Cuarenta años después de Vigilar y castigar, La sociedad punitiva demuestra que con el concepto de disciplina, Foucault pretendía proponer una genealogía de la sociología y, en particular, del programa durkheimiano. Rechazando una concepción del derecho como manifestación de exigencias inmanentes a la consciencia colectiva, este autor considera a la moralización de la penalidad como una estrategia desarrollada en el siglo XIX por una burguesía preocupada de protegerse contra los nuevos ilegalismos suscitados por las transformaciones de la propiedad capitalista. Tomando como hilo conductor la confrontación con el evolucionismo sociológico que se encuenta en la base de la historia de la penalidad reconstruida por Foucault, este artículo se propone poner en evidencia los beneficios que se obtienen al utilizar el método arqueológico de disolución de las continuidades históricas, pero también las aporías con las que se topa la genealogía para rendir cuenta de la formación de los sujetos políticos modernos, no ya a partir de las formas de solidaridad, sino a partir del principio de una guerra civil subyacente a la sociedad.