La historia conceptual, o Begriffsgeschichte, uno de cuyos desarrollos centrales se ha desplegado bajo la forma del análisis crítico de los conceptos políticos fundamentales, ha sido originariamente pensada sobre el plano teórico y al mismo tiempo puesta en práctica a través de investigaciones eruditas, por historiadores de lengua alemana, en el surco abierto por la hermenéutica contemporánea (Heidegger, Gadamer) y en conjunción con la reacción al historicismo. Está indisolublemente asociada, en primer lugar, a los nombres de Otto Brunner y Reinhart Koselleck.

 

En el estudio de los conceptos y términos del léxico político, las premisas de la Begriffsgeschichte permiten de-terminar el periodo moderno de la política, que coincide con la época del Estado y del ius publicum europaeum.

Esta época se acerca ahora usque ad terminum. La globalización parece haber puesto fuera de juego en una gran parte del mundo, el Estado y con él lo que encarnan conceptos como soberanía, individuo, representación, democracia, a través de los cuales, en la modernidad tardía europea, de la segunda mitad del siglo XVII a principios del XIX, se organizó la experiencia estatal y constitucional de la política. Utilizamos el término «europeo» por comodidad, sin olvidar las diferencias conceptuales internas del viejo continente, eso que Herzen, un pensador ruso del siglo XIX llamaba «las distintas álgebras históricas en Europa». Tomar así consciencia de la historicidad, identificando la génesis de la política moderna, permite reconstituir la alteridad del pasado y evitar la práctica común de analizarlo a través de categorías y conceptos propios del ordenamiento jurídico-político de la modernidad tardía. Se expandió y cobró fuerza en otros países, al principio como disciplina auxiliar de la historia social, antes de transformarse rápidamente en hoja de ruta –en la Argentina, Australia, Brasil, Colombia, Chile, España, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Israel, México, Portugal, Reino Unido, Rumania, Rusia, entre otros países– para estudios de filosofía política, de historia del derecho y de historia política, de derecho constitucional y de historia de las constituciones, mientras que manifestó igualmente su potencialidad heurística en el diálogo con las ciencias vecinas –sociología, economía, antropología–. Esta expansión se acompaña de debates teóricos intensos reflejando premisas teóricas a veces difícilmente compatibles y de una actividad federadora expresada por los Congresos anuales internacionales del History of Political and Social Concepts Group (HPSCG) y la publicación del Contributions to the History of Concepts.

En el estudio de los conceptos y términos del léxico político, las premisas de la Begriffsgeschichte permiten de-terminar el periodo moderno de la política, que coincide con la época del Estado y del ius publicum europaeum.

Esta época se acerca ahora usque ad terminum. En una gran parte del mundo, la globalización parece haber puesto fuera de juego al Estado y con él lo que encarnan conceptos como soberanía, individuo, representación, democracia, a través de los cuales, en la modernidad tardía europea –de la segunda mitad del siglo XVII a principios del XIX–, se organizó la experiencia estatal y constitucional de la política. Utilizamos el término "europeo" por comodidad, sin olvidar las diferencias conceptuales internas del viejo continente, eso que Herzen, un pensador ruso del siglo XIX llamaba «las distintas álgebras históricas en Europa». Tomar así consciencia de la historicidad, identificando la génesis de la política moderna, permite reconstituir la alteridad del pasado y evitar la práctica común de analizarlo a través de categorías y conceptos propios del ordenamiento jurídico-político de la modernidad tardía. 

Si Conceptos Históricos se sitúa en el surco abierto por la Begriffsgeschichte alemana, su especificidad reside sin embargo en el estudio de la génesis, de la lógica y de las aporías de los conceptos modernos. El campo de la investigación es entonces extenso: labor teórica, trabajo sobre las fuentes, nacimiento de las ciencias sociales, nuevas formas de la política… Es desarrollando en esta dirección la Historia conceptual, desde el conjunto o en el cruce de las ciencias huminas y sociales, que se puede poner en evidencia los límites y la incapacidad de los conceptos modernos a la hora de comprender nuestra contemporaneidad y a la vez liberar la imaginación para pensar otras posibilidades de ordenamiento jurídico-político. En estas entran, entre otras, lo que la pretensión universalista de la modernidad europea impide que surja en otras regiones del planeta, es decir aquello que llevaría a imaginar de manera diferente  las relaciones políticas y sociales, o sea lo común entre los humanos.