Ribeyrolles e Victor
Frond. Las litografías, hechas a partir de las fotografías de Frond, rom-
pieron con la iconografía tradicional producida en la Academia Imperial
de Bellas Artes, que se basaba en exuberantes paisajes tropicales o en la
pintura histórica.31 Por el contrario, las imágenes realizadas por Frond
mostraban escenas de trabajo, tanto en la ciudad como en las haciendas,
donde los esclavizados eran los protagonistas, que salían a trabajar a los
campos, molían caña o pelaban la yuca. Tal vez por esto, las imágenes se
hicieron mucho más conocidas que el texto de Ribeyrolles, que fueron
reeditadas varias veces a lo largo del siglo. En la Exposición de Historia
de Brasil, organizada por la Biblioteca Nacional en 1881, varias litogra-
fías de O Brasil Pitoresco fueron expuestas.32 Tal vez en esta ocasión el
fotógrafo Marc Ferrrez vio Partida para Roça (figura 4) de Frond. Su
Partida para Collheita de Café com Carro e Boi (1885) (figura 5) tiene
varios aspectos en común con la imagen hecha por Frond. En ambas fo-
tografías, los capataces fueron representados aparte de los esclavos, para
hacer explícitas las relaciones de poder y subordinación.
El fotógrafo que acompañó a la Comisión de Bendegó ciertamente
conocía estas imágenes. Passagem no aterro do Rio Jacuricy, Passagem no
alto da serra do Acaru, Passagem do meteorito no Rio Jacuricy, entre otras
imágenes, siguen una estructura similar. Sin embargo, si Frond y Ferrez
buscan representar a un conjunto de esclavizados en el paisaje, el fotógra-
fo de Bendegó tiene intereses más concretos. Quiere dar protagonismo a
los ingenieros y, por supuesto, a la gran masa sideral que se suele colocar
31 Maria Antonia Couto da Silva. “As relações entre pintura e fotografia no Brasil do Século XIX:
considerações acerca do álbum Brasil Pitoresco de Charles Ribeyrolles e Victor Frond”, Fênix.
Revista de História e Estudos Culturais Vol. 4, Ano IV, N°. 2, junio de 2007, pp. 1-18.
32 Ibid.
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Figura 4. Victor Frond. “Partida para Roça/Le Départ pou la Roça”, publicado en Charles
Ribeyrolles y Jean-Victor Frond, O Brasil Pitoresco: álbum de vistas, panoramas, monu-
mentos. Rio de Janeiro, Tipografia Nacional, 1861, litografía, grabado n. 51. Disponible en
icon1113654_52.jpg (acceso el 27 de agosto de 2020).
Figura 5. Marc Ferrez. Partida para a colheita do café com carro de boi, c. 1885, 18 x 240
cm. Monocromática, Negativo de vidrio, Gelatina plata, Coleção Gilberto Ferrez/Acervo
Instituto Moreira Salles, Rio de Janeiro.
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Imágenes del traslado del meteorito “do Bendegó” de Bahía a Río de Janeiro...
entre los trabajadores. Los ingenieros siempre aparecen separados del
grupo de trabajadores para demarcar su posición y estatus social. Por eso,
el fotógrafo de Bendegó evita la vista panorámica del paisaje, presente
en las imágenes de Frond y sobre todo de Ferrez. Utiliza encuadres más
restringidos. Su interés es mostrar los personajes y el meteorito.
Las imágenes del Bendegó ponen en evidencia la técnica y el control
del territorio. Pero también representan la desigualdad. En las imáge-
nes colectivas, como por ejemplo Passagem do Meteorito no Rio Jacuricy
(figura 6), trabajo y jerarquía social se escenifican y son representados
en muchas ocasiones. Al frente, siempre uno o más ingenieros. Se des-
tacan fácilmente entre los demás: están siempre separados de los grupos
más grandes, generalmente colocados más cerca del fotógrafo. También
su indumentaria los destaca. Usan botas de montar, tienen una postura
confiada, muchas veces con el brazo apoyado sobre el meteorito.
Las imágenes colectivas tratan, de este modo, de los milagros de
la ingeniería y también de la invisibilidad: los ingenieros aparecen ele-
gantes y orgullosos. Detrás de ellos, mal vestidos -pantalones arriados,
ropas sucias y rasgadas-, aparecen los hombres en la faena cotidiana de
arrastrar aquella piedra descomunal. Ellos no tienen rostros. Sus rasgos
-sus características raciales- no podían ser percibidos en las imágenes
originales. Las imágenes de Bendegó promueven así una especie de
blanqueamiento de la Comisión. Las características raciales del grupo
no se explicitan. Los trabajadores no tienen raza, identidad o historia.
Son parte del escenario agreste, ora pedregoso, ora lleno de árboles.
Al querer delimitar lo que era considerado civilizado, o “científico”,
se determinaba también lo que estaba fuera de aquel ámbito, lo que era
bárbaro, “primitivo”, no civilizado.33 En el caso del Brasil del siglo XIX,
este proceso posee trazos aún más trágicos a causa de la esclavitud. En
este contexto, la ciencia era atributo de los ciudadanos del Imperio, que
eran hombres, blancos, con muchos recursos financieros y alfabetizados.
Desde la independencia, todo el resto de la población quedaba fuera
tanto del ámbito de la ciencia como de aquella parte de la población que
podía votar. Es decir, en el Brasil del siglo XIX, la ciencia y la ciudadanía
eran privilegios.
Las imágenes transmitidas en la prensa de la época, reproducidas
abundantemente en sitios y blogs aún hoy en día, traen así un dato
paralelo: la violencia. Violencia sobre los cuerpos que se doblan en el
trabajo que debería ser de los animales de carga. Violencia de la falta
33 Santiago Castro-Gómez. “Ciências Sociais, violência epistêmica e o problema da invenção
do outro”, en A colonialidade do Saber; eurocentrismo e ciências sociais: perspectivas
latinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, Colección Sur Sur, 2005.
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Figura 6. “Passagem no aterro do rio Jacuricy”, publicado en José Carlos de Carvalho .
Meteorito de Bendegó - relatório apresentado ao ministerio da agricultura, commercio e obras
publicas e a sociedade de geographia do Rio de Janeiro sobre a remoção do meteorito de
Bendengó do sertão da provincia da Bahia para o Museu Nacional. Rio de Janeiro, Imprensa
bitstream/doc/32/1/bendego-port%20ocr.pdf (acceso el 27 de agosto de 2020).
de identidad. Las fotografías de la Comisión, desde este punto de vista,
expresan, aunque sea de modo no programado -¿o tal vez sí?- las re-
laciones de trabajo propias de la sociedad de pasado esclavista y nada
“civilizada” del imperio. Ciencia y violencia se articulan así, en la historia
de uno de los más importantes “objetos” científicos del Museo Nacional.
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