Reseña libro: Benedit: Obras 1968-1978
BENEDIT: OBRAS 1968-1978
María Torres (coordinadora)
Buenos Aires, Fundación Espigas, 2020
288 pp.
William Schwaller1
La monografía de la Fundación Espigas sobre la temprana y prolífica
década de creatividad artística del inimitable Luis Fernando “Tatato”
Benedit es oportuna y muy bienvenida en el campo de la crítica y la his-
toria del arte contemporáneo. El libro cuenta con aportes de los histo-
riadores del arte, curadores y críticos Marcelo E. Pacheco, Mari Carmen
Ramírez, David Elliot, Agustín Díez Fischer y Daniel R. Quiles, todos
los cuales han demostrado extensos estudios sobre la carrera del artis-
ta. También contiene una cronología profunda detallada por Fernando
Davis y una bibliografía redactada por Victoria Lopresto. Además de
estos estudios rigurosos e interesantes, el libro consta de 124 repro-
ducciones bellísimas de obras realizadas entre 1968 y 1978, muchas de
las cuales se ubican fuera de la vista del público, en colecciones priva-
das, con excepciones notables de instituciones y museos públicos en la
Argentina, los Estados Unidos y Europa.
Esta colección de ensayos es un recurso increíble que esclarece esta
década prolífica de Benedit al detallar su transformación desde un pintor
autodidacta a un artista de “sistemas vivos” que integra nuevos medios,
principios científicos y seres vivos. El libro será una fuente importante
para lectores que deseen obtener entendimientos nuevos y reveladores
sobre su carrera temprana y para alumnos interesados en la historia de
las vinculaciones entre el arte argentina y las ciencias y tecnologías en la
segunda mitad del siglo XX. Cada ensayo ofrece una distinta mirada his-
tórica, teórica y analítica en términos específicos, un encomendamiento
que Díez Fischer y Ramírez proponen en sus textos.
El libro adelanta las investigaciones beneditianas ya establecidas en
la literatura y, a su vez, se enfoca en el trabajo pionero de Benedit en los
campos de tecnología, biología, cibernética y ecología. Está muy bienve-
nida la inclusión de su fundación como pintor autodidacta y sus pinturas
pop en las narraciones y el análisis de todos los autores, que al menos nos
hace recordar su involucración tanto en el medio de la “manzana loca” en
los sesenta como en el ámbito del arte experimental y el conceptualismo
del Centro de Arte y Comunicación (CAyC) en los setenta. El año
1 Temple University. tue63042@temple.edu.
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1968 fue un año decisivo en la carrera del artista en el cual desarrolló sus
obras de “sistemas vivos” como los expuestos en su muestra Microzoo en
la Galería Rubbers. Pero, dado que todos los autores analizan sus pintu-
ras figurativas desde su comienzo y las pop de mediados de los sesenta,
nos hace preguntar por qué el período que aborda el libro no empieza
en 1961 y se delimita de 1968 a 1978. Los años 1961-1968 todavía son
menos investigados, y espero que este libro y sus varias reproducciones
de obras antes de 1961 llame más atención a este período.
La monografía más reciente y profunda sobre Benedit fue publica-
da hace más de veinte años por el Museo Nacional de Bellas Artes de
Buenos Aires junto con una muestra retrospectiva en 1996, así que hace
tiempo que se debería haber publicado una nueva. El presente tomo de
Espigas presenta una bienvenida reformulación y actualización de la his-
toriografía beneditiana, ya que mucho ha cambiado en la historiografía
del arte latinoamericana desde los noventa, en particular en el estudio de
nuevos medios, la experimentación tecnológica y los conceptualismos
de los sesenta y setenta. Los presentes autores unen la historiografía de
los noventa con la de hoy. Elliot y Pacheco habían escrito textos para el
catálogo de 1996, y Ramírez, Quiles y Davis forman parte de un grupo
de historiadores comprometidos a redefinir los temas y renovar la meto-
dología para analizar los conceptualismos y experimentos tecnológicos
en América Latina desde los noventa para lectores en español e inglés.
La traducción al inglés de la presente monografía es fundamen-
tal para difundir la obra de Benedit a un público fuera del contexto
hispanoparlante, un gesto que se alinea con el CAyC, donde el di-
rector, Jorge Glusberg, escribió libros y gacetillas prolíficamente sobre
Benedit y el Grupo de los Trece, a menudo bilingües para hacer más
accesible el arte avanzada de Argentina a públicos internacionales a lo
largo de los setenta.2
Lo que sobresale de los textos presentes es la gran variabilidad de los
temas, técnicas y sujetos de Benedit a través de toda su carrera tanto
como lo que está abordado en el libro. A pesar de esa variabilidad, que
puede aparecer como una serie de saltos erráticos en sus medios, temas o
estilos, los autores de este libro tejen todas las obras de los años sesenta y
setenta en sus narraciones y análisis de formas muy convincentes.
2 Además de la presente monografía hay investigaciones recientes escritas en inglés que
abordan este período de Benedit, véase Mara Polgovsky Ezcurra. “The Future of Control: Luis
Fernando Benedit’s Labyrinths Series”, Post: Notes on Art in a Global Context, Museum of
luis-fernando-benedits-labyrinths-series/; y los dos textos de Daniel R. Quiles. “Trial and Error:
Luis Benedit’s Laberinto invisible,” Arara 10, 2010, pp. 1-5; y “Double Binds: Technology
and Communication in Argentine Art, 1965-1977”, en María Fernández (ed.): Latin American
Modernisms and Technology. Trenton, Africa World Press, 2018, pp. 235-264.
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En su texto, el curador e historiador Marcelo Pacheco pinta a Benedit
como “el artista más criollo del medio contemporáneo argentino” utilizan-
do la palabra “criollo” tanto literal como metafóricamente para establecer
una teoría del sincretismo del artista y del arte argentino.3 Es un sincretis-
mo que consume referentes extranjeros para transformarlos en obras ori-
ginales y locales. Aquí Pacheco revisa la teoría sincrética de la antropofagia
con una metáfora del artista como un rumiante, un animal que consume
y mastica repetidamente su comida, pintando el sincretismo argentino en
términos igualmente gastronómicos, pero con una atemporalidad cíclica.
En su uso del “criollo”, Pacheco reanima los conceptos del arte criollo o
neocriollismo que el mago, artista y astrólogo Alejandro Xul Solar elabo-
ró en las primeras décadas del siglo XX para calificar a la vanguardia en
Argentina. Según Pacheco, el criollismo de Benedit es un método utiliza-
do a lo largo de su carrera que refleja su “dialéctica creativa singular”.4 Una
sección interesante del texto con esta perspectiva estructural y dialéctica
considera el concepto de “focalización”, de Mieke Bal, para deconstruir los
tipos de la narrativa o “puntos de vista” utilizados dentro de cada serie dis-
tinta. La utilización de focalización por Pacheco pretende cuestionar “des-
de dónde hablan [las obras de Benedit], cuáles son sus disposiciones na-
rrativas, figuradas y artísticas”,5 una indagación en el tema de la narración
en la obra de Benedit que Pacheco empezó en 1996 en su texto “Entre la
ficción y la narración histórica”.6 El texto cierra con “dos referentes locales”
que presentan una lectura perspicaz de las amistades de Alberto Greco y
Vicente Marotta con Benedit. Estos referentes ofrecen mucho para fu-
turas indagaciones como el uso de seres vivos en la obra de Benedit en
relación con la obra anterior 30 ratas de la nueva generación, de Greco, o la
presencia de animales en los happenings de Minujín, entre otros.
El texto de Ramírez es una síntesis impresionante de la evolución de
los medios de Benedit (desde la pintura a las esculturas acrílicas con ani-
males vivos, y una vuelta a la acuarela, con la persistencia del dibujo du-
rante todo) y la evolución de sus alianzas estilísticas y discursivas (“de la
nueva figuración y las artes pop y povera hacia la propuesta de un arte de
sistemas”).7 La distinción entre el concepto local de un arte de sistemas y
3 Marcelo Pacheco. “Luis Fernando Benedit: un rumiante mundializado”, en María Torres
(coord.): Benedit. Obras 1968-1978. Buenos Aires, Fundación Espigas, 2020, p. 13.
4 Ibid., p. 15.
5 Ibid., p. 19.
6 Véase Marcelo Pacheco. “Entre la ficción y la narración histórica”, en Marcelo Pacheco (ed.):
Luis Fernando Benedit en el Museo Nacional de Bellas Artes. Obras 1960-1996. Buenos Aires,
Museo Nacional de Bellas Artes, 1996, pp. 155-160.
7 Mari Carmen Ramirez. “Noción paradójica de la imagen: Los ‘sistemas vivos’ de Luis
Fernando Benedit”, en María Torres (coord.): Benedit. Obras 1968-1978, op. cit., p. 52.
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el discurso de systems esthetics, de Jack Burham (que solo se refería al arte
de Europa y los Estados Unidos cuando fue escrito en 1968), es muy útil
e importante para investigadores del CAyC y sus muestras de los sesen-
ta. Ramírez hace esta distinción de los planos discursivos y estéticas. A
través de su análisis, el arte de sistemas local de Jorge Glusberg y el CAyC
funcionó para calificar a un movimiento heterogéneo, ideológico y obje-
tual en el mejor de los casos, mientras que fue un tipo de la apropiación
discursiva o un “tipo de relaciones públicas -una estrategia ‘de etiquetas’”
en el peor de los casos.8 Ramírez atribuye un bajo nivel de atención a
la obra de Benedit como una consecuencia de lo que considera el tra-
tamiento simplista de Glusberg, un “caudillo intelectual”, quien mono-
polizó la literatura beneditiana hasta 1996. Declara: “argumentaré que
las múltiples poéticas que se articulan en la obra de Benedit son mucho
más complejas de lo que la perspectiva glusberguiana -aguda, pero en
cierta forma, doctrinaria y cargada de intereses personales- nos llevaría
a creer”.9 Pero su texto logra mucho más. Hace un análisis abundante
de su biografía y su contexto transnacional (entre Argentina, España e
Italia) y propone yuxtaposiciones fructíferas con artistas de sistemas no-
tables, como Hans Haacke y David Medalla, mientras reitera el impacto
de la obra de Janis Kounellis. Además, la tesis principal de Ramírez
aborda la “noción paradójica de la imagen” de Benedit. Su texto enfatiza
el persistente compromiso con la imagen, especialmente su compromiso
al hacer imágenes y mantener la destreza en su obra durante el desarro-
llo de las esculturas cibernéticas de “sistemas vivos”. Desde la unión de la
imagen pintada con los animales “reales” y vivos de su muestra Microzoo,
en 1968, a los “dibujos analíticos” y las acuarelas de animales e insectos
robóticos en la mitad de los setenta, Ramírez identifica un “enfoque
neohumanista”, donde Benedit procura volver la imagen “a su estado
preicónico”.10 Este es un ejemplo de una interpretación matizada de que
Glusberg no se dio cuenta, según Ramírez.
David Elliot se especializa en la obra de Benedit desde ya hace mu-
cho tiempo. Como curador, incluyó a Benedit en la muestra Art from
Argentina 1920-1994, en el Museo de Arte Moderno en Oxford en
1994, y el artículo “Del viaje del Beagle” en el catálogo ya citado de
1996. Como los otros autores, Elliot logra ambiciosamente tejer las se-
ries distintas de Benedit en una visión que presenta cinco secciones más
o menos conectadas que entablan un diálogo con la obra a partir de re-
ferencias poéticas y metafóricas. Una sección, “El elefante en el living”,
8 Ibid., p. 50.
9 Ibid., p. 31.
10 Ibid., p. 32.
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describe la cronología de la persistente “penetración de la política en
todos los aspectos de la sociedad y la cultura argentinas”.11 Esta sección
podría ser superflua para lectores argentinos y latinoamericanos, pero
resume concisamente la historia política de la primera mitad de la vida
de Benedit, que podría ser de utilidad para aquellos menos familiari-
zados con la historia (del arte) de Argentina. El alcance y la síntesis de
cada uno de los textos de Pacheco, Ramírez y Elliot, quienes intentan
unir, narrar o tejer una teleología con toda la obra de Benedit entre
1968 y 1978, es impresionante, pero podría dejar a lectores deseando un
análisis profundo de solo una obra o una serie.
Daniel R. Quiles avanza su ya citado análisis crítico de Benedit y su
involucración con nuevos medios en un texto breve pero lúcido y foca-
lizado en el desarrollo de los principios cibernéticos en la Argentina.
Quiles presenta un análisis perspicaz sobre las obras tempranas (desde
las pinturas pop y los bocetos de animales mecanomorfos hasta los dibu-
jos hechos con computadoras de la muestra Arte y cibernética y las series
de laberintos y “sistemas vivos”) y la introducción de varios conceptos
cibernéticos en cada uno. Su texto describe dos etapas en el desarrollo
de la cibernética en el arte argentino (antes y después de la fundación
del CAyC en 1968) que ofrece una revisión de la década de los sesenta
en la cual la cibernética nos obligaba repensar obras ya icónicas y otras
menos investigadas. Esta historia fascinante ruega una investigación
más profunda, que continúe sintetizando los discursos tecnológicos y
científicos, como la cibernética, con la rica historia del arte argentino
contemporáneo, y que refleje sobre los temas fundamentales para este
período, como la política, el internacionalismo y la globalización y la
identidad argentina o latinoamericana.
Fernando Davis ha escrito una cronología rica sobre la carrera de
Benedit entre 1961 y 1978, añadiendo un contexto merecido a los pri-
meros siete años de actividad artística. La cronología es un recurso de-
tallado escrito en una forma expositiva. Está lejos de una mera lista de
datos. Cuenta con muchas citas del artista y otros curadores, críticos y
colaboradores y está llena de información contextual sobre muestras e
instituciones importantes. Efectivamente este artículo es una antología
breve de textos y citas sobre Benedit, una colección que será útil y fruc-
tífera para investigadores. Igual de importante y útil para investigadores
es la documentación detallada de Davis sobre cuáles obras notables fue-
ron exhibidas en sus muchas muestras individuales y colectivas.
11 David Elliot. “Dibujos en las arenas del tiempo. Poética y política en la obra de Luis F.
Benedit”, en María Torres (coord.): Benedit. Obras 1968-1978, op. cit., p. 70.
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En general los capítulos del libro están llenos de detalles y refe-
rencias fascinantes e introducen nuevas metodologías para abordar la
obra de Benedit que, sin duda, generarán más preguntas e indagacio-
nes para lectores e investigadores. Por ejemplo, los textos de Ramírez
y Pacheco están llenos de información y análisis pertinente que desa-
rrollan las bases para un análisis ecocrítico de la obra de Benedit, o al
menos algunas series. Un paso en esta dirección es la investigación de
Jens Andermann en su libro de ecocrítica recién publicado, Tierras en
trance. Allí Andermann aborda los laberintos de Benedit y la noción de
“la naturaleza como campo de despliegue de tecnologías de la vida y de
la administración de lo viviente”.12 Todavía la ecocrítica y los estudios
críticos animales son dos metodologías que podrían proveer investiga-
ciones más profundas en el uso de los animales por Benedit o las im-
plicaciones de un arte dedicado al paisaje tanto en términos de género
artístico como un campo de la ecología política. Podemos mencionar
más, pero esto es un signo del espacio amplio para más investigaciones
nuevas y renovadas en los experimentos radicales de Benedit en el cam-
po de la tecnología, la ecología y el arte vivo, sin mencionar las décadas
de trabajo fascinante después de 1978.
12 Véase Jens Andermann. Tierras en trance: Arte y naturaleza después del paisaje. Santiago
de Chile, Ediciones metales pesados, 2018, p. 397.
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